Ministra de Ambiente desde el 28 de julio de 2016. Master of Science en Economía agrícola en la Universidad del Estado de Iowa (EEUU)., La titular del Ambiente insiste en que buscarán destrabar inversiones, pero sin afectar el medio ambiente, ni la salud de la población. Además, anunció que habrá un sinceramiento de los estándares ambientales y se mostró a favor de la reactivación del Complejo Metalúrgico de La Oroya. ¿Cómo evalúa su cartera los impactos del cambio climático en la economía peruana? El trabajo que se realiza en cambio climático viene de años atrás, lo importante del cambio climático es que es un tema de desarrollo, no solamente ambiental. Nosotros debemos tener en cuenta que somos uno de los países más vulnerables al cambio climático y lo estamos viendo con incendios forestales y El Niño, que si se analiza en periodos de 30 a 50 años, vemos que hay tendencias de cambio en la temperatura, intensidad de lluvias... lo cual revela que el cambio climático es un elemento sustancial para el crecimiento del Perú. Un segundo elemento importante es identificar la forma de crecimiento, es decir, cómo vamos a crecer en el futuro, buscar energías limpias, tenemos energía solar, energía eólica, pero el día de hoy, dentro de la matriz energética, la generación de energías limpias es solamente el 3% del total, queremos que esto siga creciendo y que todo lo que sea combustibles fósiles se reduzca, que las inversiones en transporte puedan usar el gas natural... Hablando en cifras, ¿se ha medido el impacto? Hay que distinguir los desastres que vienen producto de eventos naturales, de lo que son las acciones propias de no contar con esquemas de mitigación del cambio climático, es difícil llegar a una cuantificación, pero tenemos ciertos elementos. Por ejemplo, El Niño del 97-98 tuvo un impacto económico de 4,5% del PBI de entonces y de los años siguientes, porque la economía demora en recuperarse. El BBVA ha sacado un reporte en el que dice que si este año El Niño viene fuerte por la onda Kelvin que está por entrar tendríamos probablemente 1% menos del PBI, entonces realmente la importancia económica está ahí, pero no solo en eventos, sino en general. Si no consideramos el tema de clima en el diseño de la infraestructura pública, entonces obviamente estaremos más expuestos a que haya puentes que se caigan, carreteras que sufran los embates del huaico y demás. Por otro lado, ¿los destrabes que este Gobierno anunció vendrán con menores exigencias ambientales para los inversionistas? Nuestro enfoque es de crecimiento verde, esto significa inversión privada de la mano de estándares ambientales, queremos inversiones limpias. Ciertamente, hay estándares bastante restrictivos, dados sin una lógica correcta porque el Perú es un país complejo en su geografía y clima y los estándares deben corresponder al contexto en el que se realiza la actividad para ver cuánto se puede contaminar, la base es proteger la salud de la población, tenemos que tener una idea más clara de los condicionantes. No es igual una industria que está en altitud, que la misma industria si está al nivel del mar, con otro tipo de condiciones climáticas, porque los contaminantes se dispersan de una manera distinta. Yo no hablaría de flexibilización sino de sinceramiento, estamos haciendo un estudio técnico para estándares de calidad de agua, aire y suelo y pretendemos llegar a los estándares que debemos cumplir; además la política debe ser progresiva, tenemos que ver cómo llevamos a nuestro sector industrial-productivo al cumplimiento gradual pero con una férrea fiscalización, yo creo que eso es lo real, pero si no, nos estamos engañando nosotros mismos, tenemos un lindo estándar pero nadie lo cumple, de eso no se trata. ¿Y cuáles serán esas medidas de sinceramiento, como usted lo llama? Vamos a determinar estándares según las zonas del país y las actividades que en ella se realicen, obviamente en zonas con mayor incidencia de empresas habrá que tener un mayor cuidado en ver cómo esas condiciones se tienen que manejar para cuidar la salud de la población. El estudio saldrá paulatinamente. Y en cuanto a los proyectos mineros, ¿cómo se dará este sinceramiento de los estándares, sobre todo de los que se tienen en cuenta para el Estudio de Impacto Ambiental (EIA)? El EIA ve qué acciones van a realizar las empresas para, justamente, minimizar el impacto que tendrán en el ambiente. Lo que estamos trabajando es que haya una ventanilla única para que sea más rápido el proceso de los EIA y con las comunidades para que sepan qué es este estudio y se evite la comunicación fallida que da lugar a conflictos ambientales. Estamos trabajando para que haya un proceso de destrabe pero eso no significa que haya menos fiscalización. ¿Cuál es su posición como cartera sobre La Oroya? ¿Apoyarán la reactivación? Es un caso bastante especial, no se rige por los estándares ambientales establecidos para el resto del país, tiene el Instrumento de Gestión Ambiental Correctivo (IGAC), que se solicita por parte de la empresa al Ministerio de Energía y Minas y ellos son los que determinan cuáles son los estándares, y esos estándares tienen que ser cumplidos por las nuevas empresas que están entrando como postores y la idea es que estas empresas cuenten con mejor tecnología y eso implicará que puedan cumplir los estándares establecidos. Siempre hay la posibilidad de una modificatoria del IGAC que tiene que nacer de la empresa. En La Oroya las condiciones son distintas y puede tener estándares especiales, aquí estamos hablando de emisiones de azufre, lo que se quiere es una industria que no repita los errores anteriores.