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Política

2020: Revilla, AP y Evo

“Estallidos como los del hemisferio continental pueden ocurrir en el país en cualquier momento, pero la coyuntura no se muestra propicia”.

Juan Carlos Tafur
Juan Carlos Tafur

¿Qué se viene el 2020? Será, al parecer, un año menos turbulento, pero aún indescifrable en algunos escenarios del Ejecutivo, el Congreso y la calle.

Ejecutivo: no se avizora una mejoría en el desempeño del gobierno. La crisis Petrozzi, la demora del presidente en resolver el asunto Edmer Trujillo y la tardía reacción en el affaire Revilla (debieron darle su respaldo político o pedido su renuncia prontamente) ratifican que no debemos esperar un Vizcarra reloaded el año entrante. La impericia seguirá siendo la moneda común.

Probablemente, cambien un poco los términos cuando se instale el nuevo Congreso, pero de mantenerse la misma medianía es previsible que seamos testigos de un gobierno atravesado por múltiples minicrisis y con las defensas muy bajas para atender una eventual crisis mayor. El 2020 apreciaremos la continuidad de la transición a la moqueguana, dominada por los círculos más estrechos de influencia del régimen, sin mayor capacidad de gestión y de operatividad política.

Legislativo: será un Congreso fragmentado, sin una mayoría predominante. En esa medida, más allá de la voluntad particular de sus integrantes, es muy probable que sea un Congreso menos hostil que su predecesor en relación con el Ejecutivo. No debe esperarse, sin embargo, una mejora en la calidad individual de los congresistas. Probablemente se repita el mismo estándar del Congreso disuelto, con sus conocidos altibajos.

La gran incógnita es la bancada de Acción Popular, la que según todas las encuestas será la bancada mayoritaria. Todos sus integrantes son novatos, partidarios de bases. Si predomina el sector Vitocho, es probable que elijan la estrategia de confrontación con el Ejecutivo; si predomina el sector Mesías, el escenario previsible es el de colaboración con el gobierno central.

Queda aún por ver si el APRA, Solidaridad Nacional y Juntos por el Perú (en la izquierda, el Frente Amplio vaticina un mejor resultado) pasan la valla. Del desenlace que tengan los dos primeros dependerá la eventualidad de que Fuerza Popular logre galvanizar un gran frente opositor. Resulta claro también que las izquierdas en el Congreso, antes que jugar el papel de sostenedores de la gobernabilidad de Vizcarra, utilizarán el recinto legislativo para colocarse en mejor pie para el 2021.

Calle: habrá un reverdecer de los conflictos “tradicionales” (sindicales o sociales), dado el año electoral. Siempre se acrecientan en tales fechas. Cabe consignar, sin embargo, el reporte de una significativa disminución de los mismos en el sur andino luego de la salida de Evo Morales de la presidencia en Bolivia. Tarea a investigar. Si se confirmase algún vínculo operativo, es dable esperar, entonces, no solo un decrecimiento conflictivo sino también una afectación electoral de las izquierdas en esa región tanto en el 2020 como en el 2021.

Estallidos como los del hemisferio continental pueden ocurrir en el país en cualquier momento, pero la coyuntura no se muestra propicia. Lo único que podría detonar algo parecido es la aparición de una denuncia de corrupción probada del presidente o alguien de su entorno.

-La del estribo: muy recomendable la serie italiana conformada por la trilogía 1992, 1993 y 1994, que narra el proceso de Mani Pulite (Manos Limpias) y el ascenso de Silvio Berlusconi. Detalla, de modo ejemplarizador, cómo las mafias políticas y empresariales se dan la mano para tratar de derrotar el proceso anticorrupción. Como acá. Encuentre la serie en su proveedor favorito.

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