Comunidades nativas en emergencia tras inundaciones en Madre de Dios
“Primero nos golpeó la pandemia de la COVID-19, ahora las inundaciones aquí en Madre de Dios”, dijo un dirigente de las comunidades indígenas. Han perdido viviendas y cosechas.
Un pedido urgente de ayuda humanitaria para socorrer a las comunidades indígenas afectadas por el desborde de los ríos Madre de Dios, Tambopata, Las Piedras, Tahuamanu y Manu efectuó la Federación Nativa del río Madre de Dios y afluentes (Fenamad).
La organización pidió a las autoridades ayuda, ya que los las lluvia y posteriores inundaciones han ocasionado numerosas pérdidas a las comunidades nativas.
El consejo directivo de Fenamad, presidido por Julio Cusurichi Palacios, compartió un dramático video en el que se aprecia el embate de la naturaleza sobre casas y sembríos.
“Primero nos golpeó la pandemia de la COVID-19, ahora las inundaciones aquí en Madre de Dios. Muchas de las comunidades nativas, las personas viven en las riberas de los ríos, las casas están inundadas, los productos que se siembran también. Necesitamos apoyo de las autoridades nacionales y regionales porque nuestras vidas están en peligro”, señaló Cusurichi en este registro audiovisual.
Las comunidades nativas afectadas son Tipishka, Palma Real, Santa Teresita, La Victoria, Boca Pariamanu, Monte Salvado, Puerto Nuevo, Santa Alicia, Puerto Arturo, Tres Islas, San Jacinto, Bélgica y Sonene.
Asimismo, El Pilar, Infierno, Nueva Oceanía, Boca Inambari, Boca Isiriwe, Shintuya, Palotoa Teparo, Shipetiari, Isla de los Valles, Diamante y Puerto Azul.
La situación es tan caótica en la región que el Gobierno decretó el estado de emergencia por 60 días. El pasado domingo 21 de febrero, la Presidencia de Consejo de Ministros (PCM) publicó el Decreto Supremo 030-2021 en el que oficializó la medida.
De acuerdo con el DS, el jefe del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) remitió un informe en el que señala que las lluvias de los días 18 y 19 de febrero han generado inundaciones en las tres provincias de Madre de Dios y, en consecuencia, se han visto afectadas la vida y la salud de las personas, viviendas, colegios, áreas de cultivo, carreteras y otras infraestructuras.