Election day

Estados Unidos irá a votar este martes al cabo de la que, según el diario The New York Times, es la peor semana de la pandemia, con medio millón de nuevos contagios reportados. Fiel a su estilo, la administración de Trump, cuyo manejo errático, contrario a la ciencia y al sentido común convirtió al país en el epicentro mundial del coronavirus, ha oscilado entre el triunfalismo (publicó un comunicado de prensa titulado en letras mayúsculas: «Terminando la pandemia del Covid-19») y el desconcierto (Mark Meadows, jefe de gabinete de la Casa Blanca admitió en una entrevista que el país «no podrá controlar la pandemia»). De momento, 225 mil americanos han muerto por el virus.

El temor al contagio no ha impedido que acudan masivamente a las urnas. Según las últimas cifras, 80 millones de personas ya han votado anticipadamente, lo que supone el 50% de los votos totales emitidos hace cuatro años. La explicación puede tener que ver con dos razones: así los electores evitan las aglomeraciones –reduciendo los riesgos de contagio– y los problemas de agenda, puesto que las elecciones se celebran en día laborable y las empresas no están obligadas a dar licencias.

Pero los Estados Unidos no solo deben enfrentarse a los graves problemas sanitarios. Otras dos crisis conviven con ellos: la económica (la peor desde la Gran Depresión, para The Wall Street Journal) y la social, gatillada por el asesinato de George Floyd cuando era custodiado por la policía en Minneapolis. Esta última se ha visto empeorada por el incendiario discurso de Trump quien, por ejemplo, evitó rechazar la violencia supremacista blanca.

Este discurso racista no es nuevo en Trump. Basta recordar cómo se refirió en la anterior campaña a los inmigrantes mexicanos: «Traen drogas, crimen, son violadores y, supongo que algunos, son buenas personas».

Esta clase de expresiones son las que hacen tan sorprendente el apoyo de algunos latinoamericanos a Donald Trump. En ciertos casos, como los hijos de migrantes nacidos en los Estados Unidos, esto se explica por una necesidad de reafirmación. En otros, como ese puñado de peruanos ultraconservadores que lo promueven desde las redes sociales, porque sienten que el blanco de los insultos del Presidente republicano son «otros» latinos.

Esta elección tendría que importarnos por varias razones. En el caso del Perú, porque hablamos de su segundo socio comercial, destinatario del 21% de nuestras exportaciones. Pero además, porque un triunfo de Joe Biden representaría una derrota capital para el populismo que ha extendido su intolerancia y sus prácticas irresponsables por el mundo, con ejemplos tan dramáticos como el de Jair Bolsonaro en el vecino Brasil.