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Domingo

España: la extrema derecha asciende

Gane quien gane las elecciones hoy en España, algo parece seguro: Vox, el partido que alienta el odio contra los inmigrantes y niega la violencia de género, se convertirá en la tercera fuerza política del país.

Spanish far-right VOX party leader and candidate for prime minister Santiago Abascal delivers a speech during an election night rally in Madrid after Spain held general elections on April 28, 2019. - Spain's socialists won snap elections but without the necessary majority to govern in a fragmented political landscape marked by the far-right's dramatic eruption in parliament. (Photo by OSCAR DEL POZO / AFP)

VOX. SANTIAGO ABASCAL. LA ULTRADERECHA PRESENTE EN DIPUTADOS
Spanish far-right VOX party leader and candidate for prime minister Santiago Abascal delivers a speech during an election night rally in Madrid after Spain held general elections on April 28, 2019. - Spain's socialists won snap elections but without the necessary majority to govern in a fragmented political landscape marked by the far-right's dramatic eruption in parliament. (Photo by OSCAR DEL POZO / AFP) VOX. SANTIAGO ABASCAL. LA ULTRADERECHA PRESENTE EN DIPUTADOS

Un año atrás era impensable. Vox era un partido pequeño, sin representación parlamentaria, que se movía en los márgenes de la política española, fuera de los reflectores que iluminaban a los grandes, el PSOE y el PP, y a las nuevas estrellas del barrio, Podemos (izquierda) y Ciudadanos (centroderecha).

Hoy, cuando España acude a las urnas para intentar elegir a un gobernante por segunda vez en el año, el partido de extrema derecha liderado por Santiago Abascalque cree que el problema de la inseguridad es culpa de los inmigrantes y que niega que exista violencia de género– está cerca de convertirse en la tercera fuerza política del país.

En la última encuesta realizada por la compañía Sigma 2, Vox conseguía el 12 por ciento de los votos y 35 parlamentarios, solo detrás del PSOE (Partido Socialista Obrero Español, de centro izquierda) y del PP (Partido Popular, de derecha).

La encuesta fue hecha a mediados de octubre y no recogió las adhesiones de los votantes después del debate electoral, el lunes 4 de noviembre, cuando Abascal se midió con sus competidores: Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Casado (PP), Pablo Iglesias (Unidas Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos).

Los principales medios españoles han coincidido en que el líder de Vox no solo ganó el debate, sino que ha marcado la pauta de los últimos días de campaña, al punto de que ha obligado al PP y Ciudadanos a radicalizar sus posiciones, con el fin de que los de Abascal no les sigan quitando votantes.

Según un análisis del diario El País, Vox ha venido ganando adhesiones sostenidamente desde setiembre, sobre todo después de que resucitó el conflicto catalán, y tiene a los votantes más convencidos: el 85.3 por ciento de los que le votaron en abril volverán a hacerlo hoy.

Un año atrás, todo esto era impensable. En las elecciones de 2016, Vox apenas había sacado el 0.2 por ciento de los votos.

¿Qué ocurrió?

REACCIÓN CONSERVADORA

Un año atrás, Vox era un partido pequeño, sí, pero el sentimiento de nacionalismo exacerbado que representa se estaba incubando desde antes, en particular desde que, en 2017, el gobierno de Cataluña realizó un referéndum de independencia.

Vox cosechó, por un lado, la reacción contra el separatismo catalán. Por otro, el sentimiento de rechazo a los inmigrantes, sobre todo a los africanos y musulmanes, que es especialmente fuerte en las regiones del sur. Pero, también, como explicó la periodista Anne Applebaum en un artículo en The Washington Post, su ascenso es consecuencia de la campaña internacional de la “alt right” norteamericana y de la reacción conservadora que se ha venido construyendo en Europa durante años, y en España luego del gobierno de José Rodríguez Zapatero, que dictó una serie de leyes progresistas en torno al aborto, el matrimonio igualitario y la violencia de género.

En el debate del lunes, Abascal defendió sus planteamientos xenófobos y antiautonómicos apoyándose en falsedades –por ejemplo, que el 70% de las violaciones grupales son cometidas por extranjeros o que las comunidades autonómicas le cuestan a España al menos 60 mil millones de dólares–, sin que ninguno de sus competidores se detuviese a desmentirlo.

Sea porque los de derecha no querían pelearse con él –lo necesitarán si quieren ser gobierno– y los de la izquierda, porque creen que les conviene fragmentar a sus adversarios, los líderes políticos españoles permitieron que el discurso de la extrema derecha llegara sin filtros a millones de ciudadanos.

Hoy, un partido ultranacionalista, conservador y antifeminista habrá llegado a lo más alto de la política española.

Reportero. Comunicador social por la UNMSM. Especializado en conservación, cambio climático y desarrollo sostenible. Antes en IDL Reporteros y Perú.21. Premio Periodismo Sustentable 2016. Premio Especial Cáritas del Perú. Finalista del Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación 2011.