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Domingo

Las siguen matando

Se realizan marchas contra la violencia de género, se crean leyes para sancionar las agresiones machistas, se habla de empoderamiento femenino e igualdad de derechos. Sin embargo, los feminicidios siguen escalando en el país. El 2019 cerró con más de 160 víctimas. Tres crímenes a la semana en promedio. La cifra más alta de la última década. ¿Por qué el sistema se sigue ensañando con las mujeres?

Feministas con nombres de víctimas de feminicidio en sus espaldas.
Feministas con nombres de víctimas de feminicidio en sus espaldas.

Decenas de mujeres con los ojos vendados, alineadas en una plaza pública de Chile, coreando con convicción una letra al unísono: Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía (bis) / El violador eres tú (bis).

El 2019 cierra con esta potente imagen que dio vuelta al mundo en noviembre pasado. Se trató de la performance Un violador en tu camino, creación de Las Tesis, un grupo de feministas de Valparaíso que, en medio de la avalancha de protestas de su país, alzaron la voz para denunciar la violencia infringida por la policía contra las protestantes que señalaron desnudos forzados, torturas y amenazas de violación sexual.

Contagiadas por el mensaje, que deja claro que la culpa nunca es de la víctima, mujeres de varias ciudades salieron a las calles a cantar el himno feminista, de Buenos Aires a Barcelona, de París a Bogotá, de Nueva Delhi a Lima, y no solo en la capital, en Cuzco fue entonado en quechua a viva voz. “Fue un acto de sanación colectiva. Liberamos a las niñas y mujeres víctimas a las que la sociedad hace responsables de la violencia por andar con una falda corta o tomar de más”, opina la artista Liliana Albornoz (38), quien participó del gran plantón del 30 de noviembre pasado frente al Palacio de Justicia.

Ese mismo día, mientras las jóvenes se manifestaban, se registraba un nuevo feminicidio en el país: en La Libertad, Juana Rodríguez recibió un disparo en el pecho del arma de su exconviviente, muriendo en el acto. Fue la víctima 158 del 2019. ¿Por qué nos siguen matando a pesar de que miles de mujeres se movilizan contra la violencia machista, se habla de empoderamiento femenino e igualdad de derechos, y se crean leyes más duras contra agresores y asesinos? Reflexionamos alrededor de esta pregunta con Albornoz y otras activistas feministas.

Recuento macabro

-Los feminicidios son la máxima respuesta de violencia ante la multitudinaria movilización de mujeres que se manifiestan, que denuncian, que se enfrentan, indica la performer Nadia Rondón (35).

-Al cometer un feminicidio, el asesino está enviando un comunicado a las otras mujeres: “Si se rebelan, las vamos a lastimar, y sus cuerpos violentados servirán de ejemplo para que otras no transgredan el status quo donde nosotros mandamos”, indica la artista y educadora Lici Ramírez (37).

-Es como si nos estuvieran disciplinando: “No solo te voy golpear, te voy a masacrar, te voy a meter en un cilindro, te voy a prender fuego, te voy a acuchillar más de veinte veces para que aprendas la lección”, añade Liliana Albornoz.

Cuando realizamos esta entrevista, había pasado un día del feminicidio de Jéssica Tejeda. La madrugada del 22 de diciembre fue acuchillada por su exconviviente Juan Huaripata, que no solo se ensañó con ella, atacó también a sus cuatro hijos, echó llave e incendió su departamento en El Agustino. Fue un triple asesinato. Y con ello se habrían superado las 160 víctimas. La Adjuntía para los Derechos de la Mujer de la Defensoría del Pueblo maneja una cifra mayor, 172 víctimas, e indica que 212 menores quedaron en la orfandad este año debido a las muertes violentas de sus madres.

No salíamos de la conmoción del crimen de Jéssica, y la noche del domingo el cadáver de otra mujer era hallado. La anciana Ana Manrique fue asesinada por su hijo en Comas. Le propinó un golpe letal en la cabeza con una licuadora.

