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Los tres temas de la actual cuestión agraria, por Fernando Eguren

“Los reiterados reclamos del Ejecutivo para que el Congreso apruebe una ley de reforma agraria no parecen ser sino una maniobra para hacer creer que están haciendo algo”.

Presidente del Centro Peruano de Estudios Sociales

La cuestión agraria en la actual coyuntura gira alrededor de tres temas: la crisis agroalimentaria, la segunda reforma agraria y el caos institucional.

Sobre la crisis agroalimentaria hay informaciones contradictorias desde el mismo gobierno. Aníbal Torres, primer ministro, declaró hace unos meses que: “La inseguridad alimentaria es mundial, se dice que va a haber una hambruna general. Pero el Perú no va a sufrir de eso, porque vamos a tomar todas las medidas a fin de que eso no ocurra”. Entre estas medidas, mencionó la compra de urea (lo que aún no ha ocurrido, luego de 3 intentos frustrados). En sentido contrario a la declaración del Torres, y a propósito del Día de la Alimentación, el propio presidente Castillo suscribió, en su mensaje oficial, la información de la FAO según la cual la mitad de la población peruana –¡16 millones de personas!– está en situación de inseguridad alimentaria moderada y grave. Estas posiciones contradictorias entre las dos principales autoridades políticas del país llevan a desconcierto y confusión tanto a los agricultores como a la opinión pública, e impiden al propio gobierno definir una clara estrategia para enfrentar la crisis.

El segundo tema es el de la segunda reforma agraria. El nombre le queda bastante grande a una relación de propuestas bastante convencionales y desarticuladas. La mayor parte han estado ya planteadas, además, en normas como la ley 30355 de Promoción y Desarrollo de la Agricultura Familiar, del año 2015. El problema es que no ha habido voluntad política para ejecutarlas (comenzando por el reducido presupuesto asignado), y nada indica que este Gobierno vaya a hacerlo. Los reiterados reclamos del Ejecutivo para que el Congreso apruebe una ley de reforma agraria no parecen ser sino una maniobra para hacer creer que están haciendo algo.

Lo que nos lleva al tercer tema, el caos institucional. El Midagri ha tenido seis ministros en apenas 14 meses de Gobierno. Funcionarios experimentados fueron reemplazados por amigos y allegados improvisados y, en ocasiones, con un pasado reprobable. Se ha logrado postrar así a un ministerio que, aún antes, ya tenía problemas de gestión y de escasez de capital humano solvente. Una muestra patética de ello ha sido la incapacidad del Midagri para adquirir urea. Con este antecedente es posible especular que, de llegar el fertilizante, el Midagri no logrará superar los complicados problemas logísticos de distribución.

Un ministerio con tal crisis institucional difícilmente puede ofrecer implementar una segunda reforma agraria, por tibia que esta sea.

El agro y el país en su conjunto necesitamos una suerte mejor, más aún en un contexto de grave crisis agroalimentaria.

La República

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