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Cultural

Juan Ochoa López, su muerte es una denuncia

Homenaje. El escritor y periodista, como muchos peruanos pobres, falleció esperando un balón de oxígeno en el hospital de Villa El Salvador.

juan ochoa lopez
juan ochoa lopez

La muerte del escritor y periodista Juan Ochoa López, víctima del Covid-19, no deja de ser una denuncia. Murió en los pasillos del hospital de Villa El Salvador, esperando un balón de oxígeno, como otro pobre más de este país. Es decir, no solo ha sido víctima de la pandemia, sino también del sistema precario de salud destinado para los peruanos de a pie. Quienes nos gobiernan saben que tenemos una ley que prohíbe la producción de oxígeno al 93% de pureza, pues exige que sea al 100%. Sin embargo, en otros países como EEUU −lo decía el doctor Elmer Huerta− se usa el de 93%. En el Perú, hay leyes que nos matan.

El deceso de Juan Ochoa ha sido muy sentido. Basta mirar las redes sociales para saber que amigos, colegas y compañeros de ruta no dejan de lamentar su partida, no sin coraje y rabia, por su muerte injusta. Era limeño, nació en 1965. Su profesión era el periodismo, su pasión la literatura. Se armó de una forma del lenguaje para auscultar la realidad, exponerla, cuestionarla, a través de sus crónicas escritas, sus columnas y reportajes televisivos. Pero era otro su lenguaje cuando, en la literatura, se encaminaba por los senderos de la imaginación.

Por sus trabajos, como ensayista y escritor, cosechó reconocimientos. Cuando en los años 80 migró a Chile, ganó un premio de ensayo con un trabajo sobre la poeta Gabriela Mistral (1989). Después, en el 2011, conquistó el Primer Premio en el Concurso Iberoamericano de Ensayo por el Bicentenario de Independencia de Cartagena de Indias, Colombia.

Y como columnista, no pocas veces generó polémicas, como aquella ocasión en que enfiló su pluma sobre el jugador de la selección chilena Arturo Vidal cuando a Perú le tocó disputar la Copa América.

En el campo de la televisión, López Ochoa fue uno de los fundadores del programa ‘Reportaje al Perú’, del canal 7. Quizás este trabajo de ir conociendo los pueblos y paisajes de nuestro país decidió en él abocarse a nuestra Amazonía, un territorio que se apoderó de su corazón. Y estuvo allí, haciendo periodismo, pero también literatura, procesando la vida del bosque, ese gran universo de los asháninkas, shipibo-conibos, huambisas y aguarunas.

Precisamente, el más alto reconocimiento literario lo alcanzó escribiendo sobre el mundo amazónico. El 2013 ganó el Premio de Novela Corta Julio Ramón Ribeyro con El amor empieza en la carne, en el concurso organizado por el Banco Central de Reserva del Perú. La novela narra una historia de un triángulo amoroso en el que, por supuesto, hay un personaje limeño y sin embargo no será este quien cuente los hechos.

Juan Ochoa había aprendido a enhebrar historias. El amor empieza... viene a ser el desarrollo de un tema que antes había trabajado en el cuento “Lupuna”.

Una de las veces que lo vi fue en Andahuaylas, el 2004, cuando acudimos al último entierro de José María Arguedas. Estábamos reunidos con Nelly Arguedas. Hasta ahora pensé que habíamos coincidido como periodistas en esa comisión, pero no, ahora me entero que era sobrino de Arguedas. Caminamos mucho, aunque nunca me lo mencionó. Cuánta razón tiene el escritor Ronald Arquíñigo Vidal, su amigo, cuando escribió en su Facebook: “Se murió cuidando la discreción, no hizo aspavientos de su salud en esta pandemia, ni para dar lástima, ni para exhibir el morbo de su enfermedad como un talk show mediático, ni para pedir a nadie por no molestar. Cuánta bronca me da. Cuánto dolor siento”.

Como dicen, era caballero del silencio.

Nació en Acarí, Arequipa. Estudió Literatura Hispánica en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima, Perú). Egresado y bachiller en Literatura. Ha publicado artículos y reportajes en diarios y revistas nacionales y extranjeras. Sus textos literarios han sido incluidos en la “Antología de la Poesía Arequipeña”, de Jorge Cornejo Polar y en la muestra de poesía de Perú y Colombia “En tierras del cóndor”, de los colombianos Juan Manuel Roca y Jaidith Soto. Ha publicado el poemario Manuscrito del viento y libro de perfiles Rostros de memoria, visiones y versiones sobre escritores peruanos.