En el Perú existe una moratoria para el uso de cultivos transgénicos hasta el año 2035. Entre quienes defienden esta posición afirman riesgos en materia agrícola, ambiental y de salud. Sin embargo, varios de sus argumentos en salud distan de tener un asidero en evidencias científicas y se asemejan a las discusiones con fakenews que tuvimos en la pandemia con los antivacunas.
En este caso vamos a hablar específicamente sobre salud, sobre temas de biodiversidad y agricultura recomiendo revisar este artículo sobre los falsos dilemas entre transgénicos y biodiversidad en el Perú. Esta discusión la deben abordar los especialistas en la materia y basados en evidencias más que en activismos.
El 2024 se cumplen 30 años desde que el primer producto agrícola transgénico estuvo a disposición para consumo humano, eran tomates que tardan más en ablandarse y madurar, luego se hicieron modificaciones al maíz, soya, algodón, entre otros, y más recientemente trigo e incluso arroz con precursores de vitamina A. El desarrollo de organismos genéticamente modificados (OGM) en cultivos busca mejorar ciertas características, ya sea por su resistencia a plagas, incrementar su producción, tener mejor resistencia al cambio climático y estrés hídrico o agregarle características funcionales (mayores beneficios en salud).
Los opositores a esta tecnología argumentaban que este tipo de alimentos generaban cáncer, pero en estos 30 años no han podido demostrarlo, además, estudios que lo sugerían fueron luego retractados (retirados por encontrar algún problema metodológico, de conclusiones o de fraude), al igual que ha sucedido en pandemia con estudios para ivermectina y covid, dióxido de cloro o los usados por antivacunas.
Al no tener fundamento en su relación con cáncer, ahora refieren que los cultivos transgénicos son lesivos para la salud por estar relacionados al uso de pesticidas. Sin embargo, el problema no es el cultivo transgénico en sí, sino el uso de agroquímicos que sí tienen un riesgo conocido para la salud y lamentablemente se usan en forma extendida tanto para cultivos transgénicos como convencionales en todo el mundo y en el Perú también.
De hecho, el uso de pesticidas en Perú es un problema de salud pública y aquí no cultivamos transgénicos. Recientemente Salud con Lupa encontró que más del 50% de frutas y verduras compradas en supermercados de Lima tienen presencia de diversos pesticidas. Adicionalmente el uso mayor de plaguicidas en cultivos transgénicos está relacionado con un tipo de OGM (aquel que es resistente a herbicidas), y no en todos los demás.
Hoy consumimos alimentos procesados que contienen soya o maíz transgénica, y usamos medicinas que son productos de OGM como la insulina recombinante. Además, para que un OGM cultivable sea autorizado para comercialización requiere una evaluación de su seguridad en salud por entidades regulatorias como la FDA en Estados Unidos y la EFSA en la Unión Europea.
Un problema mayor es que el Perú no desarrolle las capacidades biotecnológicas para generar y probar organismos que nos ayuden a enfrentar los retos locales de la falta de agua, cambios de temperatura, altitud y demás que nos permitan hacer a nuestra agricultura más competitiva y suficiente para los retos climáticos de los próximos años.
Lima, 1981. Director de Investigación de la Universidad Científica del Sur. Médico sanfernandino, investigador RENACYT, docente universitario, editor científico, acuarófilo, papá gatuno y compañero de vida de Daniel. Cuenta con más de 100 publicaciones científicas en Scopus, miembro del Comité de SciELO Perú.