Políticos en busca de buena prensa

La reactivación de iniciativas para regular al periodismo.,Junto con los jueces y fiscales de los casos lava jato, otro sector que ha sido responsabilizado por la decisión fatal de Alan García fue el periodismo, reactivando viejos anhelos de ‘regularlo’ con el fin de alinear su desempeño con el que esperan varios políticos, es decir, eso que llaman ‘buena prensa’. Sin perjuicio de la autocrítica que el periodismo –como todo oficio– siempre debe hacer sobre su desempeño, responsabilizarlo de la muerte del ex presidente por supuestamente crearle un clima hostil, constituye una atribución irresponsable y poco creíble. Pocas personas tan curtidas para la crítica –en dar y en recibir– como un dos veces ex presidente de la república con una trayectoria política de cuarenta años. Lo más probable es que a él y a su entorno les molestara la dificultad de encarar la verdad y consecuencias de las revelaciones realizadas por el periodismo, aunque eso constituye una misión inherente a su papel en una democracia. Pero más allá de estas especulaciones lo cierto es que la muerte del ex presidente García llevó a reactivar antiguos cuestionamientos a la prensa y la iniciativa de regularla más allá de lo que establece actualmente la ley. No sorprende la propuesta de Mauricio Mulder cuando, frente al ataúd, señaló que “no crean los que cuelgan periódicos en los quioscos que pueden decir lo que les da la gana, no son los dueños del Perú”, pues se trata de un antiguo anhelo del congresista aprista. Sí sorprende, en cambio, que el candidato presidencial Alfredo Barnechea aludiera, también frente al ataúd, “al cartel mediático que ha distorsionado el Perú y al cual, cuando lleguemos al gobierno en 2021, vamos a regular, porque aquí tiene que haber libre competencia en los medios. Esta muerte llama a reflexión para enderezar el Perú, para terminar el envilecimiento, la polarización y para que la justicia sea justicia y no show mediático”. Eso, junto con todo lo que Barnechea dijo en su discurso tan desatinado en el velorio de Alan García, parece haber sido una suerte de marcha fúnebre de su candidatura, lo cual ha servido para darse cuenta de que, como ocurre en este lustro político, el periodismo seguirá siendo el blanco de políticos que buscan ‘buena prensa’.