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Domingo

Augusto Ortiz de Zevallos: “Lima mira al mar, tiene tres ríos y una isla, tenemos todo para vivir bien y vivimos mal”

El arquitecto, urbanista, magíster y profesor universitario, Augusto Ortiz de Zevallos, ha sido exasesor de la alcaldía de La Victoria y responsable del proyecto Río Verde.

El arquitecto Augusto Ortiz de Zevallos asegura que "tenemos todo para vivir bien y vivimos mal". "Es clave que haya debate público más frecuente", enfatizó. Foto: Antonio Melgarejo
El arquitecto Augusto Ortiz de Zevallos asegura que "tenemos todo para vivir bien y vivimos mal". "Es clave que haya debate público más frecuente", enfatizó. Foto: Antonio Melgarejo

Llegó el verano, después de meses de encierro y restricciones, volvemos a las calles, los parques, las playas, buscamos espacios al aire libre para aplacar el bochorno, encontrarnos con amigos, tener paz mental, incluso reducir el riesgo de contagio; sin embargo, Lima aún es una ciudad inconclusa, no hecha para el paseo, el descanso y el disfrute de sus ciudadanos. El arquitecto y docente de la UNI Augusto Ortiz de Zevallos nos habla sobre el déficit de espacios públicos y las posibilidades urbanísticas de la capital, alguna vez llamada “La Perla del Pacífico”.

La pandemia nos ha hecho revalorar los parques y las playas como lugares de esparcimiento y relajo, pero ¿tiene Lima suficientes espacios públicos para satisfacer a más de 9 millones de personas?

Nos falta, ciertamente, metros cuadrados verdes por habitantes (tenemos apenas 2,4 m2 y deberíamos vivir con 8) y además no llueve, el gras acá hay que hacerlo gestionando el agua potable, pero eso no quita que podamos aprovechar lo que tenemos. Hay parquecitos de barrio que pueden propiciar el paseo y el encuentro, hay alamedas y paseos que, arborizados, pueden generar ciclovías interconectadas. Algo se ha hecho, pero puede hacerse mucho más. El problema es que tenemos 50 distritos entre Lima y Callao, y las responsabilidades de las autoridades son confusas, todo el mundo dice yo no soy responsable, los parquecitos son un basurero, no se da mantenimiento a los paraderos, las ciclovías se llenan de desmonte. Es una profecía autocumplida: vivimos mal porque no nos hemos organizado para vivir bien y le echamos la culpa al otro.

Necesitamos una ciudad en la que se pueda ir caminando a obtener lo que uno necesita”.

Necesitamos una ciudad en la que se pueda ir caminando a obtener lo que uno necesita”.

¿Qué va a pasar en el verano si no tenemos suficientes espacios al aire libre? La concentración de los bañistas en la playa Agua Dulce es un indicador del déficit?

Es que si yo vivo en Comas o Carabayllo, ¿por qué tengo que ir a Agua Dulce cuando tengo a Ventanilla? Es una playa inmensa, hermosa y posible, pero mal mantenida y desconectada. Yo propuse, en un plan para el Callao, que haya dos túneles chicos que permitieran ir a la costa desde Lima norte, donde hay tres millones de personas. Ahora, también hay una oportunidad en la isla San Lorenzo, allá tenemos doce kilómetros de playa, y nos bañamos desde hace siglos en Chorrillos, Miraflores o Barranco, que juntas hacen un poco más de tres kilómetros. La isla podría ser un destino, existe la propuesta de construir un gran puente o ir en barco, y que allá haya un gran parque, un acuario, que se pueda pasear y hacer deportes de montaña. Estamos desaprovechando espacios cuyo monto de inversión es bajo y cuya transformación sería fundamental para que Lima sea un destino. Hoy la capital es un paradero para el turista, que se baja aquí porque no le queda otra.

¿Pero en el corto plazo qué se puede hacer para darle más espacio a los bañistas?

De aquí a marzo es mentiroso decir podemos hacer grandes cosas, pero para el año que viene podríamos tener el cuádruple de espacios públicos disponibles simplemente si se toman decisiones y el gobierno debería apoyar, porque Lima es el tercio del Perú. Hay alternativas: insisto en la playa de Ventanilla, se podría desatorar el tráfico de lo camiones y contenedores que van en esa ruta, allá hay 20 kilómetros de playas. También están las playas del sur o los Pantanos de Villa, que están lindos, pero nadie va.

La movilidad es un problema. ¿Cómo incentivar a la gente para que se transporte hasta el sur chico u otras áreas naturales como las de Chosica?

El transporte público debería tener el encargo de llevar a los veraneantes entre noviembre y abril a estos espacios de expansión. Para llegar a Chosica, tenemos un tren que va del Callao a Huancayo solo llevando carga, pero podría ser equipado con nuevos vagones para que el público pueda ir a Ate, Chaclacayo, Chosica. Hoy, llegar hasta allá toma dos horas, con el tren serían 20 minutos. Ahora, acuérdate que Lima tiene tres ríos-Chillón, Rímac y Lurín-, y la gente ya se baña en ellos, pero en condiciones insalubres, y todo río tiene remansos y rincones aptos para ser transformados en parquecitos locales. Sí hay la forma de tener escenarios cercanos para poder pasear en familia, pero ningún municipio dice ‘aquí está mi oferta de esparcimiento’, más dicen ‘a mí no me preguntes, no tengo plata’.

