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Domingo

De paseo por el futuro

Una casa inteligente que habla, robots que asisten ancianos, automóviles que se manejan solos, la ciencia prevé que el 2020 será el año del gran salto tecnológico. La inteligencia artificial cambiará el mundo tal y como lo conocemos. ¿Viviremos pronto entre autómatas que ‘sueñan con ovejas electrónicas’?

Asistentes de voz que te despiertan por las mañanas, tubos succionadores que te transportan de un lugar a otro, robots que barren y planchan, pantallas gigantes para hacer videollamadas, autos que vuelan. Todos estos artilugios formaron parte del mundo futurista de Los Supersónicos, una serie animada de Hanna-Barbera que en 1962 imaginaba cómo sería la vida de los humanos en el año 2062.

Quitando invenciones como los autos voladores, muchos de los avances tecnológicos que se vaticinaron en el dibujo animado se están haciendo realidad. La casa inteligente que funciona por órdenes de voz, donde transcurre la vida de Sónico y Ultra, por ejemplo, tiene una copia en Japón. Fue presentada por Panasonic hace pocos años bajo el rótulo de Wonder Life BOX 2020. ¿Se imagina una cocina que le recomiende recetas de postres o tener una habitación cuyos espejos proyecten su imagen con el maquillaje que debería usar? Pues en esta vivienda, como en la de Los Supersónicos, es posible. Fue desarrollada por la empresa japonesa con miras a los Juegos Olímpicos de Tokio de este año, con la promesa de formar un barrio de varios prototipos similares, donde se alojarán los deportistas.

“Una mejor vida 2020-2030” fue el lema de lanzamiento de la casa inteligente. Así proyecta nuestro futuro Panasonic: viviendas y ciudades totalmente conectadas a internet de alta velocidad, en las que la inteligencia artificial (IA) y los robots ayudarán a los humanos en sus labores cotidianas. A menos que uno de ellos se rebele de la servidumbre y nos quiera dominar como en Yo, robot, la distopía en la que actúa Will Smith, pero aún estamos muy lejos de los autómatas capaces de sentir y razonar por sí solos como los humanos.

Por el momento, científicos y empresas de tecnología siguen “inventando nuestro futuro”, como dijo Bill Gates en un editorial para la revista científica Wired. Y aquí hacemos un recuento de las innovaciones que están haciendo más cercano el mundo de Los Supersónicos.

Clones de Robotina

Robots que hacen compañía a los solitarios, robots que transportan platillos en los restaurantes, robots que asisten a los ancianos. La convivencia con estas máquinas provistas de IA aún está fuera de nuestro alcance, al menos en este lado del mundo. Sin embargo, en San Francisco, Estados Unidos, hay restaurantes donde brazos robóticos sirven el café, pero no se comparan con los ejemplares que predominan en China. Allá, el futuro (en el que imaginamos a androides integrados en nuestra cotidianidad) ya es el presente. La cadena Haidalao abrió el año pasado su primer restaurante inteligente en el que los platillos son llevados a las mesas por robots rodantes provistos de bandejas que previamente toman el pedido de los comensales vía iPads.

Por ahí no más, en Japón, ya se ven personas paseando en carritos a sus robots amigos. El semihumanoide Pepper (SoftBank Robotics Corp) fue el más requerido cuando salió al mercado en 2014. Costaba US$ 1600 y el primer lote fue vendido en el primer minuto. Es un robot del tamaño de un niño de 12 años que es capaz de sostener conversaciones básicas y “leer” las emociones de sus dueños. A través de sensores de IA puede reconocer la tristeza en el rostro de un huma- no y darle “apoyo emocional”. Abraza, canta el 'cumpleaños feliz’ y baila. Es la versión potenciada de los asistentes de voz Siri y Alexa.

En el país del Sol Naciente, los robots también están presentes en las residencias geriátricas. Debido al elevado número de ancianos solitarios, el gobierno lanzó un programa de subvención para las empresas tecnológicas que desarrollen dispositivos robóticos para la asistencia de este grupo etario. En residencias como Shintomi, en Tokio, robots con IA despiertan a los adultos mayores por las mañanas, les recuerdan a qué hora tomar su medicina y les hacen compañía sosteniendo conversaciones. El gobierno previó que este año cuatro de cada cinco ancianos recibirán asistencia de un robot. Siguiendo el paralelo con Los Supersónicos, esta gama de autómatas podría compararse con Robotina, la mucama de hojalata que limpiaba, cocinaba y hasta hacía masajes a sus amos, pero los expertos afirman que aún faltan varios años para tener robots de este tipo. De hecho, ven como una posibilidad más cercana la aparición de automóviles autónomos circulando por las pistas de las ciudades más desarrolladas.

Mi chofer, un robot

La red 5G es el último grito de la tecnología, y la tenemos prácticamente a la vuelta de la esquina. Tener una casa inteligente solo será posible con este tipo de conectividad, que es diez veces más veloz que la 4G, y que permitirá (además de descargar una película de una plataforma de streaming en 3,7 segundos) conectar miles de artefactos a la vez como la refrigeradora y la cocina, y hasta a los automóviles autónomos, otra de las grandes novedades de la IA que aún está a prueba.

El mundo recibió con entusiasmo los primeros prototipos hace apenas unos años. Gigantes de la tecnología como Google, Uber y Tesla, así como las empresas Ford, BMW y Hyundai están desarrollando y experimentando con sus primeros modelos. Se trata de automóviles que se manejan solos o, mejor dicho, que están dotados de un sistema de sensores que perciben los objetos y obstáculos que los rodean, tienen un sistema de posicionamiento global y una visión computarizada que les permite tomar decisiones de ruta y maniobras de conducción. Funcionan, en suma, gracias a la robótica y a la IA, y ya están entre nosotros.

En Singapur, la start-up nuTonomy, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), sacó a las calles en 2016 la primera flota de taxis sin conductor para mostrar su performance al mundo. Sin embargo, el “auto del futuro” no ha estado exento de errores fatales. En 2018, un Tesla se estrelló cuando iba en piloto automático, matando al conductor, y un Uber autónomo se estrelló, matando a un peatón.

¿Quién fue el culpable de los accidentes?, ¿el fabricante de los automóviles?, ¿el pasajero que iba en el vehículo? Existe un vacío legal al respecto. Por ahora, científicos y desarrolladores de IA se preguntan bajo qué normas éticas deberían actuar los artefactos inteligentes del futuro. Las cabeceras más importantes del mundo vaticinaron al 2020 como el año del gran salto tecnológico: calcularon que habrá más usuarios con dispositivos móviles (5.400 millones), que empezará la era de la hiperconexión, y la humanidad tomará a toda velocidad la autopista que la llevará a vivir en un mundo de robots y tecnología al servicio de sus caprichos como en Los Supersónicos. Hacia allá vamos.

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