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Lisa McVey, la mujer que logró huir de un asesino serial y luego lo llevó a la pena de muerte

Fue secuestrada a los 17 años por Bobby Joe Long, un violador y asesino serial de mujeres en EE. UU. Durante su cautiverio, Lisa memorizó los detalles del rapto para decirle a la Policía. Ella hizo hasta lo imposible para conseguir su libertad.

Durante las horas en las que estuvo secuestrada, Lisa McVey se dedicó a dejar pistas y memorizar los detalles para lograr la detención de Bobby Joe Long. Foto: The Washington Post
Durante las horas en las que estuvo secuestrada, Lisa McVey se dedicó a dejar pistas y memorizar los detalles para lograr la detención de Bobby Joe Long. Foto: The Washington Post

Lisa McVey tenía 17 años cuando fue secuestrada por un hombre al salir de su trabajo en el local de donas Krispy Kreme, el 3 de noviembre de 1984. Ese día, la adolescente fue interceptada y amenazada con un arma cuando manejaba su bicicleta rumbo a la casa de su abuela en la ciudad de Tampa, Florida, Estados Unidos. “Cállate o te vuelo los sesos”, le dijo un sujeto con voz ronca.

Posteriormente, su captor la introdujo en su auto, un Dodge Magnum; la forzó a desnudarse y le vendó los ojos. Un día antes, la joven, harta de los abusos sexuales y maltratos que sufría en su hogar, había decidido suicidarse y dejó una carta de despedida, pero, tras verse en esta situación, lo único que atesoraba era la vida.

Lisa McVey, la mujer que logró huir de un asesino serial y luego lo llevó a la pena de muerte

Lisa McVey a los 17 años (su edad de secuestro). Foto: Twitter/@MementoPod

Lisa McVey: una infancia rota

Desde muy niña, Lisa se la pasaba siendo acogida por hogares de tránsito del Estado debido a que su madre, Catherine, era adicta a las drogas y al alcohol. Cuando cumplió 14 años, fue obligada a mudarse a vivir con su abuela. Las autoridades pensaron que sería lo mejor, pero la situación empeoró. El novio de su abuela abusó sexualmente de ella.

Por eso, esa noche, cuando se vio acorralada por su captor, ya sabía a lo que se enfrentaba. “No era nada nuevo para mí. Una mala situación me llevó a otra mala situación que me salvó la vida. La noche antes del secuestro estuve escribiendo mi nota de suicidio…”, reveló a The Washington Post.

Cuando el secuestrador le vendó sus ojos, Lisa colocó su mandíbula de tal manera que la tela se quedó floja y podía ver escasamente lo que pasaba a su alrededor. Ella no quería morir, ya que de cierta forma siempre se había sentido una sobreviviente y esta vez no iba a ser la excepción. “Dios, sea lo que sea, no dejes que me mate”, habría dicho la joven.

Lisa McVey, la mujer que logró huir de un asesino serial y luego lo llevó a la pena de muerte

Lisa McVey, la única víctima que quedó con vida tras ser secuestrada por Bobby Joe Long. Foto: The Washington Post

“Tuve que tomar todo el abuso que había padecido y simplemente alcanzarlo una vez más, en la boca de mi estómago, y aprovechar esas habilidades de superviviente para superarlo psicológicamente”, explicó respecto a cómo enfrentaba los abusos sexuales del secuestrador.

Lisa se había empeñado en sobrevivir

Durante las horas en las que estuvo cautiva de Bobby Joe Long, así se llamaba el asesino serial, Lisa se dedicó a juntar información que sería vital. Memorizó detalles de su auto, como las alfombras rojas que había en su interior. Además, recordó las vueltas del camino y la ruta interestatal 275, que iba hacia el norte, y contó los pasos desde que bajó del carro hasta que ingresó a una casa en un segundo piso.

En el departamento de Bobby Joe Long, Lisa dejó huellas dactilares por todos lados. Cuando le pidió ir al baño, estampó sus dedos contra los azulejos, en el espejo y en varios lugares de difícil acceso. También memorizó con sus manos la cara del secuestrador. “Tenía marcas de viruela, un pequeño bigote, orejas pequeñas, cabello corto, bien cortado, algo robusto, pero sin sobrepeso; un tipo grande”.

