VMT: cementerio se convierte en reunión y tradición familiar [FOTOS]

El primero de noviembre miles de familias van rumbo al cementerio de Nueva Esperanza con el objetivo de reencontrarse con sus familiares fallecidos.,VMT: cementerio se convierte en reunión y tradición familiar [FOTOS],VMT: cementerio se convierte en reunión y tradición familiar [FOTOS],VMT: cementerio se convierte en reunión y tradición familiar [FOTOS],VMT: cementerio se convierte en reunión y tradición familiar [FOTOS],VMT: cementerio se convierte en reunión y tradición familiar [FOTOS],El camposanto Nueva Esperanza, además de ser el segundo cementerio más grande del mundo, y el recinto colmado de de visitantes en el Día de Todos los santos Está ubicado en el distrito de Villa María del Triunfo. Allí el recordar la muerte de un familiar o compañero no es sinónimo de lamento o penas. Por el contrario, la alegría recorre cada espacio del lugar. PUEDES VER: “Yo no he muerto. Moriré solo el día que me olviden” [FOTOS] Este cementerio tiene 60 hectáreas y varias divisiones. Existe la sección Huancaínos, Niños, Santa María, Quinceañeras, Eucaliptos, entre otros. Según los cuidadores del lugar, el sector más alegre y con mayor cantidad de nichos es Huancaínos. Según autoridades, el cementerio cuenta con alrededor de un millón de tumbas. El también llamado cementerio Virgen de Lourdes fue creado en la década de los sesenta, época de oleadas migratorias desde las provincias hacia Lima, y su función fue la de brindar un espacio en donde los inmigrantes pueden enterrar a sus muertos. En un inicio, el lugar era un cementerio clandestino de las personas que vivían por el entorno, recién en el año 1970, a través de una resolución ministerial de la cartera de Salud, se autoriza el funcionamiento del camposanto a cargo del consejo del distrito (El alcalde de entonces era el Dr. Pedro Valle Medina). Para ese entonces, el cementerio contaba con más de setenta entierros. Festividad y alegría en lugar dde tristeza y penumbra El buen humor y entusiasmo empieza desde temprano. Desde altas horas de la madrugada las familias ingresan al cementerio Nueva Esperanza con las ofrendas que depositarán a sus difuntos: velas, flores, comida, bebidas, etc. Allí pasan el día con sus muertos. Los niños juegan alrededor mientras los adultos se encargan de la limpieza del depósito de ofrendas. Algunos se enfocan más en la restauración del nicho; otros, en cambio, prefieren pasar el tiempo conversando, comiendo y tomando con sus familiares. Sin embargo, existen sepulturas del Nueva Esperanza abandonadas, las flores marchitas son la compañía de los nichos cubiertos por polvo y telarañas. Tradiciones y cultura Este cementerio es testigo de las tradiciones fúnebres andinas. Allí, además de decorar el lugar donde descansa el muerto con flores, cuadros, pinturas y globos, celebran con él su día. Las familias contratan “bandas típicas”, llevan cerveza, bailan y relatan anécdotas. Tres danzantes de tijeras y una banda de músicos: combinación perfecta que representa la costumbre popular. Estos artistas ayacuchanos llevan más de cuatro años armando celebraciones en el cementerio para alegrar al alma de los muertos. Además, para ellos, bailar y cantar es más que una representación artística, “es una conexión con nuestros apus y madre tierra” afirma uno de los cantantes. Mototaxistas y vendedores a la hora del día Algo característico del camposanto es la presencia de vendedores y mototaxistas. Desde la entrada del lugar, las personas ofrecen “canchita”, “chicha” helada, gelatinas, platos de comida, juguetes, decoraciones y panes Tanta wawa. Estos panes son característicos de la sierra peruana y representan a las almas que partieron. Por otro lado, una fila de mototaxis está a la espera de un pasajero. Estos recorren, por el camino principal, todo el cementerio al precio de un sol por persona. (Texto y fotos enviados por Andrei Hidalgo, Diana Mondragón, Fabrizio Peceros mediante el WhatsApp de La República 941 000 000)