Las carreteras IIRSA Norte (Tramo 1) e IIRSA Sur (tramos 2, 3 y 4) fueron adjudicados en el 2005, bajo Toledo, a consorcios que tenían como socios mayoritarios a empresas brasileñas. Recordemos que en el 2004 comienza el super ciclo de precios de las materias primas (más ingresos fiscales) y que estos proyectos fueron Asociaciones Público Privadas (APP). Lo que más se conoce es que las numerosas adendas a estos contratos multiplicaron varias veces la inversión. En el 2016, en EE.UU., Odebrecht admitió haber otorgado coimas por los proyectos IIRSA en los que participó (Tramo 1, 2 y 3), lo que está siendo investigado (Barata dice que le dio US$ 20 millones a Toledo) Se afirma, también, que estos proyectos fueron parte de un programa de expansionismo del “socialismo brasileño del PT”, que sería así el artífice central de la corrupción, vehiculizada por las empresas privadas e impulsada por las grandes “palancas financieras” de que dispone Brasil, entre ellas el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES). La realidad, sin embargo, es bastante más compleja. Y diferente. Un libro del Banco Mundial (1) dice que el impulso central a las APP en el Perú es de la AID de Estados Unidos, desde el 2002, cuando firma con el MEF un Acuerdo de Cooperación para asistir al gobierno en el diseño e implementación de 4 a 6 APP (pág. 127). La empresa seleccionada por USAID fue Chemonics International que, con el dinero del Programa de Reducción de la Pobreza, creó una unidad APP que contrató a la empresa IKONS ATN como subcontratista. Esta unidad tenía 4 áreas de acción: estudios de impacto ambiental, diseño de contratos, demanda e ingeniería, y financiamiento de proyectos. Esta empresa asistiría a Proinversión en todo el ciclo del proyecto e interactuaba con el MTC. Cuando en el IIRSA se definen los proyectos (2003) y llegan al gobierno peruano, USAID decidió escoger el Tramo 1 (norte) del IIRSA “como el primer proyecto en que se debería apoyar al gobierno para atraer inversiones privadas que construyan y mantengan las carreteras” (pág. 128). En el 2004 y 2005 entran en acción la CAF, el BID y el Banco Mundial. El documento relata toda una serie de reuniones en Washington, Caracas y Lima donde se va delineando el diseño financiero del proyecto (pág. 133). Esquematizando, el diseño es el siguiente: el concedente (el gobierno) emitiría Certificados de Avance de Obra (CAO) cada vez que el concesionario concluya el 10% de la inversión total. A eso se le llama “hito”. Estos CAO dan lugar a un pago que garantiza la obligación directa, general, incondicional e irrevocable del concedente de pagar el monto establecido en dicho certificado (CRPAO). Este CRPAO se paga sí o sí, incluso si el proyecto se detiene por ‘x’ motivos. Ese CRPAO se puede negociar en el mercado financiero, lo que permite a la empresa conseguir el dinero para invertir en el siguiente hito. Así, lo único que se necesita para comenzar el proyecto es el 10% inicial de la inversión, lo que no ocurre en la mayoría de los países que tienen APP. Dice José Luis Guasch, ex Banco Mundial: “eso es fantástico para ellas”. Con todas esas garantías, ¿eran o no estos IIRSA una pera en dulce? En junio del 2005 el consorcio Odebrecht “ganó” el Tramo I. Ponemos las comillas porque “coimearon para ganar” como ellos mismos lo admiten. En agosto del 2006, el gobierno peruano emitió bonos en Nueva York –con la asesoría del Morgan Stanley- por US$ 230 millones, garantizados por los CRPAO. El Banco Mundial, el BID y la CAF actuaron como avales y garantes. Colorín, colorado, el proyecto coimeado estaba financiado. Las lecciones son varias. Primero, que el esquema de la APP lo impulsa USAID. Segundo, que el BM, el BID y la CAF son actores centrales. Tercero, que el interés es que los privados hagan obras públicas. Cuarto, que el gobierno peruano a través de Proinversión es el “más audaz”, pues le financia la inversión al privado con el CRPAO. Quinto, que en todo este esquema no interviene el BNDES, lo que no quita que prestó dinero a empresas brasileñas. Sexto, que la bonanza fiscal producto del super ciclo de precios de las materias primas colaboró con el “éxito” de estos esquemas. Séptimo, que Odebrecht encontró terreno fértil para sus estrategias de corrupción y de coimas, lo que se acentuó y agravó con las adendas del 2006 en adelante. Octavo, y más importante, ¿cuál fue el rol de los ministros y viceministros de economía y de Proinversión durante los años de creación de este sistema “complejo” donde coinciden la coima con el subsidio a la inversión? Y también, claro, ¿cuál fue el rol del Presidente de la República y su Primer Ministro? (1) Best practices in public-private partnerships financing in latin america: the role of guarantees Washington, DC 2012