En la encuesta de GfK en La República se dice que el 28% de la población le pide al gobierno “crear más puestos de trabajo formal, con beneficios de ley”, superando el 23% de marzo del 2017 (si se considera solo al sector D y E, la cifra sube a 32%). Esta respuesta es apenas inferior al 30% que dice que se debe meter presos a los delincuentes y pandilleros e iguala al 28% que opina que se debe “meter presos a los corruptos”. Esta opinión es consistente con el decrecimiento económico de varios años. En efecto, el empleo urbano en las empresas de más de 10 trabajadores, medido por el Ministerio de Trabajo en Lima y otras 29 ciudades, ha caído en el III Trimestre del 2017, comparado con el año anterior. Y el PBI no primario calculado por el BCRP (que excluye del PBI a la agricultura, la pesca y la minería) ha crecido en los últimos cuatro trimestres muy por debajo de lo registrado en cualquier periodo similar desde el 2004, con la sola excepción de la recesión de 2008-09. La razón es el bajo crecimiento de la inversión privada y pública. La inversión privada cayó del 2014 al 2016. En el 2017 se cayó los primeros trimestres, para crecer (después de 14 trimestres) 5.4% en el III Trimestre. Bien, pero no para exagerar. Es como si alguien se hubiera caído de un quinto piso hasta la calle. Y ahora está subiendo al primer piso. La inversión pública cayó 2% y 9.5% en el 2014 y 2015. En el 2016 creció un magro 0.6%, sobre todo por el innecesario recorte de 12.8% en el IV Trimestre del año pasado. En el 2017 siguió cayendo: 16.4 y 6% en el I y II Trimestre para, al fin, crecer en 5% en el III Trimestre. Para igualar el monto del 2016, la inversión pública tendría que crecer más de 9,000 millones de soles en el IV Trimestre. Difícil, pero no imposible, pues se ha logrado en años anteriores: siempre se invierte (y se gasta) al final del año. Por eso el gobierno debiera poner aquí su máxima, pues la inversión pública es un arma central hacia la reactivación económica –y a la creación de empleos–. El exministro Zavala y la actual ministra Claudia Cooper parece que así lo comprenden pues lo han manifestado en varias ocasiones. El problema puede venir por el lado del déficit fiscal, cuya meta ha sido fijada en 3% del PBI para el 2017 (y 3.5% para el 2018). ¿Por qué? Porque actualmente el déficit fiscal está creciendo y en el III Trimestre de este año ha sido de 4.5% del PBI. Como esta meta tiene que cumplirse sí o sí, si la recaudación tributaria no aumenta, el gobierno va a tener que recortar la inversión pública para cumplirla. O, también, el gobierno puede elevar el déficit fiscal a 3.5 o 4% del PBI para que la inversión pública no se “plante”. Hasta ahora el gobierno no menciona esa posibilidad pues confía en que la recaudación tributaria aumentará (y reducirá el déficit fiscal hasta el 3% previsto), pues han subido los precios internacionales de los minerales, sobre todo el cobre. Pero esa apuesta es riesgosa porque dichos precios vienen subiendo desde hace dos años, si bien las alzas recientes son las más importantes. Y no han incidido en un aumento de los ingresos fiscales, los ingresos corrientes del gobierno general han bajado desde el 22.8% a 18.5% del PBI del 2012 al 2016. Y las proyecciones dicen que solo llegarán al 18% en el 2017. Una de las razones que pueden explicar esta paradoja (suben los precios de los minerales pero no aumenta la recaudación) podría encontrarse en la devolución de impuestos (sobre todo del IGV), que proviene de los años anteriores. Otra razón ya la anotamos al principio: el decrecimiento económico producto de la caída de la inversión privada y pública tiene paralizada a la economía urbana con un alto grado de capacidad ociosa. Y la tercera es la evasión y la elusión tributaria. Dice Víctor Shiguiyama, Jefe de la Sunat, que son S/ 58,000 millones, lo que equivale al 55% de la recaudación total. A lo que se suman los montos no recaudados por las exoneraciones tributarias. Además de la corrupción, claro está. Para terminar, volvemos siempre a lo mismo. Se sabe de la gran influencia que tiene el contexto externo en la economía peruana (Waldo Mendoza dice que los determinantes externos explican en promedio el 67% de las fluctuaciones económicas en el Perú). Y estas causas externas se leen así: gran, enorme y excesiva dependencia en las materias primas que exportamos. ¿Lograremos poner en marcha una diversificación del aparato productivo para “graduarnos” de esa dependencia y pretender entrar a ligas mayores? Casi imposible con este gobierno. En el corto plazo, la reactivación económica depende en gran medida de mantener el ritmo de la inversión pública (que incluye la reconstrucción). Y para eso es urgente incrementar la meta del déficit fiscal para “aumentar los puestos de trabajo formal”, que es lo que pide la gente.