Viajes con un mapa en blanco

Vásquez compendia un conjunto de conferencias y artículos separados por el tiempo pero unidos por una misma obsesión, la búsqueda de una respuesta a esa pregunta —inmensa a pesar de su sencillez— que acompaña a poetas, narradores, dramaturgos y ensayistas desde el comienzo de la escritura, y que quizá nunca pueda ser respondida a plenitud: ¿Por qué se escribe? ,Además de una obra de ficción envidiable —quizá la más consistente de la literatura en español de los últimos años, con libros como El ruido de las cosas al caer (Premio Alfaguara 2011) o La forma de las ruinas—,Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973) ha dedicado buena parte de su trabajo al ensayo. Resultado de ello han sido El arte de la distorsión (que incluye un famoso y sugestivo texto donde se propone una lectura de Cien años de soledad en clave de novela realista) y el reciente Viajes con un mapa en blanco. En este último, Vásquez compendia un conjunto de conferencias y artículos separados por el tiempo pero unidos por una misma obsesión, la búsqueda de una respuesta a esa pregunta —inmensa a pesar de su sencillez— que acompaña a poetas, narradores, dramaturgos y ensayistas desde el comienzo de la escritura, y que quizá nunca pueda ser respondida a plenitud: ¿Por qué se escribe? He leído el libro con la misma ansiedad que producen los buenos policiales o esas trepidantes novelas de espías que sobresaltan al lector a cada vuelta de página. Pero en lugar de los asesinatos, traiciones, peleas y golpes de efecto, Viajes con un mapa en blanco mantiene la sensación de asombro gracias a unas propuestas, consideraciones y testimonios acerca del trabajo del escritor tan sorprendentes, frescas y provocadoras como los requiebros de una aventura de Phillip Marlowe o Hercules Poirot. Muchas de las reflexiones propuestas por Vásquez resultan muy persuasivas y luminosas. Asegura que El Quijote fue un hito fundamental de la historia de la literatura por muchas razones, pero insiste en dos: en la desaparición del mundo sin matices de los héroes pasados por uno lleno de verdades contradictorias y en la vindicación de la ironía como camino para comprender los dobleces del mundo y de sus gentes. También que la literatura supera a la historia y su versión del pasado suele imponerse porque, en lugar de apostar por las generalizaciones abstractas, las ficciones recogen historias de seres individuales. Asimismo, que la revolución de la literatura latinoamericana del boom era un fenómeno inevitable, porque la conquista del continente produjo el gran encuentro de un mundo por contar con una lengua para contarlo. Vásquez no pierde nunca la perspectiva del novelista. Cuando aparecen, Conrad, Joyce, Vargas Llosa, García Márquez o Proust son mucho más que meras referencias bibliográficas. En lugar de limitarse a diseccionar sus propuestas con el comedimiento de un estudioso, los presenta con sus matices y complejidades, y siempre dejan esa sensación de humanidad que logran los personajes literarios bien trazados. Sobre todo emociona ese anciano Tolstoi que, al final de su vida, se ve atacado por un profundo estado de esquizofrenia que confronta al místico con el artista, y que no le impide producir una última obra magistral: Hadji Murat. Como en El arte de la distorsión, transpira entusiasmo y compromiso. Quizá su mejor resumen sea este potente párrafo, que hace recordar el comienzo de Historia de dos ciudades de Dickens: «Escribir libros en los cuales el lector pueda refugiarse y además leerse. Escribir libros donde el lector pueda protegerse del mundo y a la vez conocerlo. Escribir libros donde el lector pueda huir del parloteo sin sentido hacia un lugar donde las palabras vuelven a llenarse de sus perdidos significados y donde sean de nuevo capaces de nombrar el mundo. Escribir libros donde el lector pueda examinar su propia experiencia real en la experiencia ensanchada y realzada de los destinos ficticios. Escribir libros, en fin, donde pueda tomar cuerpo nuevamente eso que escribió una vez pero repitió muchas Carlos Fuentes: la imaginación es la transformación de la experiencia en conocimiento».