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Política

Cecilia Méndez: “En vez de contribuir con la institucionalidad democrática, los partidos la desestabilizan”

La República conversó con Cecilia Méndez, historiadora y profesora de la Universidad de California, en Santa Bárbara, Estados Unidos. “Antauro está en la cárcel, es responsable de la muerte de cuántas personas, y está aliado con partidos del establishment, maquinando con los congresistas”, sostiene.

La historiadora y profesora de la Universidad de California, Cecilia Méndez, reflexiona sobre las recientes denuncias que comprometen al presidente, Martín Vizcarra. También cuestiona a los partidos políticos peruanos que, según dice, lo único que les importa es el acceso al poder y desestabilizar a las instituciones.

La vez que hablamos hace poco más de un año me dijo que sentía admiración por el presidente Martín Vizcarra. ¿Se mantiene en esa posición?

En el momento en que yo hice esas declaraciones era cuando, si mal no recuerdo, todavía estaba el Congreso fujimorista, ¿no es cierto?

Es correcto.

Y Vizcarra estaba acosado, no tenía salida porque no había ninguna posibilidad de trabajar con ese Congreso. Y dio ciertas muestras de independencia ante entidades como la Confiep que a mí me admiraron, que políticamente a mí me parecieron bastante valientes, habida cuenta de cómo fueron nuestros anteriores gobiernos, que no han tenido absolutamente ninguna independencia. Hemos visto uno a uno que se han sometido. Y digo sometido, porque es literal.

¿Y ahora?

Y ahora puedo decir que hubo una decepción muy grande, debo confesarlo, muy parecida a la que tuve con Susana Villarán, aunque nunca fui muy hincha suya, y ya vimos donde terminó: en la cárcel. Eso no es nada para festejar. Es triste.

Claro. Ahora, en el caso de Vizcarra falta que se investigue.

Exactamente, en el caso de Vizcarra lo que hay es una denuncia. No se ha hecho la investigación. Es necesario darle el beneficio de la duda y no somos jueces. Las cosas han cambiado, pero no estoy en el mismo momento emocional, obviamente. Estoy mucho más decepcionada de todo. Si se hace una revisión a los últimos presidentes que hemos tenido, ¿hubo alguno mejor en los últimos 50 o 60 años? Es difícil y es toda una paradoja, porque es el presidente sin partido, ¿no es cierto? Y eso quizás ayuda a que tenga simpatía de la población. Si quieres tener esperanza en el Perú no mires a los partidos, mira a otro sitio. Es casi eso, ¿no? Haz organizaciones civiles, marcha en la calle…

¿Pero no milites en un partido?

Estaba escuchando el programa de Rosa María Palacios en donde pasó un audio de Hernando de Soto, y no sabía por qué partido estaba postulando (risas). Eso te dice todo de la política peruana, ¿no? Es la desesperación por el poder. No importa el partido, dame una franquicia.

¿Diría que todo se reduce a conseguir un vehículo para acceder al poder?

Sí, y eso es triste, sobre todo dada la historia que tenemos con Sendero Luminoso. He estado pensando yo que somos el país de SL. Tengo algunas reflexiones sobre esto…

La escucho.

Mire, he estado pensando que mucha gente ha desestimado que SL fuera un partido. No sé si recuerde, pero se rasgaron las vestiduras cuando la CVR presentó su informe diciendo “Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso”…

SL tenía una estructura partidaria jerárquica.

Era un partido político y se ha negado su identidad como partido toda la vida, tan es así que no se les llama PCP-SL sino solo SL. Hemos mutilado su identidad partidaria. Si nos ponemos a pensar en las estrategias de SL, nos hemos focalizado en las bombas, en las muertes, pero antes de eso trabajaba políticamente, infiltrándose. Se metía en las organizaciones de base, reclutaba adeptos con métodos que no son muy distintos a los métodos que vemos en los partidos de ahora, en el sentido de que todo lo que les importa es el poder y desestabilizar las instituciones, porque el objetivo fundamental al final es tener el poder. En vez de contribuir con la estabilización, con la institucionalidad democrática, los partidos la desestabilizan. Eso es lo que hacía SL. Ya es tiempo de que entendamos la historia política incluyendo a SL como parte de ella. Otro momento en el que reaccioné con cierta perplejidad frente a la opinión masiva fue cuando Movadef se quiso presentar como partido.

