Hambre y mentira, por Eliana Carlín

Si la evidencia se tuerce, como es lo que busca hacer Dina Boluarte presentando cifras maquiladas de pobreza, ¿cómo se justificará la ejecución de políticas contra la pobreza?, ¿cómo se mejorará la focalización de los programas sociales? 

Sin ánimo de poner por encima el pesimismo en este inicio de año, durante el año 2024, más de 17 millones de peruanos pasaron hambre de acuerdo al último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). De acuerdo al organismo especializado, en las zonas rurales la situación de hambre es más grave que en las zonas urbanas. Pese a esto, en Lima Metropolitana, el 39.5% de los hogares se encuentra en situación de inseguridad alimentaria. En el mes de marzo del 2024, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) informó que el 43.1% de niños padece de anemia.

En este terrible marco, el 2025 ha sido denominado por el gobierno como el “Año de la recuperación y consolidación de la economía peruana”. Eso viene de la mano con una iniciativa muy audaz de parte del Gobierno, que está pretendiendo imponer la forma en que se mide la pobreza multidimensional en el Perú. Esta competencia es del INEI, pero este gobierno mediocre ha emitido un Decreto Supremo, en donde quien asume esta competencia es el MIDIS, encabezado hoy por el Ministro responsable de alimentar con carne de caballo a los niños del Perú. Esta forma que pretenden imponer no solo es antitécnica, deja por fuera indicadores importantes como la anemia infantil en el Perú, la inseguridad y la calidad de los servicios públicos, sino que además obedece evidentemente a fines políticos.

Esto no solo es grave porque el gobierno pretende lavarse la cara en su infinita mediocridad, sino que dejarán una herencia de más hambre y muerte en el país, sobre todo entre los más pobres. En políticas públicas, para poder tomar decisiones se requiere evidencia. Si la evidencia se tuerce, como es lo que busca hacer Dina Boluarte presentando cifras maquiladas de pobreza, ¿cómo se justificará la ejecución de políticas contra la pobreza?, ¿cómo se mejorará la focalización de los programas sociales? Si se trata de maquillajes o cirugías, al parecer la señora Boluarte no se conforma con su cara, sino que quiere arrastrar a los programas sociales a su lógica de gobierno de “No me interesa así se perjudiquen diez mil, cien mil personas”. Avisados estamos.