Santiago Manuin
La partida de un líder entregado y pacífico.
El líder histórico del pueblo amazónico originario, Santiago Manuin Valera, ha fallecido como consecuencia del Covid-19. Su partida enluta a las comunidades originarias del Perú en un momento en que la pandemia se ceba en sus integrantes. Manuin fue un sobreviviente de la masacre de Bagua del 5 de junio del año 2009, que causó la muerte de 33 personas y la desaparición de un oficial de la PNP.
Los testimonios indican que ese día le dispararon 8 balazos en el estómago a pesar de que se encontraba desarmado y con las manos en alto. Convaleciente, fue acusado de homicidio calificado, un fiscal pidió para él cadena perpetua, y se ordenó su captura que fue revertida solo luego de la presión internacional.
El año 2016 fueron declarados inocentes los 52 acusados, entre ellos Manuin, luego de un viacrucis judicial que sin embargo dejó en la impunidad a los autores de la matanza de la Curva del Diablo. El líder awajún siguió demandando por su pueblo para restañar las heridas y para hacer realidad las disposiciones sobre la consulta previa y contra la contaminación de sus tierras y aguas.
El año 2014 la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) le concedió el Premio Nacional de DDHH. Al recibir el galardón, Manuin dijo que las comunidades nativas no rechazan el diálogo con el Estado y con quien sea, pero un diálogo transparente porque “todo lo que se hace en un rincón repercute en todos los demás”.
Manuin fue un líder pacífi co y entregado. Fue directivo de la Organización del Consejo Permanente de los Pueblos Awajún Wampis y aliado de instituciones como el Servicio Agropecuario para la Investigación y Promoción Económica (SAIPE) y en el Centro de Espiritualidad Tunaants, ambas en Santa María de Nieva (Bagua), como lo ha recordado la Compañía de Jesús, a propósito de su muerte.
Por ello, durante la visita del papa Francisco al Perú el año 2018 se entrevistó con él y a nombre de los pueblos originarios le regaló una tawa o corona de plumas como presente.
La muerte de Manuin nos recuerda la deuda histórica del país con las comunidades nativas y su larga espera de compensación de los daños ocasionados en sus territorios, la necesidad de hacer realidad sin subterfugios la consulta previa actualmente en controversia, y atender su pedido de atención en la pandemia.
Solo en Ucayali, según reportó la Dirección de Salud de esa región el 30 de junio, habían muerto por coronavirus 1.049 nativos amazónicos de 12 pueblos, entre ellos los shipibo-konibo (645 muertos), cacataibo (229), yine (102) y ashaninka (42), entre otros.
