Ministros que quieren irse, ¿o no?, por Mirko Lauer

 Lo que estamos viendo ahora tiene un aroma a desafío frente a Palacio. No solo busca mostrar autonomía, “yo solito me renuncio”, sino además apunta a un apoyo oculto que no se puede revelar. 

Ya un segundo ministro, Julio Demartini del Midis, ha declarado que, si de aquí en adelante las cosas no van como él dice, va a renunciar. Parece que está parodiando a Juan José Santiváñez, quien ofreció irse si sus estados de emergencia no funcionaban (no están funcionando). El de Interior sigue allí, a pesar del fracaso de la iniciativa. A Demartini, un escándalo no lo va a sacar.

¿Por qué tanto “paso al costado” si el suelo está parejo? Pero es que el suelo no está realmente parejo, sino movido. Debemos asumir que Dina Boluarte está molesta con una mayoría de sus ministros, los que le traen problemas y ninguna solución. Entonces, quizás esos ministros se pre-renuncian, en previsión de lo peor. Con el año a punto de cerrar, el rumor de cambios en el gabinete crece.

A la vez, esa aparente vocación de renuncia significa que, como ministro, en lo político puedo decir cualquier cosa sin que ello me comprometa. Como José Arista, del MEF, que al entrar al cargo declaró débil al gobierno, para luego volverse aún más débil que el gobierno. Acaso las profecías de renuncia también significan que a la gente le gusta que se vayan estos ministros.

En verdad, quien va a renunciar por fallas en su gestión no lo pregona a los cuatro vientos. Lo que estamos viendo ahora tiene un aroma a desafío frente a Palacio. No solo busca mostrar autonomía, “yo solito me renuncio”, sino además apunta a un apoyo oculto que no se puede revelar. En el caso de Demartini, podría ser el Congreso, que lo acaba de perdonar, con latas podridas y todo.

¿Cómo está la cuestión de la evaluación y cambio de ministros? Si este fuera un gobierno ordenado y conducido por la eficiencia y la capacidad, entonces cada ministro respondería solo por su propia cartera. Pero aquí, en el fondo, hay una suerte de amplia culpa compartida. En otras palabras, nadie se va realmente por sus propias culpas o se queda por sus propios méritos.

Lo que está permitiendo autorenunciarse es que, si bien Boluarte quiere resultados, no parece haber mucha presión para ocupar cargos en el gabinete. Sus búsquedas se están concentrando en antiguos viceministerios. En el reemplazo de Rómulo Mucho ha tenido suerte. Ojalá que le dure en la tormenta minera que quizás se viene.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).