También hubo posiciones en contra de eso.

En todas partes del mundo, personas que pertenecían a grupos armados formaron partidos políticos. En el Perú cuando Movadef quiso inscribirse, dijeron qué barbaridad, eso no es un partido, esos son terroristas. ¿Y ahora qué cosa vemos? ¿Qué cosa son nuestros políticos? De alguna manera son los que desestabilizan la democracia, cuando deberían ayudar a conservarla y a trabajar dentro de ella. Lo que hacen es utilizar a la democracia, a las instituciones para lograr sus fines. La democracia es solo un medio. Estamos en un momento en que la conducta de nuestros políticos tiene que obligarnos a replantear nuestra historia política y no poner a los que llegan (al poder) institucionalmente en un lado y a los que tiran bombas en otro lado, porque hay semejanzas.

¿Cuál es la semejanza? ¿La búsqueda del poder?

Claro, a costa de cualquier otra cosa. Y no creer en la democracia también.

Pero SL quería llegar al poder con violencia, no con elecciones.

Claro, pero cuando fueron derrotados quisieron convertirse en un partido con Movadef y no los dejaron. A eso voy. Desde luego que hay diferencias, SL no creía en el proceso electoral. Mi punto es, ¿qué autoridad moral van a tener los partidos de hoy para decir que un Movadef no entre? ¡Si ya está Antauro adentro! Está en la cárcel, es responsable de la muerte de cuántas personas, purgando sus culpas, y está ahorita aliado con partidos del establishment, maquinando con los congresistas para tomar el poder.

¿Qué le sugiere la presentación de mociones de vacancia desde el Congreso?

Primero, me espanta que sea tan fácil. Es como un deporte. Primero son las firmas, luego 52 votos (para admitir a debate la moción) y luego…

87 votos para aprobar la moción.

¿Quién ha hecho esas leyes? La verdad, no entiendo, porque no soy estudiosa de leyes ni abogado, pero hay algo que está mal. ¿Cómo es posible que sea tan fácil vacar a un presidente?

¿Y hay algo mal que está en el Congreso?

Hay algo peor que está en el Congreso. No puedes hacer algo solo porque puedes. Si eres un político, tienes que hacerlo porque debes.

Un político debe tener capacidad de contención, de autocontrol.

Tiene que tener ética también, ¿no es cierto? Tú no puedes robar porque puedes. No puedes vacar a un presidente solo porque hay leyes fáciles que te lo permiten. Por eso es que el Perú termina siendo un país con salidas autoritarias. Si las reglas son tan fáciles de quebrar, si nadie las obedece, ¿por qué extrañarse de que haya venido un Fujimori? ¿O Abimael Guzmán?

Con todo lo que me ha dicho sobre los partidos y su ambición desmedida del poder, ya me adelantó lo que piensa. Igual, le consulto: ¿le genera alguna expectativa este proceso electoral que viene?

Si hubiera algún candidato o candidata que me entusiasmara, se lo diría, pero no lo veo. Cuando hemos tenido situaciones difíciles, cuando los políticos nos han metido la mano, la gente ha salido a las calles. Eso es lo que ha hecho que cambie un poco la historia en el Perú. Y no solo en el Perú sino en todas partes. La participación de la gente en términos de protestas ha cambiado el mundo. Eso cualquier historiador lo sabe. No se puede entender la política solo a través de procesos formales. ¿Cómo las mujeres tuvieron el voto? ¿Cómo terminó la esclavitud? No en todas partes, porque en el Perú el proceso de la abolición de la esclavitud fue distinto, pero muchas de las conquistas laborales han sido a través de eso. Es lo único que a mí me da esperanza: que la gente salga. El tema de la pandemia lo hace todo más difícil. Ahora se están tratando de bajar al Tribunal Constitucional otra vez, ya no con un golpe sino usando las leyes…

A su favor.

Los políticos se adaptan, pero el fin es el mismo: desestabilizar para tener el poder.

Las de 2021 son elecciones que marcan la entrada al bicentenario. ¿Cómo piensa una historiadora una fecha así? La escucho pesimista.

