Rechazo a Maduro y apuesta por una negociación de partes para recuperar la democracia.,Los cancilleres de 14 países de la región y los representantes especiales de otros 3 –17 en total– aprobaron hace unas horas en Lima una declaración firme y directa contra el gobierno de Nicolás Maduro, manifestando por primera vez que lo que ha sucedido en Venezuela es la ruptura del orden democrático, es decir, la instalación de una dictadura, tal como se dijo en la presentación de la declaración ante la prensa. Esta dura respuesta de la comunidad democrática del hemisferio americano a la designación fraudulenta de la asamblea constituyente madurista es la expresión del mayor consenso alcanzado por la diplomacia de la región desde que se inició la deriva autoritaria del gobierno de Caracas, sumiéndolo en un profundo aislamiento que hace años no se veía. Los cancilleres en Lima aprobaron una declaración de 16 puntos en la que manifiestan que la constituyente es ilegítima, reconociendo al mismo tiempo al parlamento elegido democráticamente el año 2015. Del mismo modo, rechazan los actos de violencia, la sistemática violación de los DDHH, la persecución de los opositores y los procesos contra los presos políticos. De modo franco, los cancilleres cuestionan los procesos electorales sin garantías ni observación electoral, en clara alusión al segundo acto de la estrategia de Maduro, que son las elecciones regionales y locales programadas para las próximas semanas. Los últimos puntos resumen la estrategia de los países reunidos en Lima para colaborar con el restablecimiento de la democracia en Venezuela, entre ellos continuar con el procedimiento de aplicación de la Carta Democrática Interamericana al gobierno de Maduro, lo que traslada por ahora las iniciativas a una nueva reunión de la OEA que esta vez tendrá que aprobar la suspensión de Venezuela. Asimismo, se han comprometido en reunirse en el marco de la próxima reunión de la Asamblea General de la ONU, lo que hace al caso venezolano un eje del posicionamiento extra regional. Finalmente, los cancilleres se han expresado a favor de un diálogo que tenga como elemento una negociación creíble y de buena fe, “que tenga el consenso de las partes y que esté orientado a alcanzar pacíficamente el restablecimiento de la democracia en el país”, lo que resumen el nivel al que ha llegado la crisis venezolana. El uso de la palabra “negociación” y “partes”, y la mención de que este proceso tenga como propósito recuperar la democracia, abre una nueva agenda para ese país, sobre todo desde la perspectiva de los 17 países de la región, es decir, que todo acuerdo debería pasar ahora por la salida del poder de Maduro. La declaración de Lima implica la puesta en movimiento de un nuevo polo internacional en favor de la democracia en Venezuela y activa la movilización continental cuyo propósito trasciende el caso mismo venezolano. Su gobierno ha llegado a superar un límite inadmisible de modo que su vigencia no es tolerada por una región que pugna por mejorar la calidad de su democracia. No hay punto de retorno para Maduro.