El 53.1 % de pacientes hospitalizados con coronavirus (COVID-19) presentan disfagia orofaríngea, según los estudios preliminares que está realizando Nutricia en el Hospital de Mataró, en España.
Su investigador principal, Pere Clavé, comentó que desde la comunidad científica se están realizando aportaciones de evidencia para que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considere la disfagia como un posible síntoma asociado al COVID-19.
La disfagia orofaríngea es la dificultad para tragar los alimentos y las bebidas. Se trata de un síndrome bastante frecuente que afecta la calidad de vida, especialmente en personas de tercera edad, según Pere Clavé, fundador de la Sociedad Europea de Trastornos de Deglución.
Por esa razón, las personas que sufren de este trastorno deben ser alimentadas a través de sondas conectadas directamente al estómago o al esófago. De este modo, la disfagia orofaríngea puede causar la muerte si el alimento llegara a filtrarse hacia los pulmones de un paciente, al provocarle una neumonía por aspiración.
Peter Clavé menciona que existen tres etapas de la disfagia en paciente con COVID-19.
- La primera, conocida como viral, el paciente presenta un cuadro clínico parecido a la gripe.
- La segunda, evoluciona a un cuadro más grave relacionado con problemas respiratorios. Es aquí, donde el paciente es hospitalizado y es observado con disfagia.
- La tercera es la que requiere ingreso en la UCI, y es provocada por una expuesta hiperinflamatoria. Empieza a perder masa muscular, hasta 1 kg.
A su vez, el especialista resalta tres etapas del proceso infeccioso:
1. Pacientes en UCI: con menor frecuencia, la disfagia aparece en pacientes que han estado intubados, se les ha colocado una sonda nasogástrica o han pasado por una traqueotomía.
2. Pacientes con cuadros graves: con mayor prevalencia, algunos pacientes que no han estado en la UCI, pero han tenido un cuadro respiratorio grave y síntomas neurológicos han presentado disfagia.
3. Pacientes poscovid: la disfagia aparece tras superar las fases agudas. Los pacientes presentan sarcopenia, debilidad muscular, malnutrición o caquexia.
Para tratar la disfagia orofaríngea, el logopeda o el terapeuta de la deglución procederá a hacer lo siguiente:
- Ejercicios de aprendizaje: Hay ciertos ejercicios que pueden ayudar a coordinar los músculos que se utilizan para tragar o volver a estimular los nervios que provocan el reflejo de la deglución.
- Enseñanza de técnicas de deglución: El paciente puede aprender maneras de colocar los alimentos en la boca o de posicionar el cuerpo y la cabeza para que le sea más fácil tragar. Si la disfagia se debe a problemas neurológicos, como el Alzheimer o Parkinson, es posible que le enseñen ejercicios y nuevas técnicas para tragar a fin de ayudar a contrarrestarla.
- Cirugía: El tipo de tratamiento quirúrgico depende de la causa de la disfagia.
- Si el paciente con COVID-19 estuvo en UCI y con intubación, tiene mayores riesgos de desarrollar disfagia.
- Otros de los síntomas típicos del coronavirus son la pérdida de gusto y de olfato, motivo por el cual el equipo de Clavé ha empezado a estudiar cómo la sensación en la faringe modula el acto de tragar.
“Si perdemos la capacidad del gusto y la percepción en la faringe, creemos que también podemos perder la capacidad de controlar bien los mecanismos de deglución, que son muy complejos”, explica.
- La insuficiencia respiratoria, tan típica del coronavirus, hace que se pierda en cierto modo el ciclo deglutorio-respiratorio (tragar-respirar). Cuando el paciente sale de esta fase normalmente “ha perdido peso, está desnutrido y tiene sarcopenia —falta de masa muscular— que también afecta a la lengua y a la faringe. Esa debilidad hace que no pueda tragar bien”.
- La fase hiperinflamatoria del COVID-19, en la que el sistema inmune reacciona contra sí mismo, produce un gran consumo de proteínas y, por tanto, causa desnutrición.