Lisa McVey, la mujer que logró huir de un asesino serial y luego lo llevó a la pena de muerte

Bobby Joe Long, un violador y asesino serial de mujeres en EE. UU. Foto: Twitter / @NIASPodcast

Bobby Joe Long se conmovió de Lisa y la dejó en libertad

Lisa sabía que resistirse a Long no la iba a ayudar en nada, así que lo hizo entrar en confianza y le dijo que quería ser su “novia secreta”, además de conmoverlo cuando le contó que tenía a su padre enfermo en su casa y que su vida prácticamente dependía de ella. Fue tan convincente que Long le creyó y decidió dejarla en libertad.

Alrededor de las 4 de la madrugada, 26 horas después de haberla hecho prisionera, la abandonó en un lugar aislado de Tampa. Le dijo que bajara del auto con los ojos tapados y le exigió que esperara un rato para sacarse la venda. Además, le pidió que le dijera a su padre enfermo que él era la única razón por la que no la había asesinado.

Cuando Lisa escuchó al carro alejarse, una paz envolvió todo su cuerpo. “Lo primero que vi fue un hermoso roble. Ese fue el momento en que supe que mi vida estaba a punto de cambiar para bien. Vi las ramas de una nueva vida”, recordó en sus reportajes. Luego, corrió y corrió sin parar. Long podía arrepentirse, en realidad ya se había arrepentido, y ella quería vivir.

Bobby Joe Long a manos de la justicia

Gary Terry, el capitán de la Policía que estaba manejando los casos de feminicidios, recuerda que Lisa fue crucial para poder localizar a Long. “No podía creer toda la información que había retenido”, comentó. De hecho, fueron dos aspectos específicos los que ayudaron a identificar al hombre.

Por un lado, el letrero de ‘Mangum’ que Lisa había visto solo se encontraba en un carro rojo de referencia Dodge Magnum de 1984. La segunda pista constituyó en las alfombras rojas que había en el interior. Muchas mujeres que habían sido violadas y asesinadas en los últimos meses tenían fibras rojas adheridas a sus cuerpos.

El 16 de noviembre de 1984, luego de seguir el Dodge Magnum de Long durante más de 30 horas, la Policía lo arrestó en un cine de Tampa. Los cargos fueron por la agresión sexual y el secuestro de Lisa McVey. El ADN de Lisa fue hallado tanto en el departamento como en el auto de Long. Ya no había dudas: el asesino serial había sido capturado.

Lisa McVey, la mujer que logró huir de un asesino serial y luego lo llevó a la pena de muerte

Bobby Joe Long, el asesino en serie de EE. UU. fue ejecutado en Florida en 1984. Foto: Twitter @ajplus

Lamentablemente, en esos pocos días, el sujeto había matado a dos jóvenes más. Long fue arrestado y sentenciado a 99 años de prisión y dos penas de muerte, lo cual se cumplió el 23 de mayo de 2019, 35 años después de que fuera capturado.

Entre las personas que presenciaron su muerte estuvieron los familiares de las otras víctimas del feminicida y Lisa, quien actualmente trabaja como policía en la oficina del sheriff del Condado de Hillsborough, mismo lugar donde se trató su caso.

“Yo represento la voz de todas las víctimas que no pueden hablar”, dijo Lisa. “Bobby Joe Long, gracias. Gracias por elegirme en lugar de escoger a otra niña de 17 años, porque yo pude manejarlo. La razón por la que digo ‘gracias’ ahora es porque te he perdonado por lo que me has hecho. Si no te hubiera perdonado, estaría en mi propia prisión, sin muros. Dios me ha mostrado que la única manera de ser realmente libre es el perdón total. Mi vida cambió para siempre, y para mejor. Elegí no seguir siendo una víctima, elegí vivir”, finalizó.

Lisa McVey, la mujer que logró huir de un asesino serial y luego lo llevó a la pena de muerte

Lisa se convirtió en policía, se especializó en delitos sexuales y se dedicó a dar charlas motivacionales en colegios. Foto: The Washington Post