Domingo

Perú: ¿A dónde nos lleva el cambio climático?

Esta semana se presentó al mundo el informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), la mayor autoridad científica en el tema, acerca de cómo el calentamiento global pone en peligro nuestro planeta. ¿Qué efectos tiene en el Perú y qué estamos haciendo para adaptarnos?

El Niño es hoy más frecuente e intenso debido al cambio climático.
El Niño es hoy más frecuente e intenso debido al cambio climático.

El último informe del Panel Intergubermanental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas señala con toda certeza que este fenómeno se debe a causas humanas, pide detener la emisión de gases de efecto invernadero para que el aumento de la temperatura no sobrepase 1.5 grados a fines de este siglo -el planeta se ha calentado en 1.1 grados desde el siglo XIX- y asocia los fenómenos climatológicos extremos al calentamiento global.

La realidad le da la razón a los científicos. Europa está viviendo una terrible ola de calor: esta semana varias regiones de Italia y España han tenido temperaturas que van desde los 43 a los 48.8 grados. Nunca había ocurrido. Y el mismo fenómeno que causa esas temperaturas -un anticiclón que viene de Africa- ha causado incendios en Grecia y el sur europeo.

Los fenómenos climatológicos se interrelacionan. Si se deforesta la Amazonía, por ejemplo, se pone en peligro las lluvias en la Sierra Nevada de California, Estados Unidos. El Perú, con distintos climas y enorme biodiversidad, puede ser uno de los países más afectados por el daño a sus recursos, algo que ya ocurre. Aquí revisamos tres aspectos en que el calentamiento global nos golpea y lo que se puede hacer para adaptarnos.

Clima extremo. Inundaciones y sequías

De acuerdo a los científicos del IPCC, los fenómenos extremos vinculados al clima, como las inundaciones, las sequías y las olas de calor, serán cada vez más frecuentes a nivel global. En el Perú, el fenómeno El Niño se ha hecho presente en nuestra historia desde tiempos inmemoriales, pero desde la década del 70 ha ocurrido más veces y con mayor impacto. “Su mayor frecuencia e intensidad sí se vincula al cambio climático. Y esa mayor presencia es un riesgo alto para la infraestructura, como ha sido siempre”, comenta Manuel Pulgar Vidal, exministro del ambiente y líder de clima y energía del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

El Niño, históricamente, provoca lluvias e inundaciones en el norte del país, deficiencia de lluvias (sequías) en la sierra sur (sobre todo en las zonas altiplánicas) y altera el ciclo de la pesca por la profundización de las especies marinas de agua fría. Las inundaciones causan grave daño a la infraestructura (Piura, Lambayeque, La Libertad, aun no se recuperan del fenómeno de 2017: aún se habla de la ‘reconstrucción del norte’) y las sequías ponen en peligro a las comunidades altoandinas y la seguridad alimentaria.

Otro de los peligros que advierte el grupo de cientificos de la ONU es el aumento del nivel de los océanos, indicando que podría llegar a los dos metros para fines de siglo si no dejamos de emitir gases a la atmósfera. Si bien no es un problema actual, toda la costa peruana sería vulnerable en un hipotético aumento de las aguas en el futuro.

El ministerio del Ambiente, durante la reciente gestión de Francisco Sagasti, aprobó un Plan Nacional de Adecuación al Cambio Climático, en el cual se plantea una visión al 2030 y al 2050. “El Perú al año 2030 alcanza la implementación de la totalidad de las Medidas de Adecuación al Cambio Climático [...] y al año 2050, se consolida como un país adaptado a los efectos del cambio climático”, dicen en su visión.

En el caso de fenómenos climáticos, el Perú hace un monitoreo detallado de El Niño y del clima en todas las regiones, busca reducir la vulnerabilidad mediante la planificación e inversión pública con criterios de gestión de riesgo, resiliencia y sostenibilidad; y ha levantado mapas de riesgo actual, y mapas de riesgo al 2020 y al 2050.

El Plan Nacional de Adaptación tiene 1 objetivo prioritario general, 3 objetivos prioritarios específicos, 13 acciones estratégicas, 46 bienes o productos y 92 acciones para atender los problemas que se presenten en las áreas de Agua, Agricultura, Bosques, Pesca, y Acuicultura y Salud. Las poblaciones más afectadas están consideradas en el centro de las acciones a tomar.

