Desastres amenazan con aumentar en Latinoamérica ante falta de prevención y preparación
Perú, Brasil y Colombia han sufrido en los últimos meses desastres naturales, que han puesto al descubierto la falta de acciones preventivas y de preparación. En nuestro país, el ciclón Yaku deja, hasta el momento, 50 fallecidos y al menos 48 heridos, y viviendas inundadas y destruidas.
A pesar de que la escala y frecuencia de los desastres ha crecido alrededor del planeta, en los últimos 10 años, solo el 5% de la ayuda oficial global en este ámbito ha estado dirigida a acciones preventivas y de preparación. En el caso de América Latina y el Caribe, que ocupa el segundo lugar de vulnerabilidad a los desastres después de Asia y el Pacífico y que en estos días enfrenta una serie de desastres producto de severos eventos climáticos, la cobertura de sistemas adecuados para el monitoreo de riesgo apenas alcanza el 30%.
Estos son solo dos datos que ilustran sobre la magnitud de los retos que el mundo y América Latina enfrentan en dicho campo y que fueron analizados en la VIII Plataforma para la Reducción del Riesgo de Desastres en las Américas y el Caribe (PR23).
Ciclón Yaku en Perú
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En el periodo 2000 a 2022, los desastres afectaron a 152 millones de personas latinoamericanas y caribeñas, con impactos diferenciados en las personas mayores y con discapacidad, niñez, mujeres y población LGBTIQ+.
Respecto al 2023, los recientes monitoreos de amenazas naturales de la Organización Panamericana de la Salud dan cuenta de las emergencias suscitadas en tres países: Brasil, Colombia y Perú.
En el primero, las fuertes lluvias en Manaos provocaron deslizamientos de tierras y ocho muertos, que se suman a otras 46 personas fallecidas por lluvias e inundaciones en el estado de São Paulo en febrero.
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Las lluvias que afectan desde el 8 de marzo al departamento de César –en el noreste de Colombia– han llevado al colapso a más de 600 viviendas y arrasado con más del 70% de los cultivos.
Mientras que, en el Perú, el ciclón Yaku deja, hasta el momento, 50 fallecidos y al menos 48 heridos, y la destrucción de importantes vías de comunicación y miles de viviendas, cultivos y ciudades enteras en la costa norte del país sumergidas en el agua.
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A esto se suma la ola de calor en Argentina, que a inicios de marzo alcanzó los 41 °C. Aunque no causó víctimas fatales, ha provocado incendios forestales, incluso en reservas ecológicas, y apagones masivos.
Mami Mizutori, representante especial del secretario general de la ONU para la Reducción del Riesgo de Desastres, señaló a SciDev.Net que en Latinoamérica y el Caribe se registran uno de cada cuatro eventos de ese tipo: “Es evidente que hace falta mucha prevención, no solo capacidad de respuesta”.
Durante la PR23, celebrada del 28 de febrero al 2 de marzo, ministros y altos funcionarios de 31 países se comprometieron a implementar la iniciativa 'Alertas Tempranas para Todas las Personas', que anunció en noviembre pasado el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres.
Asimismo, ajustaron el Plan de Acción Regional para la Implementación del Marco de Sendai, adoptado en 2015 y vigente hasta 2030. Este es el acuerdo internacional más importante para hacer frente a los desastres.
Camila Wirsching Fuentes, directora ejecutiva de Fundación Proyecta Memoria, de Chile, quien no participó en la reunión, piensa que cumplirlo implica levantar información a una escala local que sirva para generar estrategias de prevención y evacuación. “Eso es muy complejo, caro y en América Latina estamos muy lejos de tener los insumos necesarios”, dijo a SciDev.Net en una videollamada.
“Tanto las condiciones de vulnerabilidad, como las de exposición y la dinámica de las amenazas a las cuales se enfrenta la región periódicamente, están formando un cóctel muy peligroso para que veamos un incremento de los desastres en los próximos años”, dijo Alonso Brenes, miembro del Grupo Asesor en Gestión del Riesgo para Latinoamérica de la Unesco.
La arquitecta urbanista recalcó que los desastres no son naturales, sino políticos, y que a los instrumentos de gestión del territorio en la región a menudo les falta coherencia con el Marco de Sendai: “En Chile, por ejemplo, tenemos zonas que son de riesgo y, no obstante, se permite construir ahí, porque en el plan territorial aparecen como de rango tolerable”.
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Para Amaly Fong Lee, investigadora en la Universidad Marítima Internacional de Panamá, uno de los desafíos principales es garantizar el financiamiento a la ciencia, tecnología e innovación. “Hay muy pocos países donde se dice: ‘Este es el fondo para investigación en gestión de riesgos’”, comentó en entrevista con SciDev.Net la también presidenta de la Red de Mujeres de América Latina y el Caribe para la Reducción del Riesgo de Desastres.
Los principales resultados de la VIII Plataforma para la Reducción del Riesgo de Desastres en las Américas y el Caribe se analizarán en la Reunión de Alto Nivel de Naciones Unidas el próximo 18 y 19 de mayo, en Nueva York.
Con información de scidev y Carmina de La Luz.