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¿Qué hacer frente a la migración venezolana?

Se requieren respuestas integrales y regionales.

La migración forzada, producto de la guerra o la violencia política permanente, cuenta con protección internacional y convenios que la rigen; porque su aceptación para casos de asilo o refugio representa un acto humanitario que protege la vida de las personas en situación de riesgo.

Hemos visto reproducirse estas imágenes de exilios masivos en algunos confines del mundo provocados por la guerra o la hambruna, o ambas. Aunque las normas no incluyen la crisis económica como una de las causas de migración forzada, la realidad en esta parte del continente nos obliga a entender el éxodo de los venezolanos en ese marco.

Más aún porque la sostenida migración a países ubicados en esta parte del continente, como Perú, Ecuador, Colombia, Brasil, Argentina y Chile, no cesa sino que, por el contrario, se incrementa por el COVID-19. Este éxodo ha sido objeto de respuestas de distinto orden, algunas de ellas agudizadas por el control de la segunda ola de pandemia, que obligan a endurecer el control fronterizo y adoptar acciones más drásticas.

Primero fue Perú el que puso controles en fronteras y ordenó la intervención de las Fuerzas Armadas. Se calcula que más de un millón de venezolanos han ingresado por las porosas fronteras del norte del país.

Ahora Chile adopta medidas restrictivas que cierran el paso incontrolado por la frontera con Bolivia, en un pequeño poblado alterado por la existencia de “coyotes” que trafican con personas y donde se presentaron disturbios y crímenes. En el paso se han colocado campamentos para dar atención básica por la llegada incontrolable de refugiados.

La autoridad chilena ha señalado que en menos de 7 días ingresaron más de un millar de extranjeros. Por esta razón, dispuso que se expulsara a los extranjeros ilegales. El Gobierno chileno ha señalado que es un mensaje claro para todos aquellos que pretenden ingresar sin cumplir con los protocolos de migración establecidos.

En Chile, existen 1,4 millones de migrantes, que representan el 7% de la población total. La mayoría de ellos, venezolanos. La diáspora venezolana no se trata solo de un fenómeno que está alterando a las sociedades de cada país que se encuentra en el recorrido de los refugiados, huyendo de la crisis económica, política y ahora sanitaria. Es un éxodo que requiere una respuesta más integral y con visión regional.