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“Cierre de edición”, la nueva novela de Juan Carlos Méndez

A pocos días de dejar su trabajo, un jefe de redacción debe hacer su último cierre de edición con un reportaje que pondrá a prueba su vocación periodística.

Juan Carlos Méndez, escritor y periodista, acerca de su nueva novela "Cierre de edición". Foto: captura de LR+
Juan Carlos Méndez, escritor y periodista, acerca de su nueva novela "Cierre de edición". Foto: captura de LR+

En “La entrevista”, Paola Ugaz conversó con Juan Carlos Méndez, escritor y periodista, acerca de su nueva novela “Cierre de edición” que cuenta la historia de los últimos días de un jefe de redacción, lo difícil que es producir una exclusiva, sobre todo cuando te enfrentas a tus supervisores, y explica cómo es el proceso hasta que llega a las manos de los lectores. Todo esto acompañado de personajes variopintos que revelan la vida, preocupaciones y pecados de una sala de redacción.

¿Cómo nace, cómo se hace para contar una historia que nos sumerge y nos mete a una redacción de nuevo?

Soy periodista y no me dedico a escribir ficción las 24 horas del día, toda la semana, pero cuando decidí escribir esta novela comenzaron a surgir estas voces, estos personajes de la redacción. Uno tiene que escribir sobre algo que conoce muy bien, haber hecho un buen trabajo de campo o ser un experto para tener algo que decir. Tienes que saber mucho, muchísimo más que el lector para escribir sobre el tema.

Yo sabía mucho sobre redacción. Había estado casi una década en una redacción y comenzaron a surgir estos personajes. Luego apareció el espacio donde se desarrollan los redactores, fotógrafos, diagramadores, la gente de limpieza, pero eso no es suficiente para hacer una novela.

Teniendo el espacio, apareció el tiempo. Metí a todos estos personajes en una última semana de un cierre de edición de un semanario, pero también la última semana del protagonista, y ahí se crea una tensión, digamos, temporal-espacial, que permite a estos personajes adquirir una densidad dramática.

Una de las cosas que más me gustó fue el ambiente que le diste. ¿Cómo te inspiraste?

Cuando aparecen estos personajes y aparece este espacio, que es la redacción, me di cuenta que la redacción es un personaje también, había que tratarla como tal. ¿Qué significa eso? Dotarla de una psicología y de matices. En la novela, la redacción está dividida en varios pisos. Cada piso es diferente, es como si fuera una faceta de cada personalidad.

Por otro lado, pensé como si cada piso fuera uno de los círculos del infierno de Dante o el purgatorio, donde en cada piso se describe un pecado. Creo que esta redacción era muy pecaminosa, en la ficción, le he añadido lujuria, gula, los siete pecados capitales han sido mi Biblia.

Una de las cosas que más se resalta es ir a la calle. ¿Por qué es importante para los estudiantes de periodismo oler la calle, saber qué pasa ahí?

La mejor manera de competir, saber de periodismo, es ir a la calle. Creo que el mejor periodismo es el que no se encuentra en Google. Elaborar un reportaje con datos que no están en Google, con datos a los que no todos tienen acceso, esa información exclusiva nos lleva a hacer un buen reportaje.

Un periodista no es un tuitero, un influencer, no es un community manager; sino una persona que va al lugar de los hechos. No digo que lo otro no sea importante, pero un periodista va hasta el lugar, recoge información de primera mano y luego contrasta con diferentes fuentes. Lo escribe y ese texto pasa por otros ojos, hay un control de calidad.

Pero la redacción como escuela se ha perdido. Habían escritores viejos que te enseñaban, te formaban.

Efectivamente, la redacción era una escuela periodística, moral y nocturna, pero muy responsable también porque podías hacer lo que sea, pero si tenías comisión en la mañana, tenías que estar ahí parado y cumplir. Uno podía divertirse si estaba seguro que iba a cumplir bien su trabajo.

¿En qué otras novelas te inspiras?

Me inspiro en la vida, en la experiencia, pero hay una tradición literaria que también he revisado, también he leído. Mario Varga Llosa tiene una serie de novelas con periodistas: está “Conversación en La Catedral”, “La guerra del fin del mundo”, “El hablador”; en su última novela “Tiempos recios” habla de la manipulación. La experiencia de él como periodista la ha reflejado en sus novelas.

El personaje del periodista es muy útil como protagonista para estrategia narrativa porque entra y sale, tiene contacto con diferentes personajes de diversos estratos sociales. Se puede reunir con el presidente, un futbolista, una prostituta. Puede ir a una entrevista, a otro país, cruzar la frontera. Eso le da dinamismo a la narrativa.

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