Para estar el país tan mal como señalan cada vez más personas en la política y en los medios, tan mal no le va a la aprobación del presidente Martín Vizcarra según Ipsos.
Porque tener una aprobación de 70% luego de casi cien días de cuarentena, siendo el séptimo país del mundo con más casos de contagio del covid-19 –un indicador que siempre debe ser contrastado con el número de pruebas que se hacen– después de superar a Italia, y estar entre los primeros países del mundo en caída proyectada de la producción en 2020 –el Banco Mundial indica un descenso de 12% que seguramente será unos puntos peor–, la verdad es que no está mal.
Algunos críticos del gobierno que no llegan a poder explicar esa aparente contradicción entre una situación catastrófica, y una aprobación tan alta al principal responsable de la respuesta a la pandemia en el país, suelen decir lo que dicen todos los candidatos cuando están atrás en la competencia, que los sondeos mienten, que son comprados, para terminar con la típica: ¿y a usted lo han encuestado?
Pero, como decía Adam Smith, “la ciencia es el gran antídoto contra el veneno del entusiasmo y la superstición”, así que mejor es encontrar alguna explicación mejor sustentada que esas.
Para empezar, la tendencia de la aprobación presidencial está en caída: diez puntos menos en mayo y 17 puntos menos que el 21 de marzo, cuando recién se había decretado la cuarenta.
Esta columna previó, desde entonces, que la tendencia de la aprobación presidencial iría a la baja pues al liderazgo de la reacción inicial se enfrenaría la grave limitación de la escuálida capacidad del sistema de salud pública. Lo que más sorprende a este espacio es que aún siga siendo elevada.
Asimismo, la desaprobación al ministro de salud ha crecido hasta 55% y es catorce puntos mayor que su aprobación, mientras que el respaldo popular a la titular del MEF ha descendido trece puntos en el último mes, pero siendo aún de 59%, que no es poca cosa.
Lo que parece señalar la encuesta de Ipsos es que el presidente Vizcarra ha logrado construir un teflón sólido, que, sin embargo, se irá deteriorando a medida que la crisis económica que se viene se sienta con más intensidad.
Suscríbete aquí al boletín de Augusto Álvarez Rodrich en La República y recibe en tu correo electrónico, todos los viernes, las ediciones de su programa “Claro y directo” y su columna diaria.