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Política

Jorge Sanjinez: El combatiente peruano del Día D

Tributo. Moqueguano que luchó en la Segunda Guerra Mundial fue condecorado en Pucallpa, a sus 102 años, por el Gobierno peruano con la Medalla Cruz de Guerra al Valor. Participó en la campaña de Normandía y en la liberación de Bélgica y Holanda.

Por: Óscar Chumpitaz C. - Enviado especial a Ucayali

Vio la muerte de cerca, el dolor de la historia y el terrible sufrimiento que la Alemania nazi le hizo sentir a sus víctimas durante la Segunda Guerra Mundial. Pese a todo ello, el peruano Jorge Sanjinez Lenz asegura que es feliz, y que a sus 102 años quiere enseñarle a los jóvenes que todo se reduce a “dar” más que a “recibir”.

Don Jorge, último sobreviviente latinoamericano y héroe de ese conflicto militar, fue condecorado ayer en Pucallpa por el Gobierno peruano con la Medalla Cruz de Guerra al Valor, en el grado de Honor.

El 19 de agosto había sido invitado de honor en Francia, al conmemorarse el 75 aniversario del Desembarco de Normandía, hazaña donde en 1944 participó como voluntario del ejército belga, con el cuarto pelotón de la Brigada Pirón.

“Viví la guerra, terrible”

Ayer, cuando hablamos con el sargento Sanjinez, a quien encontramos en su silla de ruedas, algo encorvado y con la respiración entrecortada, parecía un hombre débil. Pero al empezar a hablar se transformó: abrió grande los ojos, agitó sus manos y uno terminó envuelto en sus historias de guerra.

Recuerda que a sus 26 años desembarcó en la playa de Arromanches, en la costa florida normanda. Las fotos de la época y su rostro sin arrugas contrastan con su edad. La sala de la base naval, en Pucallpa, está llena de fotos, diplomas, medallas. Son documentos históricos.

“Viví la guerra y eso es terrible. Tomé tantas decisiones, y sobreviví. No creo en la suerte, pero parece que hay que tenerla”, nos dice con una sonrisa.

Luego agrega: "A pesar de todo lo que se sufre no hay que odiar a nadie. El odio es una enfermedad. Destruye primero a tu enemigo, pero a ti también”.

Estuvo en el Día D

También resalta el valor de la solidaridad, el sacrificio y la ayuda a los otros. “Uno va a la guerra a matar o a morir. Pero hay más placer en dar que en quitar”. Esa fue la enseñanza de su madre y aún la recuerda hoy, como una ley.

"A mi padre no lo conocí. Cuando tenía 12 años mi madre me dijo: ‘Anda corre por el mundo, ya estás preparado’. Tomé valor y me fui, entonces aprendí que lo que das tiene su recompensa. Si no das nada, no recibes nada”, señala con lucidez.

La épica de su edad parece un detalle más de su vida de novela. “El peligro era continuo: fue una guerra deshumanizante. No condujo a nada”, nos dice. “Basta de conflictos, es mejor dialogar”, agrega.

Y es que, según recuerda con su gran memoria, cruzaron el canal por aire y por mar hacia las playas de Normandía. En la invasión anfibia más grande de toda la historia, casi 7.000 embarcaciones y 1.500 aviones dieron apoyo a los 156.000 soldados de las fuerzas aliadas que cruzaron desde Gran Bretaña hacia cinco playas en Francia, hace 75 años, el 6 de junio de 1944. Ese fue el Día D.

Entre ellos había seis peruanos. Hoy, solo don Jorge Sanjinez está con vida.

También un puñado de veteranos en el mundo sobrevive para recordar cómo fue arrojarse desde barcazas en playas heladas para avanzar con el agua hasta el cuello hacia las playas entre hileras de francotiradores alemanes y ametralladoras, sembradas de minas y cuerpos, y alambres de púa.

Las fotografías de la época muestran a los soldados nerviosos esperando su turno con las mandíbulas apretadas y los ojos brillantes para ofrecer una definición de coraje en sí mismo.

Así se marchó a la guerra

Don Jorge nació el 24 de enero del 2017 en Moquegua y a los 12 años se fue a Lima. En 1942 se enteró de que la Embajada de Bélgica buscaba soldados para ir a la guerra y decidió alistarse.

Integró la Brigada Pirón que estaba bajo el mando británico y contaba con 2 mil hombres que hablaban 33 idiomas. Sanjinez perteneció al cuarto pelotón y su misión fue realizar la ‘limpieza’ de toda la costa francesa hasta Bélgica.

En 1944 participó en la liberación de Cabourg, Deauville y Honfleur (Francia), así como Bruselas. En el 2017 el Gobierno francés le otorgó la Legión de Honor en el grado de Caballero, la máxima distinción de ese país. Toda una leyenda.

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