Pesimista sobre la política, sí claro. Estamos en un momento en el que -otra vez- quieren vacar a un presidente y eso, obviamente, no tiene ningún sentido. Vizcarra se va en meses. En fin, yo le comentaba a otra persona que cuando nos preguntan a los historiadores sobre el bicentenario…

¿No saben qué responder?

No, sí. Lo que pasa es que tengo una respuesta como historiadora…

¿Y otra como qué?

Es que no sé si tengo una respuesta como no historiadora (risas). Mire, si analiza lo que han hecho otros países cuando les ha tocado conmemoraciones de alto calibre, como los 200 años de la revolución francesa, los historiadores se lo toman en el sentido de que no es necesariamente una celebración, sino una oportunidad para repensar el momento político, porque, en realidad, es una fecha absolutamente arbitraria. Nos hemos inventado su importancia porque nos gusta contar las cosas de cien en cien.

Desde luego. Es algo simbólico más que otra cosa.

Es tan importante el año 57 de la República como el ciento y tanto. Claro, cuando pasan más años piensas, ¿y qué hemos logrado? Lo que creo como historiadora es que es una oportunidad para pensar y reevaluar cómo hemos escrito la historia, qué hemos omitido de ella, y qué es necesario decir. Ese ejercicio en sí ya te hace ver el presente de otra forma. Yo estoy trabajando en un tema, que es por qué hemos escogido celebrar la fecha en que San Martín proclama la independencia de Lima. ¿Por qué no escogimos otra fecha? Y a raíz de las investigaciones que he estado haciendo, hay evidencias de que se omitieron hechos que ocurrieron antes y después.

¿Cuáles hechos?

Hubo la jura de la independencia. ¿Y qué cosa es la jura? No fue la proclama, sino un ritual en el que -literalmente- las personas, las instituciones, las iglesias, todas las asociaciones tenían que comprometerse a defender la independencia del Perú frente a cualquier potencia extranjera y a luchar por ella. O sea, hubo un acto de participación popular en ese proceso de independencia que se ha borrado de la historia. ¿Por qué cree que San Martín dice que proclama la independencia del Perú por la voluntad general de los pueblos? Se está refiriendo a esa jura, se está refiriendo a que él no lo va a hacer solo, sino que tiene legitimidad y porque la gente se lo pide. Se ha borrado eso del recuerdo oficial, solamente se presenta el momento del caudillo que dice “son libres”.

¿Se ha borrado al pueblo?

Se ha borrado al pueblo, la participación cívica del pueblo y se han borrado los hechos revolucionarios, como cuando alguien pateó el busto del rey el día de la proclamación de la independencia. El rey aunque lejano era el símbolo de que estábamos bajo un imperio, y pasar a proclamar una república soberana era un cambio conceptual brutal, que empezó a estar en la mente de la gente, de los políticos. Estas cosas se han omitido de las narrativas oficiales de la historia, y ese es solo un ejemplo. En mi producción he escrito cosas todavía menos conocidas, como lo que pasaba en el mundo rural, con los campesinos. El bicentenario nos da la oportunidad de ver qué hemos omitido, de ver qué hemos contado mal. Es una tarea cívica. Los historiadores tenemos la responsabilidad de hacer accesible el conocimiento que vemos en los archivos a la sociedad. Yo no escribo historia solo para académicos.

Usted enseña en Estados Unidos. Hablemos finalmente un poco de las elecciones allá. Las encuestas dicen que lo más probable es el triunfo de Biden.

La gran preocupación que existe acá es que no existe democracia directa.

Claro, es por colegios electorales.

Lo que he escuchado últimamente por fin es al New York Times planteando la pregunta de por qué se mantiene este sistema de colegios electorales, que es uno muy anticuado, muy antidemocrático, que en el Perú se dejó a finales del siglo XIX, cuando se cambió por el voto directo. (George W.) Bush tuvo medio millón de votos menos y ganó. Hillary Clinton tuvo casi tres millones de votos más que Trump y perdió. Hay una distorsión. Por eso la desesperación. Si no, hace tiempo ya hubiéramos dado por ganado a Biden. Es probable que gane, aunque no hay ninguna seguridad, y por eso hay una batalla feroz. Es una democracia distorsionada, porque al final los discursos se limitan a capturar los estados púrpuras, que no son ni rojos ni azules, ni republicanos ni demócratas.

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