Y hablando de parques, según la última encuesta de Lima Cómo Vamos, el 50,1% de limeños está insatisfecho con las áreas verdes y la cantidad de árboles de la ciudad, y tener un parque cercano y bien cuidado suele ser un privilegio sobre todo en la periferia.

Hay una obra interesante en el aeropuerto Jorge Chávez, que dejará de ser un gran cerco con una puerta. Tiene tres kilómetros de cara al río Rímac, que hoy es un vertedero de basura y que podría ser un parque. Sería un gran cambio para el Callao, un distrito conflictuado por el crimen y la delincuencia. Por otro lado, hay que comprender que como no hay lluvias en Lima, los parques no son de fácil manejo, pero sí existen alternativas: tenemos canales de regadío históricos que se han ido anulando y que generaban alamedas. En los cerros, donde el escenario es desolador, podríamos captar la niebla, generar humedad, riego y verdor. Y esos grandes arenales de San Bartolo podríamos regarlos captando agua reciclada del desagüe de la Chira y convertirlos en espacios aptos de recreación. Ancón tiene el mayor suelo público de Lima que lo van a invadir mañana si no hay un plan inteligente. Y, por último, no sé por qué el alcalde Muñoz no ejecutó el proyecto Río Verde que está listo y habría generado tres kilómetros de ciclovías, paseos y malecón en el Rímac, pero que Castañeda canjeó suciamente con los brasileros de OAS. Tenemos proyectos desaprovechados que se pueden hacer ya.

Lo positivo que dejó la pandemia es que se han abierto más terrazas, hay más gente usando los parques, se abrieron más carriles para bicicletas. ¿Es suficiente?

Creo que todavía. En buena hora se abrieron más espacios exteriores, lo hizo el mundo entero por la pandemia, aquí casi no se hacía. Bienvenido que exista vida de calle, veredas anchas, terrazas, ciudad plural y mixta, que pueda haber vida comercial en planta baja, y suprimir proyectos de zonificación tontos, que creen que la ciudad son capítulos distantes y distintos. Lo que se debe hacer es propiciar una ciudad en la que se pueda ir caminando a obtener lo que uno necesita, y no tenga que treparme a una combi para ir de donde no pasa nada a donde pasa demasiado.

Es cierto que la necesidad de más espacios públicos no es el problema más urgente de la ciudad como sí lo es la inseguridad ciudadana, pero sí es vital para nuestra salud mental. ¿Cómo ponemos el tema en agenda?

Es clave que haya debate público más frecuente, que los políticos sepan que la colectividad les va a pedir más y eso pasó en Colombia. Bogotá era peor que Lima en los noventa, pero hicieron el TransMilenio, y los ciudadanos tuvieron un tiempo predecible para movilizarse; las torrenteras (los espacios de punto de agua) se convirtieron en parques; las bicicletas son las dueñas de la ciudad los domingos. La gente disfruta y usa la ciudad, no la abusa. Me temo que en Lima el tema urbano está ausente de la conciencia pública y cada uno es dueño de su rinconcito, su barrio, pero no tiene una visión de conjunto, no se ve la ciudad como un espacio de oportunidades, desarrollo y futuro, es un sálvense quién pueda. Nos han vuelto a todos muy egoístas y ajenos a esta noción compartida. Y en cuanto a las autoridades, lo que tenemos son caudillos que creen que las obras públicas deben ser sus autorretratos. Lima es la única ciudad capital de América del Sur que mira al mar, tiene tres ríos y una isla, tenemos todo para poder vivir bien y vivimos mal.

¿Qué visión de ciudad debería tener el próximo alcalde o alcaldesa de Lima metropolitana?

Hay que aprovechar lo que se tiene, entender la ciudad como tejido y zurcir este tejido, son 50 distritos, en algunos hay problemas, en otros soluciones. También hay que pensar en que el vivir sea visto como disfrutar, compartir y encontrarse. Deben existir; además, proyectos mayores: el tren de cercanías, los teleféricos, la isla San Lorenzo como destino de playas, la recuperación de los tres ríos. Cada uno puede tener su viabilidad económica, no estoy diciendo que Papá Noel lo regale. Pronto aterrizarán 40 millones de pasajeros en el aeropuerto, el Perú ya está en el mapa del mundo, y Lima tiene que prepararse, es Patrimonio Cultural de la Humanidad, cómo no vamos a tener una oportunidad diferentes al mal vivir. Así como fuimos al mundial también podemos vivir bien.

Periodista en el suplemento Domingo de La República. Licenciada en comunicación social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y magíster por la Universidad de Valladolid, España. Ganadora del Premio Periodismo que llega sin violencia 2019 y el Premio Nacional de Periodismo Cardenal Juan Landázuri Ricketts 2017. Escribe crónicas, perfiles y reportajes sobre violencia de género, feminismo, salud mental y tribus urbanas.