Las recientes alzas de precios de los minerales, sobre todo del cobre, han tenido un impacto importante en las cuentas económicas y también en los ingresos fiscales. En los últimos 12 meses, el cobre ha pasado de US$ 2.50 a 3.10 por libra. En el mismo periodo, el oro también subió, pero menos: pasó de US$ 1,100 la Tonelada a US$ 1,350, cayendo a US$ 1,250 en los últimos días. En cuanto a las exportaciones, dice Cooperacción que su valor bordearía los US$ 25,000 millones al final del año, acercándose a los niveles pico del 2011 y 2012, de US$ 25,921 y US$ 26,952 millones, respectivamente. Agregan que la contribución de la minería en los impuestos ha aumentado más de 100% con respecto al 2016. Dicho esto, la caída había sido tan brusca, que aún no se recupera los niveles de recaudación de años anteriores. Ahora bien, la gran pregunta que debemos hacernos es: ¿estos niveles de precios son sostenibles? ¿Se viene otro superciclo de precios de las materias primas, como aquel que se vivió entre el 2003 y el 2012-2013? Los analistas dicen, de un lado, que no se aprecia un aumento significativo de la productividad y, de otro, que no está en sus radares nada parecido al terremoto que significó la entrada de China a la Organización Mundial de Comercio en el 2001. No se vislumbra un hecho de estas proporciones en las próximas décadas, ni siquiera en el caso de la India. Entonces, ¿por qué han estado subiendo los precios de los commodities? Dice el reciente Informe del Banco Mundial (CMO, 1), que el precio del cobre sube por razones coyunturales: ligero repunte de la economía china y problema de escasez de oferta debido a temas puntuales. Además, el CMO proyecta los precios reales (descontando la inflación) al 2030. Veamos qué dice sobre los commodities que exportamos. El cobre estará en US$ 3.08/libra en el 2018, en US$ 2.85 en el 2020, en US$ 2.38 en el 2025 y en US$ 1.98 en el 2030. El zinc estará en US$ 1.40/libra en el 2018, US$ 1.23 al 2020, US$ 1.08 en el 2025 y US$ 0.90 en el 2030. De su lado, el estaño estará en: US$ 9.55/libra en el 2018, US$ 9.35 en el 2020, US$ 8.9 en el 2025 y US$ 8.62 en el 2030. El oro estará en: US$ 1,273/tm en el 2018, US$ 1,199 en el 2020, US$ 1,045 en el 2025 y US$ 907 en el 2030. Nótese que, en todos los casos, los precios van a la baja, lo que concuerda con los recientes análisis de la economía mundial. Hay que poner aquí una salvedad: los pronósticos no son más que eso. Y muchas veces se han equivocado. Dicho esto, estas “adivinanzas” se sustentan en una base amplia de análisis. Y, aunque no guste, con estos bueyes hay que arar. Si esto es así, queda claro que se debe aprovechar esta ventana de oportunidad para avanzar hacia encender otros motores en la economía, algo que el FMI ahora también recomienda. Veamos por qué. El FMI clasifica a los países de una manera distinta a la del Banco Mundial (BM). El BM solo toma en cuenta el PBI promedio per cápita anual de los países y los divide en 3 categorías: ingresos bajos, ingresos medianos (que a la vez se divide en medianos bajos y medianos altos; aquí está el Perú con US$ 6,700 anuales, que equivale a US$ 560 mensuales) e ingresos altos (más de US$ 12,000 por año). El FMI solo tiene dos categorías: Economías Avanzadas(EA) y Economías Emergentes y en Desarrollo (EED). En las EA están los países industrializados y en las EED todos los demás países, incluidos Arabia Saudita, Kuwait, Chile y Argentina, que sí figuran como países de ingresos altos en el Banco Mundial (2). Esto se debe a que el FMI utiliza, además del ingreso promedio per cápita, dos criterios adicionales: la diversificación de las exportaciones y el grado de integración en el sistema financiero global. Si las exportaciones de materias primas son superiores al 50%, no califica como EA y tampoco califica si su Posición de Activos y Pasivos Internacionales es negativa, o sea, si es un deudor neto. Queda claro por todos lados, que permanecer como exportador de materias primas es apostar por quedarnos en el pelotón de rezagados. No se trata de dejar de exportarlas (lo que debe continuar de la mano con el cumplimiento de la licencia social, fiscal y ambiental) sino de superar la estrecha visión de aquellos que desdeñan, hasta de manera despectiva, la puesta en marcha de otras alternativas. En síntesis, no tenemos a la vista un nuevo superciclo de precios. Lo que hay es una ventana de oportunidad que nos puede permitir avanzar hacia la diversificación productiva en el camino que permita superar la dependencia de las materias primas, como lo dice el propio FMI. Pero si la creencia es que con esta alza coyuntural podemos de nuevo activar el “piloto automático” pues “el mercado proveerá”, nos quedaremos en el mismo sitio. 1 Ver Commodity Markets Outlook, CMO, que se publica en abril y octubre de cada año, en http://www.worldbank.org/en/research/commodity-markets 2 Ver “De la trampa del ingreso medio a la diversificación productiva” en http://www.desco.org.pe/el-arte-del-desgobierno-serie-peru-hoy-n%C2%BA-31-julio-2017