Un tema relevante para la marcha de la economía es la evolución del tipo de cambio, junto con la de precios relativos importantes, como el salario real o la tasa de interés real, entre otras. Comentaré en esta oportunidad brevemente qué factores —algunos poco conocidos— están detrás de la evolución del tipo de cambio nominal.
¿Qué factores internos están detrás del tipo de cambio nominal? (Lo que llamaríamos el valor facial del dólar o el precio al que se transa este en un banco, casa de cambio o en la calle) muchos piensan que este depende fundamentalmente de factores locales, por ejemplo, cuando en periodos de regularización del pago de impuestos como el de renta, no pocas firmas deben vender sus dólares acumulados y así contar con los soles necesarios para el pago de sus obligaciones tributarias; esta venta realizada en un corto periodo de tiempo produce un aumento de la oferta de dólares, y genera así una presión a la baja del tipo de cambio. Contrariamente, cuando se origina una caída, por ejemplo, de precios en los metales, se prevé una elevación del tipo de cambio dado el menor ingreso de dólares por exportaciones. Pasa algo parecido cuando se reduce la inversión extranjera y consecuentemente la disponibilidad de dólares en el país también. Probablemente, estas son las explicaciones más comunes sobre la dinámica interna del precio del dólar, pero desde fuera de la economía local hay factores tan o más importantes también, menos conocidos, pero no por eso menos importantes.
En la economía internacional, por ejemplo, cuando el banco central gringo (Fed) aún a la fecha no ha decidido optar por sostenidas reducciones de sus tasas de interés, ello a pesar de mostrar una actividad económica en recuperación, ocurre esto, porque a la vez hay riesgos de que la inflación en EEUU no muestre una tendencia convergente al 2%. Este diferimiento de bajadas sucesivas por la Fed ha generado una complicación a los bancos centrales de América Latina que en los últimos meses habían venido reduciendo sus tasas de interés, al ir bajando sus tasas inflacionarias.
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Es en este contexto de mayor incertidumbre en el que se desarrolla una técnica de trading buscando beneficios de las diferencias existentes entre las tasas de interés de dos divisas. El carry trade, también conocido como bicicleta financiera, puede resultar muy rentable si se gestiona correctamente. La idea es simple: se toma dinero prestado en monedas de países con bajas tasas de interés para financiar inversiones en países con mayores tasas. Una consecuencia de la práctica descrita es la generación de flujos de divisas, lo que hace más volátiles los tipos de cambio.
Probablemente, la pausa de la tasa de interés de referencia en 6,25% de febrero a marzo por parte del Banco Central nuestro y más activas intervenciones por parte de este (siendo el régimen cambiario vigente de flotación intervenida) buscaría que no se sigan ampliando los diferenciales de tasas de interés y así moderar la volatilidad y presiones devaluatorias del tipo de cambio local, lo que incide en la inflación, vía insumos importados más caros, o encarecimiento de productos finales importados o aumento precios de bienes finales localmente producidos.
Es así que buscando curarse en salud, cuando en términos analizados la inflación venía mostrando una tendencia a la baja, ya cerca del regreso al rango meta (entre 3 y 1%), ocurre un resultado no esperado, como que esta pase de 3,02% en enero a 3,29% en febrero.
En suma, el precio del dólar en el Perú responde no solo a factores locales, algunos bastante conocidos, sino a externos también —no tan conocidos quizás—, lo que implica contar con un banco central muy activo y promedialmente acertado en sus intervenciones, en medio de una economía globalizada con vasos comunicantes cada vez más amplios. Como vemos, no pocos de los desenvolvimientos de tipo de cambio responden a factores exógenos, frente a lo que es indispensable desarrollar una política monetaria proactiva.