El desglose que hace el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables sobre las formas en que las mujeres fueron exterminadas es aterrador: la mayoría fue acuchillada, otras fueron golpeadas hasta morir, a muchas les dispararon, las asfixiaron, las atropellaron, las quemaron.

Lo que le pasó a María Alvarado en San Martín la madrugada del jueves da testimonio de este inventario de la crueldad: su esposo le roció gasolina y le prendió fuego mientras dormía. Al cierre de esta edición, la mujer había fallecido.

‘Si te pega, aguanta’

Las estadísticas, esas fuentes irrefutables, reafirman lo que activistas y expertas en el tema de la violencia de género advierten: las mujeres son víctimas de un sistema que se ensaña con sus cuerpos, y el feminicidio está en la punta de la pirámide de las agresiones machistas, que empiezan con comentarios del tipo: ‘mujer tenías que ser’ o ‘calladita te ves más bonita’.

“El tema es cultural, de ahí la importancia de la formación de nuevas formas de relacionamiento entre hombres y mujeres desde la escuela. Falta trabajar muchísimo con varones, hacerlos resistentes al aprendizaje de ser agresores”, dice la docente universitaria y escritora feminista Violeta Barrientos. La artista ayacuchana Venuca Evanan (32) sabe muy bien de lo que habla la experta: “La violencia machista está enraizada en la cultura andina. Cuando me casé, mis familiares me dijeron: ‘si tu esposo te pega, aguanta no más, no le faltes el respeto’, y cuando me separé, mi padre me dijo: ‘Seguro te faltó que te dieran tu corrección’”. Liliana, Nadia, Lici, Venuca y la educadora y mujer trans Gahela Tseneg (27) se pintaron los nombres de las mujeres asesinadas en las espaldas. Prefieren no ser identificadas porque ellas solo son cuerpas que comunican lo que miles de mujeres padecen. En el movimiento no hay organizadoras ni líderes, todas estamos comprometidas para que la violencia termine”, dice Gahela.

Machismo: una ideología letal

Por: Angélica Motta, antropóloga feminista

La reciente masacre perpetrada por Juan Huaripata que acabó con la vida de Jéssica Tejeda y tres de sus hijxs en El Agustino es de tal crueldad que nos aliviaría creer que él es un desquiciado ajeno a nuestra vida social. Sin embargo, la pericia psicológica concluye que no padece de trastornos mentales. Lo suyo, como lo de tantos otros feminicidas, es ideología machista en acción: disciplinamiento de las mujeres e intento desesperado de afirmación de masculinidad. Cerramos el año 2019 con más de 160 feminicidios, cifra récord. Esta exacerbación machista se explica tanto como reacción a los avances de la lucha por derechos de las mujeres (Gina Vargas), como por la precarización de la vida que deja sus cuerpos como único territorio de afirmación masculina (Rita Segato). En todo caso, la situación se entrampa más cuando la ideología machista cunde entre quienes deberían enfrentarla. Para muestra tres escenas: JT fue asesinada a una cuadra de la comisaría de su barrio. A pesar de las llamadas de vecinxs, la policía demoró más de una hora en llegar. Fundamento machista operando: minorización de la violencia contra las mujeres. Esta desmoviliza el sentido de urgencia, engendra impunidad y espíritu de cuerpo patriarcal. Una reportera pregunta a la vecina de JT: ‘¿La señora era tranquila?’. Como si la conducta de la víctima pudiera explicar el horror que le fue infligido, reproduciendo otro pilar del machismo: la culpabilización de la víctima. La ministra de Justicia pide a la prensa que no le malogren la Navidad hablándole del tema. La señora no quiere perder la sonrisa porque una mujer de estrato popular y sus hijos hayan sido masacrados. Queda claro: el patriarcado también puede ser encarnado por una mujer y se intersecta con la clase y la etnicidad. Este caso evidencia la urgente necesidad de perspectiva de género, en particular en la formación de policías, periodistas, operadores y hasta altos funcionarios de justicia. De otro modo, se podrá, por ejemplo, destituir a todos los policías de una Comisaría, pero los que vengan harán lo mismo. Contra ideología machista, enfoque de género.

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