Parte de Guerra: Los apuros de Pezuela

Escribe: Cristina Ana Mazzeo (*)

El 3 diciembre de 1820, el batallón Numancia, incluidos sus oficiales, se pasaron íntegramente al bando patriota. La falta de numerario para el sostenimiento del ejército es una de las causas. Sucede que la situación económica del gobierno del virrey Joaquín de la Pezuela es desastrosa.

La Real Hacienda debe pagar los sueldos de los militares, pero las aduanas, la minería, los obrajes y los tributos en general son insuficientes. En Lima hay desabastecimiento de bienes esenciales y aumento de los precios. La llegada del general José de San Martín a Pisco, a inicios de setiembre, ha sorprendido tanto a la población como al virrey, que han entrado en pánico.

Pezuela ha enviado un mensaje a los diputados de Arica, Arequipa, Trujillo y Guayaquil, advirtiéndoles que “por ningún motivo hicieran uso de los derechos de las aduanas que estaban a cargo del Tribunal Consular”. Necesita recaudar 60,000 pesos que había tomado “provisionalmente” de las arcas del Estado y que debían ser enviados a la corona. A su vez, ha decretado una imposición del 1% sobre todos los efectos comerciales que se introduzcan al Callao. Este impuesto se suma a otros que se cobran ya sobre la extracción de oro y plata.

“La tropa se halla sin raciones”

Pezuela igualmente ha convocado a una reunión de emergencia con la cúpula mercantil para pedir prestados 500,000 pesos con el fin de poder expulsar a San Martín. Coincide la suma solicitada con la de la sociedad limeña, que temiendo una ocupación militar de las fuerzas “insurgentes”, pide “la acumulación de un fondo de 500 mil pesos para premiar a los muchos soldados que nos defienden de los caudillos San Martín y Cochrane”. Ya en julio de 1820, el virrey había solicitado a los comerciantes más pudientes un préstamo de 160,000 pesos.

“La tropa se halla sin raciones, para el día de hoy –notifica Pezuela al Consulado de Comercio–, hace algunos que el soldado no recibe los dos reales que corresponden para el mantenimiento de sus ranchos y si continúan tan dolorosas privaciones nos enfrentamos a la disolución completa del ejército”.

Asimismo, el virrey ordenó reducir las obras pías. Es decir, las fundaciones de caridad para los sectores más desprotegidos– y poner en venta las fincas que años antes pertenecieron a los jesuitas. Sin embargo, estos recursos no alcanzan para cubrir las grandes deudas del Estado, entre ellas, el creciente y costoso mantenimiento de la fuerza militar.

Consulado de Comercio

El 5 de febrero de 1820, el virrey se reunió con el ministro de Hacienda y el gremio de comerciantes –el Consulado de Comercio– para obtener nuevos ingresos y mantener la guarnición de Lima: 114,000 pesos para pagar los sueldos de los oficiales y la tropa, más 50,000 pesos para financiar la división de Piura.

El virrey reconoció en esos momentos que en ninguna época, desde iniciada la revolución, había estado la capital y el virreinato en tales apuros.

El 22 de febrero ordenó que se tomasen de la Casa de la Moneda unos 60,000 pesos para poder pagar a la tropa en el mes entrante. En mayo escribió en su memoria de gobierno: “Infinitos acreedores claman por que se les pague”. En julio decretó la venta en subasta pública de la casa de Administración de Temporalidades y todas las fincas pertenecientes a obras pías para completar la suma de 500,000 pesos.

En otro arriesgado gambito, el virrey planteó establecer el comercio libre con los ingleses, lo que el Consulado de Comercio no aceptó. Para impedir dicho comercio, el virrey les exigió entregar 117,000 pesos al mes para el sostenimiento del ejército, “entretanto estos mandarines españoles se van apropiando de todas las rentas del estado”, fustigó un anónimo.

Circula el rumor de que el virrey Pezuela ha enviado a Inglaterra un millón de pesos para asegurar “lo mucho que ha robado”. Sin embargo, las medidas adoptadas no alcanzan para sostener a la fuerza militar en Lima, que suman 271 oficiales y 6685 soldados, según nuestras fuentes.

La disidencia con el cuerpo del ejército –en especial con el general José de La Serna, con quien hay discrepancias sobre la conducción de la guerra–, las constantes aportaciones pedidas a la élite mercantil y una tropa que no tiene garantizado su sustento diario, minan el apoyo político al virrey Pezuela y, ya siendo finales de año, no se descarta su próximo derrocamiento.

(*)Doctora en Ciencias Sociales por el Colegio de Michoacán (México), se desempeña como docente de Historia en la PUCP. Acaba de escribir El impacto del trienio liberal en el Protectorado de San Martín, de próxima aparición (Sevilla, 2020).

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Cronología de la independencia del Perú 1820

7-8 Set. San Martín desembarca en la bahía de Paracas.

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3 Dic. Sublevación de las tropas del batallón Numancia a favor de los patriotas; apresan al coronel Ruperto Delgado.

6 Dic. Batalla de Cerro de Pasco. Victoria patriota. Es tomado prisionero el coronel realista Andrés de Santa Cruz.

15 Dic. Proclamación de la independencia en Huánuco.

27 Dic. Proclamación y jura de la independencia en Lambayeque.

29 Dic. Arenales libra la batalla de Huancayo.

1821

4 Ene. Piura jura su independencia.

6 Ene. Cajamarca jura su independencia.

7 Ene. Tumbes y Chachapoyas proclaman su independencia. Acciones de Álvarez de Arenales en la sierra central.

24 Ene. Agustín Gamarra se une a las fuerzas patriotas, junto con los tenientes coroneles José Miguel Velasco y Juan Bautista Eléspuru.

Fuente: M. Guerra, coord., Cronología de la independencia del Perú, 2016.