Más caos en el transporte
Se están dando medidas inconexas que solo apuntan a generar confusión y desorden.
El transporte urbano es un caos. Es una verdad indiscutible, y también lo es que poco o nada se ha avanzado en ese sector, tan estratégico para la vida de la gran mayoría de las personas que pasan buena parte del día trasladándose de un lado a otro de la ciudad, con el desgaste natural que eso representa, debido al embotellamiento en determinadas arterias, el tráfico y las infracciones provocadas por motos, autos viejos, micros, buses, transeúntes, etc.
La pandemia puso un compás de espera a la ansiada reforma por una serie de normas sanitarias. Superada la larga emergencia, hemos regresado al desorden y a las horas perdidas en el tráfico sin que haya mejorado un ápice, sino que, por el contrario, todo ha empeorado y ha retrocedido.
Se trata de la desaparición de algunos de los corredores que, pese a su función ordenadora, están siendo reemplazados por automóviles “piratas”, lo que aumenta el colapso en las horas punta. Esta medida del municipio de Lima se ha complementado con el anuncio de un empadronamiento de choferes del servicio de colectivo. Esos corredores están concesionados, y que los formales tengan ahora que competir con los informales va a generar problemas legales.
Desde el Congreso también se está poniendo la cuota de desorden y caos en el transporte. Un proyecto de ley promovido por el parlamentario Segundo Montalvo, de Perú Libre, y que es similar a otro del exministro fugado Juan Silva busca la formalización de los colectiveros. Esta ley pretende que puedan operar libremente, sin distinción alguna, con sus unidades de taxi colectivo. Como se recuerda, este tipo de servicio solo está prohibido en Lima y Callao.
Ayer, el Consejo de Ministros ha aprobado una disposición que permitirá la remoción de los cargos en la Autoridad de Transporte Urbano (ATU). Aunque la ministra del sector se ha mostrado totalmente contraria a la formalización del taxi colectivo, ha argumentado en un largo tuit que la medida dirigida a la ATU está destinada a producir cambios para mejorar el transporte de pasajeros.
Hay poco que defender de la gestión actual de ATU, pero lo importante es la institucionalidad en un sector en el que las pocas reformas realizadas están en franco retroceso y cuando el caos y el desorden se han impuesto, en concierto con las decisiones que adoptan autoridades que parecen manejar sin rumbo.