Amazonía. La ‘sabanización’ del bosque

Desde los años años 60 en adelante, la Amazonía ha perdido alrededor del 20% de sus bosques por efectos de la deforestación y la contaminación vinculada a industrias extractivas. Según documentos del Minam, desde 1970 se ha observado una disminución de las lluvias, y durante las tres últimas décadas hay un incremento de la tasa de mortalidad de la biomasa, lo cual ha llevado a una menor capacidad de la Amazonía para absorber CO2.

“Las condiciones más cálidas y secas podrían traer impactos irreversibles en el bosque amazónico lo que refuerza la hipótesis de una posible ‘sabanización’ de la Amazonía. Efectivamente, modelos acoplados entre el clima y la vegetación proyectan, para la segunda mitad del siglo XXI, un cambio del ecosistema de bosque tropical por el de sabana”, se dice en el documento sobre cambio climático del Minam.

En los últimos tiempos enormes extensiones amazónicas han sido arrasadas para sembrar pastos y cambiar el uso de suelos a la ganadería, o para el cultivo de soya. La explotación minera y la contaminación de tierras y ríos también es parte de la deforestación que sufre este gigantesco pulmón planetario. Además, en los últimos años se han producido miles de incendios, naturales o provocados.

“Si seguimos así, es muy probable que se produzca un proceso de desertificación de la Amazonía. La sabanización es el cambio del ecosistema de un bosque abundante, diverso, con mucho volumen, a una pradera con pocos arboles, como es Africa. El fenómeno se debe a cambios en el clima y en menor medida, se ve acelerado por acción del hombre”, señala Manuel Pulgar Vidal.

Un escenario como este podría parecer demasiado apocalíptico, pero debe recordarse que hasta hace unas décadas tampoco se creía en el deshielo de los casquetes polares. Eso, ahora, es una realidad casi irreversible. Lo que le queda a los países que comparten territorio amazónico, entre ellos el Perú, es frenar la deforestación o reforestar, además de combatir la contaminación.

El Plan Nacional de Adecuación señala que el Perú ha lanzado la Plataforma de Pueblos Indígenas para enfrentar el Cambio Climático (PPICC), que funciona como un espacio de gobernanza que involucra a los pueblos indígenas u originarios en las políticas públicas para la adaptación y mitigación del cambio climático.

Deshielo. ¿Falta de agua en el futuro?

Como consecuencia del cambio climático, el Perú ha perdido el 53,5 % de su superficie glaciar en los últimos cincuenta años, lo que plantea el problema sobre nuestras fuentes de agua para el futuro. Los glaciares alimentan de agua a veinticuatro cuencas hidrográficas ubicadas en once regiones, pero todos los glaciares por debajo de los 5 mil metros habrán desaparecido para el 2030. La costa peruana, que tiene el 65% de la población del país y solo el 2% del porcentaje de agua de las cuencas, sufriría el estrés hídrico que se viene.

“La pérdida de glaciares y el cambio en los ciclos del agua impactan de manera negativa la capacidad de las poblaciones para acceder al recurso.[...] El cambio climático modifica la relación de la población con los recursos hídricos como elementos básicos para la subsistencia humana”, señala el Plan Nacional sobre cambio climático.

El deshielo de los glaciares trae un nuevo peligro: la formación de lagunas en zonas altas con el peligro de probables aludes. En Huaraz varias lagunas son monitoreadas por el peligro de su desembalse.

El Minam considera 31 medidas de adaptación al cambio climático relacionadas con el recurso hídrico, y tiene cuatro componentes sobre su uso: poblacional, agrario, energético y gestión multisectorial. La Autoridad Nacional del Agua (ANA) anunció en 2018 un Programa Nacional de Gestión de Recursos Hídricos para los próximos 30 años. Y también se considera la construcción de represas y reservorios en varias regiones del país.

Manuel Pulgar Vidal comenta que el Perú es vulnerable por las consecuencias ecosistémicas del cambio climático, pero también por las consecuencias económicas que pueden sufrir actividades como la agricultura, la pesca o la industria.

“Además el mundo ha planteado que vamos a salir de la quema de combustibles fósiles. La Agencia Internacional de Energía considera que al 2050 el 90% de la producción debería ser con energías renovables. El Perú tiene que establecer una transición para salir del petróleo y del gas natural, cambiar a la energía eólica o fotovoltaica”, explica. De aquí al 2050 el mundo deberá parar sus emisiones de CO2 o el futuro será negro. Enorme e incierto reto.