El Gasoducto Sur Peruano (GSP) está parado desde enero del 2017 por problemas de financiamiento bancario, debido a la corrupción de Odebrecht. También hay disputas entre los propios accionistas y entre éstos y el Estado, lo que ha originado demandas de arbitrajes. A lo que se agrega las amenazas de juicios al Estado por proveedores y contratistas, grandes y pequeños, con enormes deudas impagas y al borde de la quiebra, con miles de empleos perdidos. El Poder Ejecutivo ha sido incapaz de “destrabar” esta importante inversión (que representa 1% del PBI), quizá porque desde lo más alto del gobierno no se quiere aparecer “como que se está ayudando” al consorcio GSP, liderado por Odebrecht y donde también participan Enagás de España y GyM. Falso dilema. Sí se pueden “encapsular” todos los entuertos del pasado reciente, al mismo tiempo que se vuelve a licitar el proyecto (todos los activos ya pasaron a Proinversión), bajo nuevas condiciones. Dejemos que el Ministerio Público y el Poder Judicial determinen si hubo corrupción, lo cual se aclarará aún más cuando los fiscales anti-corrupción viajen a Brasil, ya no para investigar el financiamiento a las campañas electorales, sino las coimas para obtener las obras. Ojo, pestaña y ceja. Mientras, hay cada vez más razones para que el proyecto “resucite”. Una es la reciente propuesta de Evo Morales de exportar gas por Ilo (Moquegua). Bolivia exporta hoy a Brasil y Argentina a buenos precios. Pero en el mediano plazo ambos van a producir gas (Brasil en el Pre-sal y Argentina gas esquisto en Vaca Muerta) y Bolivia quiere diversificar sus mercados, apuntando a los altos precios de Japón y Europa y no al mercado gringo –proyecto de Sánchez de Losada derrotado en el 2003-, donde el precio Henry Hub está por los suelos. El Presidente Vizcarra –que conoce a fondo los beneficios del proyecto- ha manifestado su acuerdo. Y añadió: “está pendiente el desarrollo del proyecto del GSP, el cual también llevaría el gas natural a esta región. Si hay doble abastecimiento, va a ser siempre mejor para la población" (Andina, 28/04). Buena. Por el lado de la oferta no hay problema, pues la estatal china CNPC tiene 4 TCF de reservas en el Lote 58 de Camisea (el 40% del Lote 88) y ya comenzó la inversión de US$ 4,000 millones para producir 360 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd) de gas y 30,000 barriles diarios de líquidos (que dan la mayor rentabilidad). ¿Por donde saldría esa producción si no hay GSP? Pues por Lima, acentuando el centralismo y, sobretodo, incumpliendo con dar seguridad energética pues seguiríamos con un solo tubo para Lima en el tramo de selva. Por el lado del transporte, hay que volver a licitar el GSP. Se afirma que hay US$ 1,500 millones invertidos. El gobierno debe hacer la tasación y, cuando se concrete la licitación, lo que corresponda irá a un fideicomiso para pagar la reparación civil al Estado y las deudas a proveedores y contratistas, con un orden de prelación satisfactorio para las partes. Además, el GSP podrá transportar el gas boliviano desde Puno hasta Ilo, lo que abarata el costo del peaje. No menos importante es la rebaja de la tasa de interés del 12% del proyecto original. Un reciente informe del Ministerio de Energía y Minas –cuando Gonzalo Tamayo era Ministro- dice que si la tasa baja al 8%, el costo del servicio ya no sería US$ 900 (si el gasoducto estuviera vacío) sino US$ 535 millones anuales. Por el lado de la demanda, la petroquímica provee una demanda considerable para la diversificación productiva. Esto es lo clave. A ello se suma que el gas boliviano necesitará una planta de licuefacción para la exportación. Tema clave poco discutido: si no llega el gas para alimentar las centrales del Nodo Energético del sur, éstas no serán “generación eficiente”. En el 2021, debido al crecimiento de la demanda, despacharán a diario quemando diésel caro (ese año se cruzan las curvas de Generación Eficiente y demanda, ver gráfico). Dice el COES que el costo marginal máximo subiría de US$ 62 a 284 MW/hora. Ojo con ese recibo de luz. ¿Quiénes se benefician? Pues todas las empresas con centrales hidroeléctricas y las centrales a gas de Chilca. ¿Por qué? Porque venderían su electricidad barata al precio carísimo de las que queman diésel (super contaminante), pues así lo dicta la legislación vigente. ¿Será esa la “agenda encubierta” de los opositores al GSP? Por lo expuesto aquí (hay más que se queda en el tintero), están dadas las condiciones para que renazca el GSP, como ya lo ha dicho el Presidente. Ojalá que el Premier Villanueva lo anuncie hoy mismo, demostrando que se puede superar el “lobbysmo” del período PPK, para beneficio del sur y del Perú. (1) Ver, Informe COES/DP-01-2017 “Informe de Diagnóstico de las Condiciones Operativas del SEIN 2019 - 2028”, www.coes.org.pe