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Muladar al descubierto

Es inevitable evocar los tiempos del fujimorismo, cuando Vladimiro Montesinos armaba sus operativos psicosociales contra los críticos del régimen.

A Paola Ugaz se le ha encimado lo que ella ha definido muy bien como un “ecosistema de difamadores”, en el que se han aglutinado, de forma coordinada, payasos, pigmeos y delirantes personajes que se etiquetan a sí mismos como periodistas, para no revelar su verdadera identidad, la de cacógrafos profesionales.

Este puñado de calumniadores se agrupa en tres medios que carecen de credibilidad. A saber: Expreso, La Razón y Willax. Ah, y en una cosa ultraconservadora que se llama La Abeja. Desde estas tribunas, le inventaron a Paola Ugaz una historia, no solo surreal, sino ininteligible. Tan incomprensible que requirió luego ser “traducida” por ellos mismos.

En síntesis, a la periodista Ugaz se le quiso involucrar en unas extrañas estafas que la vinculaban con opacas comisiones, contactos sicalípticos en Jalisco, movidas sinuosas en el ministerio público, colocaciones en el Banco de Pichincha, compras de autos para un sobrino, cuyo nombre, por lo demás, jamás mencionan (y cabe añadir que el mayor de sus sobrinos no tiene ni doce años), lavado de activos y en no sé qué organización criminal.

Todo esto, figúrense, basados en unos falsos chats fabricados en Word, sin exhibir pantallazos ni nada que se asemeje a una evidencia. Así como se los cuento. Para colmo, varios de los mencionados con fórceps en esta narrativa, absolutamente inventada y con el ánimo de desacreditar, han comenzado a enviar cartas al periódico que inició esta fábula calumniosa –o sea, Expreso–, señalando que no tienen nada que ver con lo que dicen los supuestos “reportajes” y que no conocen a Paola Ugaz.

Es inevitable evocar los tiempos del fujimorismo, cuando Vladimiro Montesinos armaba sus operativos psicosociales contra los críticos del régimen. Qué casualidad, orquestados desde los mismos medios que ahora tratan de enmierdar la trayectoria de Ugaz: La Razón y Expreso. Este último, debo confesar, me da pena, pues alguna vez fue un diario respetable y de solera, hasta que Eduardo Calmell del Solar decidió enanizarlo cuando se vendió al lado oscuro. Desde entonces, nunca más volvió a levantar cabeza. Y por lo visto, es idiota de mi parte creer que alguna vez lo hará, pues se trata de un problema sin solución.

Como sea. Nada de lo propalado por esta miasma de deslenguados maldicientes es verdad.

Pedro Salinas

El ojo de mordor

Periodista y escritor. Ha conducido y dirigido diversos programas de radio y tv. Es autor de una decena de libros, entre los que destaca Mitad monjes, mitad soldados (Planeta, 2015), en coautoría con Paola Ugaz. Columna semanal en La República, y una videocolumna diaria en el portal La Mula.