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Estados Unidos y su polémico apoyo a un país en la guerra entre Perú y Chile: terminó siendo un rival inesperado

La Guerra del Pacífico generó un giro en la relación entre Estados Unidos y el país latinoamericano involucrado. Los intereses comerciales estadounidenses en un producto de gran valor de esa época inclinaron la balanza a favor.

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La Guerra del Pacífico tuvo lugar en un contexto en el que varios países miraban con interés la región latinoamericana, especialmente por sus riquezas naturales. Foto: composición LR/CDN

En el marco de la Guerra del Pacífico, que enfrentó a Chile contra Perú y Bolivia, Estados Unidos adoptó una postura que favoreció a uno de esos tres países. Este conflicto, entre 1879 y 1884, atrajo la atención de varias potencias mundiales, incluidas las norteamericanas, por los recursos estratégicos en juego, como el salitre, esencial para la producción de pólvora y fertilizantes.

A lo largo de la guerra, la relación entre ese país latinoamericano y Estados Unidos se fue estrechando por intereses comerciales, lo que beneficiaba a la potencia norteamericana. No obstante, esta aparente alianza inicial se desmoronó con el tiempo, llevándolos a una rivalidad que sería evidente en la década siguiente. Esa nación, al consolidar su poder militar y naval tras la guerra, comenzó a representar una amenaza para los intereses estadounidenses en la región.

Este país poseía el barco más moderno del mundo en su momento. Foto: Tendencias hoy

¿A qué país 'apoyó' Estados Unidos durante la guerra entre Chile y Perú en 1879?

La Guerra del Pacífico tuvo lugar en un contexto en el que varios países miraban con interés la región latinoamericana, especialmente por sus riquezas naturales. Estados Unidos, aunque no se involucró militarmente, adoptó una postura más favorable hacia Chile. Esto se debió, en gran medida, a que la economía chilena era más estable y abierta al comercio en comparación con la de Perú y Bolivia, que estaban atravesando dificultades internas.

El salitre, un recurso clave en los territorios en disputa, se convirtió en un punto focal para los intereses comerciales de Estados Unidos. Varias empresas norteamericanas mantenían relaciones comerciales con Chile, lo que incentivó una diplomacia más cercana hacia este país. A pesar de intentar mediar en el conflicto, Estados Unidos propuso un acuerdo que exigía la devolución de los territorios ocupados por Chile, lo que fue rechazado, y las tensiones diplomáticas aumentaron.

¿Cómo era la relación entre Chile y Estados Unidos?

Durante la Guerra del Pacífico, la relación entre Chile y Estados Unidos fue, en general, favorable. Chile era visto como un socio más predecible y eficiente, lo que facilitó una mayor cooperación económica y diplomática. A nivel comercial, la exportación de salitre representaba un beneficio mutuo. La diplomacia estadounidense intentó, sin mucho éxito, mantener la neutralidad, pero era claro que sus intereses se alineaban más con Chile, sobre todo para evitar la intervención de potencias europeas, como el Reino Unido, en la región.

La figura del secretario de Estado James G. Blaine fue clave en los esfuerzos por mediar en el conflicto, aunque sus iniciativas no prosperaron debido a la resistencia chilena a devolver territorios ocupados. Aun así, la relación entre ambos países se mantuvo relativamente cordial hasta la década siguiente, cuando Chile emergió como una potencia militar con la capacidad de desafiar a Estados Unidos en América Latina.

¿Cómo terminó Chile siendo rival de Estados Unidos?

Tras su victoria en la Guerra del Pacífico, Chile se consolidó como una fuerza naval de importancia en América Latina, lo que lo llevó a ejercer un mayor control en la región. Su armada, modernizada con barcos como el crucero Esmeralda, comenzó a proyectar poder más allá de sus fronteras, chocando directamente con los intereses de Estados Unidos. Un momento clave en esta rivalidad ocurrió en 1885, cuando Chile envió el Esmeralda a Panamá para proteger sus intereses durante una revuelta separatista, sorprendiendo a los estadounidenses.

La hegemonía naval chilena, basada en la “diplomacia de cañonera”, comenzó a representar un desafío directo para Estados Unidos, que buscaba consolidar su influencia en el hemisferio occidental. Las tensiones se profundizaron durante la guerra civil chilena de 1891, cuando Estados Unidos apoyó al presidente José Manuel Balmaceda, mientras que las fuerzas opositoras contaban con el respaldo británico. Esta confrontación exacerbó la rivalidad, que perduró a lo largo de las siguientes décadas, marcando un capítulo importante en las relaciones diplomáticas entre Chile y Estados Unidos.