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Domingo

De pie en mar adentro

Lima es la única capital de Sudamérica que mira al mar, y un grupo de entusiastas aprovechan esta ventaja practicando stand up paddle, un deporte acuático que se populariza en el mar de Chorrillos y atrae a muchos para ver el atardecer.

Impresionante toma del grupo de Mandala SUP, a pocos  minutos del ocaso, en el mar de Chorrillos. Foto: La República
Impresionante toma del grupo de Mandala SUP, a pocos minutos del ocaso, en el mar de Chorrillos. Foto: La República

Son las seis de la tarde y mientras en tierra firme empieza el infernal tráfico de la hora punta, en las aguas del mar de Chorrillos se
vive en un mundo paralelo. Hay nadadores que se retan braceando mar adentro, veleristas que surcan las aguas con parsimo-
nia, deportistas de remo que entrenan en sus embarcaciones, y gente común que aprovecha los últimos días del verano para iniciarse en el stand up paddle, un deporte acuático que está despertando el entusiasmo de muchos.

Es un miércoles cualquiera, y un grupo de diez personas ha contratado los servicios de Mandala SUP, de José Barrios (36), un exadministrador de empresas con una historia de vida muy particular: “Yo era vendedor de productos ópticos, dejé mi trabajo para recorrer el mundo, cuando regresé de Europa, lo hice en vela por el Atlántico, de la isla Gran Canaria hasta la Antigua y Barbuda en El Caribe, ahí conocí el paddle, lo practiqué y descubrí una pasión”.

Tras formarse en este deporte, José abrió hace un año su escuela de paddle, una de las primeras que dan lecciones y ofrecen tours en la Costa Verde.

El punto de encuentro de nuestro grupo fue la playa Pescadores, allí nos prestaron los wetsuits y los equipos, y recibimos las primeras instrucciones de José: cómo usar el remo, cómo amarrar el tobillo a la tabla con la cinta de sujeción, cómo aprender a pararnos en ella sin perder el equilibrio. Para casi todos era nuestra primera vez en el stand up paddle (SUP), llamado también surf de pala, que consiste, básicamente, en desplazarse por el agua ayudados por un remo, mientras se permanece de pie en una tabla. Para la contadora Melissa Urtegada(42), practicarlo será un check más en su lista de deportes de aventura: “He hecho parapente, sandboard, rafting, canopy, cuatrimotro, ahora estoy de vacaciones y el sábado tendré otro tour de paddle”, dice.

 El instructor José Barrios da lecciones básicas para con- trolar el equilibrio en la tabla de SUP. Foto: La República

El instructor José Barrios da lecciones básicas para con- trolar el equilibrio en la tabla de SUP. Foto: La República

Entramos al mar sin novedad –el oleaje de esta zona de la Costa Verde es muy tranquilo–, y remamos arrodillados un kilómetro mar adentro en dirección a la playa Lima 3 del Club Regatas, una que está flanqueada por un espolón marino y se caracteriza por ser de aguas mansas. Allí José nos dio nuestra primera lección para pararnos y remar sobre la tabla. “Este es un deporte para todos. Empecé dando clases a mi familia y amigos. Luego ofrecí a la gente la oportunidad de desconectarse, liberarse del estrés, salir de la ciudad y tener contacto con la naturaleza”, dice José. Hay que recordar que, aunque no es un deporte muy popular, el SUP es practicado en el país y tenemos surfistas destacados como Itzel Delgado, quien el año pasado ganó medalla de oro en los Panamericanos de Surf.

Volviendo a nuestra incursión con Mandala SUP, cerca del ocaso, casi todos habían logrado pararse en sus tablas (salvo uno que otro cayó al agua). Posteriormente, remamos con cuidado hacia mar abierto. Entonces, la experiencia se volvió única. “Llevamos más de una hora sin celular, desconectados y relajados”, dice la joven marketera Laura Talledo (29), mientras observa la explosión de colores naranjas y amarillos en el cielo. Sentada en su tabla, se deja mecer por el suave oleaje, lo mismo hacen los otros navegantes. Tenemos frente a nosotros un espectáculo inusual, a lo lejos, la isla San Lorenzo se pierde en una neblina fantasmal y, a nuestras espaldas, la Costa Verde empieza a llenarse de luces. Es un final de película.

Un día en la vida

Muchos eligen el último turno del tour que ofrece José –de dos o tres horarios al día, de martes a domingo– para tener la oportunidad de ser hipnotizados por el sunset y la inmensidad del mar. “Aquí vienen quienes buscan espacios de naturaleza para desconectarse de la ciudad, los que están pasando depresiones y buscan una actividad para olvidar sus problemas, o personas que le temen al mar y quieren superar sus miedos”, dice el joven instructor, quien cuenta que a veces la naturaleza es generosa y los visitantes pueden ver delfines, tortugas y hasta lobos marinos.

Como un hecho aparte, cuenta José la vez que una clienta se acercó demasiado a un lobo marino y este le rugió y ella se asustó y cayó de la tabla, pero no pasó de un susto. En realidad, el tour que ofrece Mandala SUP da seguridad: el grupo es acompañado por tres instructores, hay una caseta de salvavidas en la playa cercana y la corriente en esta época del año es amigable.

 Retorno a tierra firme, la duración del tour de Mandala SUP es de más de dos horas. Foto: La República

Retorno a tierra firme, la duración del tour de Mandala SUP es de más de dos horas. Foto: La República

“Somos privilegiados de vivir frente al mar, tenemos la Costa Verde cerca”, dice José, que nació en Huancayo, a más de tres mil metros de altitud, pero que, al migrar a Lima, se enamoró del mar, practicó surf y bodyboard a los 18 años, y tras ese largo viaje que hizo antes de la pandemia y que le cambió la vida, empezó a instruirse en SUP, y ha hecho de su escuela su sustento de vida. “Mi oficina es el mar”, dice mientras graba un reel para sus redes sociales, captando los últimos momentos de luz en mar abierto.

Pasan las siete de la noche, está oscureciendo y es hora de volver a tierra firme, a la realidad.

Mandala SUP ha formado una pequeña comunidad, además de los tours guiados y las clases, organizan travesías para sus alumnos más avanzados: “Remamos hasta el islote El Camotal en La Punta, acampamos en la isla El Frontón en el Callao. Y también hacemos stand up paddle en la laguna de Parón en Huaraz”.

 Ingreso del grupo en la playa Pescadores, caracterizada por un oleaje manso. Foto: La República

Ingreso del grupo en la playa Pescadores, caracterizada por un oleaje manso. Foto: La República

En el camino de retorno, guiados solo por las luces de la orilla, nos damos cuenta de que no estamos solos. A esta hora, la actividad en las aguas del mar de Chorrillos es impresionante. Más nadadores van entrando al mar para hacer nado abierto. A medio camino nos encontramos con el grupo Místicos. Y al salir vimos a un par de grupos alistándose en la playa, iluminados con linternas para su travesía nocturna.

Ya en tierra firme, el grupo de Mandala SUP se despide con la promesa de repetir la experiencia, y con el recuerdo de haber compartido tres horas del día, remado dos kilómetros, y descansado la mente lejos de los problemas. Arriba nos espera el infernal tráfico de regreso a nuestras casas.

Periodista en el suplemento Domingo de La República. Licenciada en comunicación social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y magíster por la Universidad de Valladolid, España. Ganadora del Premio Periodismo que llega sin violencia 2019 y el Premio Nacional de Periodismo Cardenal Juan Landázuri Ricketts 2017. Escribe crónicas, perfiles y reportajes sobre violencia de género, feminismo, salud mental y tribus urbanas.