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Domingo

Vida nueva para las taricayas

Un esfuerzo conjunto de las autoridades provinciales, la empresa privada, el SERNANP y las comunidades amazónicas busca recuperar la población de tortugas de agua dulce que casi había desaparecido de los ríos cercanos a la ciudad de Iquitos.

Taricayas liberadas se dirigen a las orillas del río Nanay, donde vivirán y crecerán. Foto: Grupo AJE.
Taricayas liberadas se dirigen a las orillas del río Nanay, donde vivirán y crecerán. Foto: Grupo AJE.

Las pequeñas tortugas de agua dulce que momentos antes nadaban en contenedores que simulaban su hábitat natural son liberadas en un un recodo de la comunidad de San José de Lupuna, mirando al río Nanay, y corren, se deslizan en la resbaladiza superficie, o caminan parsimoniosamente con dirección al agua. En su recorrido superan pequeñas ramas caídas, hojas secas, charcos de agua barrosa, declives del terreno, hasta lograr sumergirse y empezar a bucear.

Es jueves por la tarde en esta comunidad de la provincia de Maynas y el grupo de crías de taricaya es parte de las cerca de 4 mil que han sido liberadas en esta fecha como parte del ‘IV Festival de las Tortugas de Agua Dulce de la Amazonía Peruana’. La actividad se celebra en los distritos de Punchana, Belén e Iquitos, y las pequeñas tortugas han sido devueltas a lo que será su habitat –todas al mismo tiempo- en comunidades de los ríos Nanay, Itaya y Momón.

Vida nueva para las taricayas

Antes de ser soltadas las crías de taricaya están en recipientes en los que se alimentan.

Hace ya varias décadas las taricayas han ido desapareciendo paulatinamente de los ríos cercanos a la ciudad de Iquitos debido a la depredación de la especie y de sus huevos. Pero hace casi 20 años se empezó con su recuperación en areas naturales protegidas como Pacaya Samiria. Ahora un proyecto que ha involucrado a la Municipalidad de Maynas, el Grupo AJE, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP), e instituciones privadas y públicas busca el repoblamiento de esta especie en los ríos citados líneas arriba.

“Este proyecto es lindo porque reúne a muchos actores y tiene un gran componente educativo ambiental”, dice Alberto Suárez, gerente global de sistenibilidad del Grupo AJE, mientras sostiene en las manos una cría de taricaya albina, un caso que ocurre una vez entre diez mil nacimientos. “Esta es la representación del éxito que está teniendo este proyecto que ya ha cumplido cuatro años”, agrega.

El Grupo AJE, a través de su marca BIO Amayu, fue nombrado por el Sernanp “Aliado para la Conservación” por su trabajo sostenible en la Reserva Nacional del Pacaya Samiria. Y como parte de sus acciones participa en este proyecto de repoblación. En esta ocasión se lograron sembrar 150 nidadas, lo que equivale a 5,000 huevos. En los cuatro años que dura ya este esfuerzo las autoridades provinciales los han apoyado. Y hay confianza en que quienes asuman sus cargos a partir del próximo año continuén respaldando la recuperación de esta especie.

Vida nueva para las taricayas

Regidora de Maynas Maria Elena Lau y Alberto Suárez, gerente de sostenibilidad de AJE, liberan tortuguitas.

“La Municipalidad de Maynas, otros gobiernos distritales, AJE, empresas de turismo, colegios e instituciones gubernamentales, estamos todos juntos para posicionar de manera ecoturística este recurso. Y una vez que se realiza la liberación, las comunidades también se involucran en la protección de esta fauna porque el turismo puede traerles beneficios futuros. Es todo un eslabón”, explica María Elena Lau, regidora de la Municipalidad de Maynas y una de las impulsoras del proyecto.

Lento pero seguro

Para que podamos ver a una tortuga de agua dulce corriendo a sumergirse en un río hay todo un trabajo previo. La cadena empieza con la obtención de los huevos de taricaya en reservas protegidas. Luego se construyen las playas artificiales (cuadrados de madera con arena de playa de unos 3 x 3 metros) donde se ‘sembrarán’ los huevos. Después hay que esperar dos meses para que estos eclosionen. Pero aún no están listas para su liberación. Aún tienen que pasar una temporada en recipientes con agua, alimento y materiales que simulen el ambiente al que irán. Después que alcanzan cierta madurez recién son liberadas.

Esta semana pudimos ver en Iquitos, en la Plaza Bolognesi, cómo las pequeñas taricayas emergían de la arena. Y también vimos a otras en ambientes acuáticos previos a su liberación. Los lugares donde serían liberadas también fueron escogidos por biólogos expertos: tenían que ser lugares donde las crías pudieran alimentarse y donde no existieran tantos depredadores al acecho. Y estar lejos de zonas de tránsito de embarcaciones. El jueves por la tarde, ante la presencia de adultos y niños de San José de Lupuna, observamos cómo se soltaba a las tortuguitas en el río donde vivirán.

Vida nueva para las taricayas

En la reserva del Pacaya Samiria, pobladores ‘siembran’ huevos de taricaya para su eclosión dos meses después.

Una taricaya llega a alcanzar entre 30 a 40 centímetros de longitud, y se dice que puede vivir 100 años. Tiene unas manchas amarillas en la cabeza y pasa gran parte de su vida en el agua. Pueden poner de 20 a 30 huevos y los entierran en zonas de arena. Hoy es el símbolo de lo que podría ser un nuevo filón turístico y comercial para la región.

En la comunidad de San José de Lupuna, el dirigente José Pacaya, dice que ellos se encargarán de cuidar y vigilar la cocha donde se ha soltado a la población de taricayas porque a futuro esperan poder desarrollar corredores turísticos donde muestren el valor de su fauna y otros atractivos del lugar. La población de esa y otras comunidades también son concientizados de lo importante de protegerlas. La regidora Lau, dice que ya existe un marco jurídico para preservar estas zonas y que depredadores del bosque y de la fauna no puedan ingresar.

En reservas como Pacaya Samiria el manejo sostenido y responsable de la población de taricayas genera beneficios económicos para familias locales que comercializan los huevos de esta especie. Quizá en diez años o más, cuando los ríos de Iquitos estén repoblados, las comunidades cercanas puedan hacer lo mismo, además de poder alimentarse con ese recurso.

“Uno de los objetivos del proyecto es dar educación ambiental al pueblo de Loreto, para que los jóvenes y también los mayores sepan que una especie tan emblemática y hermosa como la taricaya reúne todo el concepto de sostenibilidad que debemos tener para cuidar y proteger a la madre naturaleza”, explica Alberto Suárez de AJE. Si antes para ver a las taricayas había que ir hasta la reserva del Pacaya Samiria, en unos años podría verse estos hermosos ejemplares nadando cerca de las zonas urbanas, haciendo parte del paisaje.

Bachiller en Comunicación Social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Periodista del Suplemento Domingo de La República desde 2003, donde también realiza labores de subeditor. Antes trabajó en el diario El Mundo. Mención honrosa del Premio Salwan 2014. Escribe crónicas y reportajes de actualidad y cultura. Ha realizado coberturas periodísticas en el país y el extranjero.