Domingo

Christian Bendayán: Persiguiendo visiones

A propósito del lanzamiento de su miniserie Ama-Zonas de Mitos y Visiones, hablamos con el artista Christian Bendayán sobre la situación del arte amazónico y de sus creadores, golpeados por la pandemia y necesitados, más que nunca, de un Estado que los saque de la precariedad en la que conciben su arte.

Christian Bendayán, artista y gestor cultural, dirigió una miniserie de 10 capítulos sobre arte amazónico peruano, producida por el Proyecto Especial Bicentenario. Foto: Félix Contreras.
Christian Bendayán, artista y gestor cultural, dirigió una miniserie de 10 capítulos sobre arte amazónico peruano, producida por el Proyecto Especial Bicentenario. Foto: Félix Contreras.

Confinado en Lima, a mil kilómetros de distancia, pero tan cerca como se podía estar emocionalmente, el artista Christian Bendayán vivió casi en tiempo real la brutalidad de la primera ola en su natal Iquitos.

Más allá de las escenas terribles que transmitían los medios, la dramática realidad de la crisis sanitaria brotaba a cada momento en sus grupos de WhatsApp. El amigo que pedía ayuda a los contactos para llevar un balón de oxígeno a su casa. El otro que pedía auxilio en el chat porque no podía respirar bien. Aquel a quien se le murió el hermano llegando al hospital y que cuando se enteró de que también estaba contagiado, decidió no volver a su casa, sino quedarse a tratar de conseguir medicinas y oxígeno a otros enfermos. Historias de dolor, pero también de heroísmo.

Desde la distancia, el pintor que retrató como nadie la cultura popular de nuestra Amazonía se preguntó qué podía hacer.

Con sus amigos de la promoción 1990 del Colegio San Agustín y la desinteresada colaboración de un grupo de médicos latinos residentes en los Estados Unidos, colaboró en la creación de la llamada Brigada de Rescate y Esperanza, que brinda atenciones virtuales y lleva medicinas y equipos de protección personal a enfermos y personal sanitario en Iquitos.

Junto con el pintor Rember Yahuarcani, Bendayán también organizó una campaña solidaria para llevar medicinas y víveres de primera necesidad a los ancianos y personas vulnerables de Pebas, un distrito asentado en las orillas del Amazonas. Vendiendo sus grabados y dibujos por Internet, los artistas pudieron prestar ayuda a muchas familias agobiadas por la pandemia, de las que ninguna autoridad se había acordado.

La pandemia golpeó con fuerza a todo el país, pero en pocos lugares se sintió tanto como en la Amazonía, donde la pobreza y precariedad son tan patentes. Y uno de los sectores que más acusaron el golpe fue precisamente el de los artistas, algunos de los cuales Bendayán conocía bastante bien.

–¿Cuánto golpeó la pandemia a los artistas amazónicos?

–Los afectó gravemente. La gran mayoría de artistas shipibas que conozco fueron afectadas por la enfermedad. Si hubiera sido una enfermedad mucho más grave, habría puesto en riesgo la existencia misma de tradiciones artísticas que son patrimonio, como el Kené. Lo mismo ha pasado con otros artistas de otros pueblos indígenas. Pintores, músicos, que han fallecido y con ellos cuánto conocimiento, cuánta producción cultural se ha perdido. Hace una semana murió el guitarrista de Los Wemblers, Alberto Sánchez, el creador del sonido característico de la cumbia psicodélica amazónica. Cuántos temas sin grabar, cuántos conocimientos se han perdido porque no hemos tenido la inteligencia de salvaguardarlos.

–La artista shipiba Lastenia Canayo está hoy enferma.

–Lastenia está con dengue. En la Amazonía, además del COVID tenemos el dengue.

–Eso dice mucho de la precariedad en la que viven...

–Eso es lo más preocupante, cómo viven los artistas. Lastenia Canayo, por ejemplo, ha aportado tanto desde su arte a la cultura peruana, desde que empezó su producción, trabajando de la mano con Pablo Macera, la cantidad de exhibiciones en las que ha participado, y es increíble que siga viviendo en la precariedad en la que está y que no se haya desarrollado un proyecto para que tanto ella como otras artistas shipibas no sigan viviendo en esta precariedad.

–¿La respuesta del Ministerio de Cultura a esta situación ha estado a la altura?

–No ha estado a la altura. Primero, porque reaccionaron tardísimo, desde la parte de Interculturalidad, las visitas y la atención a los pueblos indígenas fueron tardías. Las organizaciones indígenas no recibían los apoyos necesarios para combatir la propagación del virus y atender a sus enfermos. Pero, además, ante la grave crisis en la que entra el mercado del arte peruano, que es de lo que dependemos los artistas, no hubo una respuesta inmediata. Los apoyos COVID han sido lentos e insuficientes y, sobre todo, no ha habido una cercanía de parte del ministerio hacia los actores artísticos ni ha habido ideas creativas para generar, por ejemplo, lazos de apoyo con otros ministerios.

Un arte de compromiso

Durante los últimos meses, con la industria cultural prácticamente paralizada, Christian Bendayán emprendió un proyecto singular: hacer una miniserie documental dedicada al arte amazónico peruano.

–Yo venía armando una exposición presencial, pero con la pandemia decidí que era una oportunidad para hacer una miniserie digital, aprovechando que la gente está más enganchada a las series que nunca y que las plataformas audiovisuales están incorporando cada vez más contenidos de arte.

La miniserie, Ama-Zonas de Mitos y Visiones, producida por el Proyecto Especial Bicentenario, será lanzada el jueves 11 de febrero y está estructurada en 10 capítulos que abordan algunos de los principales mitos amazónicos, entre ellos la Sirena y el Bufeo, el Barco Fantasma y el Chullachaqui. Para relatarlos, Bendayán se sirve de las representaciones hechas por artistas como Víctor Churay, Chonón Bensho y la familia Yahuarcani López, entre otros.

–He hecho muchas exposiciones y textos y eso me ha permitido reconocer diferentes líneas de producción y comprender el arte amazónico no como un arte de representación, sino como un arte de compromiso. Porque la representación de un mito amazónico en una obra no te está hablando de un personaje mitológico. Te está advirtiendo de algún problema que vive actualmente la Amazonía. Está hablando de la urgencia de cambiar el rumbo de las políticas sobre la Amazonía.

–Dijiste recientemente que estamos entrando al mejor momento del arte amazónico.

–Así es, porque se están generando vías alternas. Los artistas ya no necesitan pasar por los espacios oficiales y han encontrado otras formas de llegar a la gente e internacionalizarse. Pero, sobre todo, porque el arte amazónico viene con un bagaje muy grande de saberes: el hecho de no tener un solo dios sino múltiples dioses; de no solo creer en el bien y el mal sino en múltiples categorías éticas; de no tomar las cosas innecesariamente de la naturaleza, sino hacerlo desde el merecimiento... son cosas que no se hacen en otras partes del mundo.

Al mismo tiempo que celebra esta revalorización, Bendayán, el gestor cultural que ayudó a difundir a tantos artistas selváticos poco conocidos, advierte el riesgo de que este arte se convierta en una mercancía más, el nuevo “caucho” que se extrae de la Amazonía. Hay que desarrollar un mercado justo, dice. Y no permitir que los creadores, desde esa precariedad que ha desnudado la pandemia, vean viajar su arte por el mundo y solo reciban migajas.