Parte de Guerra: Mujeres patriotas: conspiración, espionaje, correos
Organizando tertulias o regentando fondas populares en donde se discutían las nuevas ideas políticas y se planeaban acciones, actuando como espías o como correos, acompañando a las tropas e incluso luchando en los campos de batalla, las mujeres intervinieron decisivamente a favor de la independencia, quebrando las barreras que la sociedad les imponía.
Escribe: Dra. Magally Alegre Henderson *
Las acciones de mujeres en favor de la independencia se iniciaron mucho antes de la llegada de las expediciones libertadoras al Perú. Baste recordar las gestiones de doña Brígida Silva de Ochoa como conspiradora y correo patriota, desde 1807 hasta la llegada de José de San Martín, distribuyendo impresos a favor de la independencia, sin levantar nunca sospecha. También la profusa correspondencia entre Rosa Campuzano y el Protector San Martín, que sirvió para preparar la entrada de la expedición libertadora a Lima. Gracias a sus vínculos con generales realistas admiradores suyos, como Domingo Tristán y José Domingo La Mar, e incluso con el propio virrey José de La Serna, la tertuliana guayaquileña logró obtener valiosa información para las tropas patriotas. Su casa de la calle de San Marcelo (hoy Emancipación) albergaba una concurrida tertulia y se convirtió en refugio de jóvenes conspiradores independentistas.
A su vez, la prensa y la propaganda patriotas demuestran el convencimiento de los libertadores de que la independencia no podía ser ganada al margen de las mujeres y de que se requería asegurar su participación para lograr la victoria. Periódicos patriotas, como Los Andes Libres, les dirigieron palabras de aliento y las animaron a influir en sus parientes y amigos para unirse a la causa independentista. Una acción que se llamó de “seducción” y que tuvo en el paso del batallón Numancia al bando patriota, su más claro ejemplo.
El cambio de bando del batallón Numancia, a inicios de diciembre de 1820, fue un duro golpe para los realistas. La influencia de un grupo de mujeres que acudían a la fonda de Carmen Guzmán, situada en la calle Guadalupe (hoy Azángaro), es fundamental para atraer a los oficiales y soldados de ese batallón a las fuerzas independentistas. Además de la propia Carmen Guzmán, mujeres de toda condición, como la marquesa María Hermenegilda de Guisla Larrea, Gertrudis Coello, Rosa Campuzano, Manuela Sáenz y Carmen Noriega, formaron parte del esfuerzo que concluyó con la deserción del regimiento. Elvira García y García cuenta que la última de ellas, Carmen Noriega, se las arreglaba incluso para pasar armas ocultas en sus faldas al bando patriota.
La amistad y conspiración patriota de Rosa Campuzano y Manuela Sáenz, ambas participes de la fonda de Carmen Guzmán, son recogidas por la Tradición de Palma titulada “La Protectora y la Libertadora”. Palma reduce la acción patriota de Campuzano y Sáenz a sus relaciones sentimentales con San Martín y Simón Bolívar, respectivamente. Construye con ello, una narrativa romántica sobre la participación de las mujeres en la independencia, que retrata los valores femeninos de domesticidad, maternidad y despolitización, propios de la cultura burguesa de fines del siglo XIX.
Esta visión romántica sobre la intervención de las mujeres en la independencia se alimenta también de la propia propaganda patriota (como la Proclama al bello sexo peruano, publicada en español y en quechua), que se dirige a las mujeres como “virtuosas doncellas” y que las exhorta a armar con sus propias manos a sus defensores. Además de convocarlas para ser “premio de los vencedores” y de emplear una retórica de protección y defensa de la mujer, este tipo de discurso fue luego reproducido por la historiografía tradicional y contribuyó a desconocer e invisibilizar la participación que tuvieron las mujeres en el liderazgo de los movimientos rebeldes, su presencia en las líneas de combate como aprovisionadoras de la tropa –recordemos a las rabonas– y, en ocasiones, su acción militar.
Más allá de narrativas románticas y estereotipos que resaltan la belleza o la capacidad de persuasión de las mujeres como armas de la debilidad, una revisión histórica de la independencia nos lleva a encontrar acción y compromiso político entre las mujeres y a valorar su contribución a la causa patriota.
(*) Doctora y magíster en historia latinoamericana por la Universidad de Stony Brook (Estados Unidos). Coordinadora de la Casa O’Higgins, ejerce la docencia en el Departamento de Humanidades y es gestora del doctorado en historia en la PUCP.
Cronología de la independencia del Perú 1821
29 de ene. Dieciocho jefes realistas, en Aznapuquio, conminan al virrey Pezuela a entregar el mando al general José de la Serna y a dejar el Perú en un plazo de 24 horas. El virrey dimitió.
12 de feb. En Huaura, San Martín dicta un reglamento provisorio. El territorio libre es dividido en cuatro departamentos: Trujillo, Tarma, Huaylas y la Costa, que después tomó el nombre de la capital.
13 de feb. Se publica el periódico realista El triunfo de la Nación hasta el 29 de junio. El editor fue Guillermo del Río.
17 de mar. En Paita, los patriotas capturan el buque Sacramento.
4-18 May. Los negociadores del general San Martín y del virrey La Serna, se reúnen en Punchauca. Se negocia un armisticio vigente hasta el 4 de junio. San Martín propuso el establecimiento de una monarquía con un príncipe español, previo reconocimiento de la independencia del Perú. No hubo acuerdo.
20 de May. Combate de Mirabe en Puno. Victoria de Miller. Arenales ocupa Jauja. Fuente: M. Guerra, coord., Cronología de la independencia del Perú, 2016.