Política

Roberto Herrscher: Jair Bolsonaro y Donald Trump viran entre la ultraderecha y el fascismo

Mirada. Periodista Herrscher habla sobre el surgimiento de líderes populistas en el mundo y América del Sur. Asimismo, se refiere a los retos que deben asumir los periodistas y el cuidado que se debe tener con la información que se publica en la era digital.

José Víctor Salcedo

La vida de Roberto Herrscher está marcada por diez palabras. Cada una resume un episodio de su vida. “Son como objetos que guardamos en la memoria”, dice el periodista, escritor y docente.

'Goleta' es una de esas palabras que guarda en la memoria. Le recuerda a aquel velero de madera, construido en 1927 y bautizado como Penélope, que lo llevó a la guerra de Las Malvinas en 1982, cuando apenas tenía 18 años. Una experiencia que marcó su juventud e inspiró su primer libro: Los viajes del Penélope.

Estuvo cinco años en Costa Rica, luego en España, Estados Unidos, y ahora lleva tres años en el país Mapocho donde es director de la Escuela de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado de Chile.

A Roberto Herrscher lo maravillan los tangos, porque en sus letras se cuentan historias. ‘Antiguo reloj de cobre’ es su favorito. El fin de semana estuvo en Cusco donde dictó un taller de ocho horas en dos días como parte de la VI Feria Internacional del Libro. En esta entrevista reflexiona sobre política y periodismo.

Además del tango, ¿qué otra cosa lo maravilla?

El tango es mi música, la que siento que me hace vibrar. Hay un instrumento musical que me gusta. Para algunos puede ser la quena, arpa o violonchelo, y para mí es el bandoneón, que habla como hablamos los argentinos. Me maravillan las historias bien contadas, me gustan los artistas que hacen cine, teatro, los pintores.

¿Diría que en este momento Argentina es un tango triste?

Sí. No terminamos de salir (de la crisis). Nos costó mucho recuperar la democracia, mucha gente murió por ello, porque pueda haber elecciones y no gobierne un general golpista, sino alguien elegido por el pueblo. Estamos a las puertas de una elección donde la mayoría va a elegir por descarte, a alguien que no termina de gustarles, para que no vuelva el otro que les parece mucho peor o para que no llegue uno que les parece un desastre.

¿El brote del populismo o liberales radicales en América del Sur amenaza la democracia?

Antes de seguir quiero decir que cada uno es experto en lo suyo. Yo respeto muchísimo a los politólogos, historiadores y sociólogos a quienes tendrías que preguntarles esto (...) Dicho esto, sí siento que este es un momento muy complicado. Nos parecía que había un flujo y reflujo entre una cierta derecha y una cierta izquierda, pero eso cambió con el surgimiento de líderes que en algunos casos han llegado a la presidencia como (Jair) Bolsonaro, Donald Trump, Boris Johnson con el brexit en Inglaterra, y en otros países no han llegado todavía y ojalá que nunca (lo hagan). No llamaría liberales ni neoliberales y en ningún sentido liberales a esta gente que vira entre la ultraderecha y el fascismo.

Sobre periodismo

¿Qué es y qué no es periodismo narrativo?

Contar historias que no sean ciertas, que no sean relevantes, no es periodismo narrativo. Lo primero que se debe hacer es centrarse en echar luz mediante lo narrativo en problemas y asuntos de interés público y hacerlo con la verdad. Utiliza las riquísimas herramientas de la literatura y de las artes para que con estructuras creativas, uso de palabras, metáforas y juego verbal, no llevar a los lectores a que digan “qué bien escribe este”, sino “ahora entiendo mejor lo que me quiere contar”. Eso es para mí el periodismo narrativo.

¿Sigue siendo el periodismo narrativo, como escribe en su libro, ‘una cenicienta sucia y zarrapastrosa sometida a las burlas y menosprecio’?

A partir de los talleres de la Fundación Nuevo Periodismo y de cursos sobre cosas que tienen que ver con periodismo narrativo hay muchos periodistas que quieren hacer crónica, perfiles y reportajes narrativos. Hay alguien que yo conozco desde que nadie la conociera, la cronista Leila Guerriero. Es alguien que representa esta idea de encontrar la propia voz, no perderse en una voz anónima sin estilo, sino hacer dos cosas a la vez: hacer periodismo para contar la verdad y encontrar la propia voz.

¿Le molestan aquellos periodistas dedicados a dar primicias y pontificar en vez de contar historias?

Si la primicia es algo no chequeado y sin relevancia pública, sí me molesta. Hay muchos casos en los que el periodista que estaba investigando algo no lo publica porque no lo había terminado de revisar, y otro se adelanta. Al final la noticia era cierta, pero el que lo publicó primero era el que no la chequeó. Los periodistas tenemos que parecernos más a un arquero que a un goleador. El goleador tira 40 veces, la mitad se va lejos del arco, pero mete un gran gol y esa es la escena viral que todo el mundo retuitea. El arquero ataja todo bien y una vez comete el error y le meten un gol, y esa es la escena que todo el mundo va a recordar. Los periodistas tenemos que ser cuidadosos y tratar de que no nos metan ningún gol.

¿Qué defectos debemos superar para hacer buen periodismo?

Debemos ser más humildes, pensar más en el público y en sus cambios, aprender a tener un diálogo con nuestros lectores, ser creativos y estar atentos a las distintas formas de contar.

Usted recomienda "pasar de las fuentes a los personajes y de las declaraciones a las escenas".

Sí. Contar las historias con las declaraciones es como los legajos de un juicio, es como la sentencia de un juicio. Es una forma jurídica de contar más que una narrativa. En cambio, las escenas colocan al lector en el lugar y le permiten entender qué de lo que está pasando es algo con lo que pueda identificarse.

Le traslado una pregunta que le hicieron a Ryszard Kapuściński. ¿Qué tendencias vislumbra en el periodismo actual, tomando en cuenta las diferencias entre el reportero de calle y el reportero de internet que hace su trabajo desde casa?

El que no sale a la calle no es reportero. En realidad, el reportero de internet es un refritero. En Argentina llamamos refrito al que toma cosas ya publicadas por otros y lo vuelve a escribir. En ese sentido, eso es una catástrofe. Hay que salir, ir a la calle, hay que oler lo que pasa.

¿Cuál es el principal reto que enfrenta un periodista en esta nueva era de la información?

Primero, no mentir, no engañar, no ser un rehén de los likes. Siempre los escándalos de los ricos van a dar más likes que la explicación de por qué no funciona la salud pública. Segundo, no volvernos irrelevantes, ahora que hay una inundación de falsas noticias, intrascendentes, mentirosas, chismes. Seguir siendo periodistas y no ser irrelevantes.

¿Las fake news y el fenómeno de la posverdad son las nuevas amenazas del periodismo?

Las fake news no son entes, no son gente, la amenaza al periodismo es el poder que arriesga la vida del periodista. La amenaza peor es que vengan con una pistola y te maten o te secuestren y te torturen y con eso silencien a los demás. Antes las dictaduras y mafias trataban de cometer sus atrocidades fuera de las cámaras, por eso que los desaparecidos están desaparecidos, no hay fotos ni videos de cómo torturaban. Lo querían hacer a oscuras. Ahora matan en público, a la vista del periodista y matan al periodista. Triunfan las noticias falsas cuando no hay noticias verdaderas.

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