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Ser mujer: una forma de supervivencia

Todas podemos ser Debanhi Escobar y todas estamos expuestas a encontrarnos con tipos como Sebastián Palacín. Que no nos digan que nos calmemos porque nuestras vidas están en peligro.

Debanhi Escobar era una mujer mexicana de 18 años que el viernes 8 de abril fue a una fiesta junto a sus amigas como cualquier chica de su edad. Perdió contacto con su familia durante la madrugada; después de haberse bajado de un taxi tras ser acosada por el conductor. Hasta la oscuridad de una de las carreteras más peligrosas de México es mejor escenario que una potencial violación. Lamentablemente, y como le puede suceder a cualquier chica de su edad en Latinoamérica, desapareció y no se supo nada más de ella hasta que, 13 días después, la encontraron muerta en la cisterna de un motel.

Sebastián Palacín es un hombre blanco, privilegiado, hijo de Julián Palacín (presidente del Indecopi) y es noticia en el Perú por haber reconocido, por medio de burlas, haber violado a dos mujeres junto a un amigo suyo en un video de Tiktok; el mismo que borró y defendió diciendo que era un ‘’experimento social’'. A diferencia de Debanhi, las víctimas de estos dos sujetos no están muertas pero, ahora, tienen que ver cómo se difunden los detalles de sus abusos en medios. Eso, si es que no lo habían visto ya en aquel clip que, si no se viralizaba, Palacín no hubiera retirado.

Si hablamos de México, solo en Nuevo León ya hay 327 denuncias de desaparición en lo que va del año: 2 mujeres por día, aproximadamente. De hecho, mientras trataban de ubicar a Debanhi encontraron, sin planeamiento previo, a otras cinco mujeres muertas, cuatro de ellas menores de edad y reportadas como desaparecidas durante este mes de abril. En Perú, entre enero y marzo de 2022, el Centro de Emergencia Mujer (CEM) atendió 5861 casos de violencia sexual, mientras que la División de Investigación y Búsqueda de Personas de la Policía reporta como desaparecidas a 204 mujeres mayores de 18 años.

Cuando activistas feministas encabezaron una serie de protestas en México, el presidente Andrés Manuel López Obrador las acusó de querer afectar a su Gobierno e ignoró las causas de la violencia de género. Con tremedo mensaje, no causa sorpresa que tras la muerte de Debanhi se haga la misma omisión y se le señale por atreverse a salir a bailar de noche o por tomar un taxi sola. Y ni hablar si no tenías tus cinco sentidos alerta porque será el argumento perfecto para quienes creen que la culpa de la violencia de género es de las mujeres. ‘’Si estabas borracha asume las consecuencias’' es uno de los comentarios que se puede leer en Twitter con relación al video protagonizado por Sebastián Palacín.

Apuntar y culpar a las mujeres por cómo vestían, dónde estaban o cuánto habían bebido no es solo eso, es responsabilizarlas de la violencia de género ejercida en su contra. Que Sebastián Palacín se ría mientras cuenta cómo abusó sexualmente de una mujer sin temor a enfrentar consecuencias es cultura de la violación. Que Debanhi Escobar esté muerta y no se sepa qué le sucedió como pasa con miles de mujeres en Latinoamérica es cultura de la misoginia.

Nos dicen que estemos tranquilas, que no nos enojemos, que no perdamos las formas. Pero, ¿de qué manera si las mujeres aún tenemos estrategias para saltar de un auto en movimiento al primer gesto o comentario sospechoso de un taxista? ¿Cómo lo hacemos si existen tantos como Palacín que, quizás no se graban, pero que destilan su machismo intercambiando imágenes o videos sin consentimiento en grupos de WhatsApp?

Todas podemos ser Debanhi Escobar y todas estamos expuestas a encontrarnos con tipos como Sebastián Palacín. Que no nos digan que nos calmemos porque nuestras vidas están en peligro. Nos violan, nos matan, nos desaparecen y otras solo intentamos sobrevivir. Mientras tanto, la atención que recibimos dura menos que un video de TikTok.

Lucia Solis Reymer

Casa de Brujas

Periodista y editora de género en Grupo La República. Licenciada en Comunicación y Periodismo por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y máster en Estudios de Género por la Universidad Complutense de Madrid.