Fujimori se adelanta
“Habría que recordarle a la candidata que sin ella en la competencia del año pasado muy probablemente no hubiera ganado un competidor tan inverosímil como Pedro Castillo”.
Con su invocación al adelanto electoral, hecha desde un acto partidario, Keiko Fujimori ha reforzado la propuesta. Aunque algo de contundencia le quita el que ella sea una importante beneficiaria en una salida así. Por lo menos le daría la posibilidad de volver a candidatear antes de lo que ella tiene planeado.
La declaración ocurre en el contexto de una gira electoral de cara a octubre, y seguramente parte de una conciencia de cuán rechazado es el actual tinglado del poder político. Además es un llamado a que los congresistas, propios como ajenos, tengan el altruismo de acortar sus mandatos para ayudar a resolver el problema.
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Fujimori llama sacrificio al altruismo que reclama, y hay en la palabra elegida un reconocimiento de las pocas ganas que tienen los parlamentarios de retirarse. Sobre todo ahora que todos más o menos se entienden en diversos puntos de mutua conveniencia. Tanto así que hoy se ven votaciones que en otros tiempos hubieran sido llamadas traiciones.
Que nadie se sorprenda si un reiterado llamado al adelanto de elecciones llegue a producir una rebelión de parlamentarios contra sus dirigencias partidarias. Está claro que sin una cuota de civismo y buena voluntad de las curules, nada se va a poder lograr en este terreno. En verdad hay muchos congresistas que ya son rebeldes a medias.
Ayudaría a lograr la colaboración de los congresistas el establecimiento de alguna compensación por los recursos perdidos. Lo que en inglés se llama un paracaídas de oro. Los congresistas que votaron la salida de Alberto Fujimori pudieron seguir cobrando sus sueldos hasta el final. Como están las cosas, el país saldría ganando.
El adelanto de elecciones generales viene ganando terreno, como una forma de resolver el problema mucho más viable, menos cruenta y más equitativa que la vacancia. Lo que nadie ha descubierto es cómo encontrar entre nuestras propias filas mejores candidaturas para esa nueva oportunidad, de la que tanto dependería.
Habría que recordarle a la candidata que sin ella en la competencia del año pasado muy probablemente no hubiera ganado un competidor tan inverosímil como Pedro Castillo. Si de sacrificios se trata, quizás Keiko Fujimori podría ir pensando en otra candidatura de Fuerza Popular para las próximas elecciones, adelantadas o no.
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