El gobierno de Brasil informó este miércoles que evalúa reimplantar el horario de verano, suspendido desde 2019, para ahorrar energía y aliviar la demanda del sistema eléctrico en horas pico en momentos en que el país enfrenta la peor sequía desde que se tienen registros.
"Es algo que está sobre la mesa", admitió el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira, a periodistas en Brasilia.
"Todos debemos ayudar. El horario de verano puede ser una buena alternativa para ahorrar energía", corroboró Geraldo Alckmin, vicepresidente y ministro de Desarrollo, Industria y Comercio.
Silveira afirmó no obstante que la medida, divisoria en la sociedad brasileña, está en "una fase de evaluación" debido a sus implicaciones en el sistema energético y en la actividad de la principal economía de América Latina.
Pero aseguró que su posible implantación responde a que el país enfrenta actualmente "un momento realmente crítico, de máximo despacho térmico", cuando los brasileños retornan a casa de trabajar, prenden dispositivos electrónicos y se bañan.
Ese "pico grande" coincide con el momento del día en que se reduce la energía solar y eólica, que respaldan a la vasta red hidroeléctrica, explicó.
Descartando cualquier riesgo de racionamiento o falta de energía eléctrica, Silveira afirmó que el cambio de horario podría ayudar a "diluir" la demanda en horas pico y a fortalecer el sistema.
Además de padecer la peor sequía desde que hay registros, en los años 1950, Brasil enfrenta desde hace meses una serie de incendios que, además de arrasar recursos naturales, ponen en riesgo parte de la infraestructura eléctrica.
El horario de verano fue instaurado en Brasil en 1931, pero fue suspendido en 2019, durante el gobierno del expresidente Jair Bolsonaro, argumentando que sus beneficios no eran considerables y que era impopular.
La medida, que regía entre el primer domingo de noviembre y el tercero de febrero, consistía en adelantar una hora el reloj para ahorrar energía aprovechando la luz natural.
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