Por: César Loo Gil (*),Todo inició en 1987 cuando se publicó un artículo en el cual se describía cómo algunas bacterias (Streptococcus pyogenes) se defendían de las infecciones víricas (virus). Estas bacterias tienen unas enzimas que son capaces de distinguir entre el material genético de la bacteria y el del virus y, una vez hecha la distinción, destruyen al material genético del virus cortándolos (CRISPR). Se encontró que una zona determinada del genoma de muchos microorganismos, estaba llena de repeticiones palindrómicas (que se leen igual al derecho y al revés) sin ninguna función aparente. Estas repeticiones estaban separadas entre sí mediante unas secuencias denominadas “espaciadores” que se parecían a otras de virus y plásmidos. Justo delante de esas repeticiones y “espaciadores” hay una secuencia llamada “líder”. Estas secuencias son las que se llamaron CRISPR (“Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente interespaciadas”). Pero ¿qué podemos hacer con ésta tecnología? De manera molecular podemos decir que esta herramienta se podrá utilizar para regular la expresión génica, etiquetar sitios específicos del genoma en células vivas, identificar y modificar funciones de genes y corregir genes defectuosos. Es en este último punto, es donde los científicos colocamos nuestras esperanzas de poder “cortar” genes defectuosos y “pegar” genes sanos, con ello, podemos tratar enfermedades genéticas como la diabetes, el cáncer, artrosis, etc. Las posibilidades son casi inimaginables. Con la tecnología CRISPR se inaugura una nueva era de ingeniería genética en la que se puede editar, corregir, alterar, el genoma de cualquier célula de una manera fácil, rápida, económica y, sobre todo, altamente precisa. Cambiar el genoma significa cambiar lo esencial de un ser. (*) Científico | BioFab Perú | http://www.biofab.com.pe