Una madre colombiana y su hija son protagonistas de una conmovedora historia luego de que se conocieran por primera vez tras 39 años. Según la entrevista dada al medio El Tiempo, Ana asegura que nunca pensó que su hija la buscaría, pues ella nunca lo intentó, ya que al darla en adopción esta es una cláusula principal a respetar tras entregar al bebé a una nueva familia.
“Yo no intenté buscarla más, no sabía cómo. Además, muchos de los padres adoptivos prefieren evitar el contacto y es el acuerdo que se establece a la hora de entregar el bebé”, declaró. Sin embargo, tras una llamada de un número desconocido, Ana pudo ilusionarse con la idea de conocer a su hija. “Me quedé de una sola pieza. Sentí mucha alegría, pero también nervios”, señaló.
Ana recibió el contacto de Lucia, su hija, quien fue adoptada por una pareja de noruegos, los cuales ya fallecieron. Aunque las primeras comunicaciones entre ambas fueron tímidas, lograron conocerse un poco más he incluso hablar de sus familias; además, Lucia le informó que haría un viaje a Colombia con la finalidad de poder conocerla personalmente.
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Aunque esto significó una gran alegría para Ana, sabía que era momento de revelar un secreto que había guardado por la mayor parte de su vida, pues su familia nunca se enteró de que ella había estado embarazada, ya que cuando ella se enteró de su estado decidió no comunicarlo, pues vio la difícil situación que sus padres atravesaban y no quiso ser una carga más.
“Yo no podía contarle a nadie, mis papás estaban en Sevilla, Valle, la mayoría de mis hermanas eran pequeñas y cuando fui a visitar a mi hermana mayor, en busca de un consejo, me enteré de que había acabado de tener un bebé”, indicó.
Entonces Ana, tras conseguir ayuda social, optó por esa decisión de dar en adopción a su hija. “Yo nunca pude verla, apenas nació se la llevaron. A mí me mintieron, me dijeron que ella estaría en la institución un mes mientras se resolvía lo de su adopción y en caso de que no se concretara me la daban para llevarla a la casa”, recordó.
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Tras recibir el apoyo de su familia ante la sorprendente confesión, todos planearon la recepción a Lucía, quien viajó desde Noruega a Colombia para conocer a su madre biológica. En su arribo fue recibida con un cartel que decía: ‘Bienvenida, hija Lucía’. “Cuando se abrió la puerta, ella saludó a todos de beso, como si los hubiera conocido de tiempo atrás, luego me saludó a mí, nos abrazamos y nos pusimos a llorar”, contó Ana.
Durante el par de semanas que Lucía estuvo en Colombia, recorrieron varios sitios turísticos en Bogotá y también viajaron a Sevilla, Valle, tierra natal de Ana. Aunque aún no le dice mamá, el parecido físico entre ambas es muy evidente.
Luego de la partida de Lucía, Ana y ella mantienen una comunicación constante. “Nos escribimos por WhatsApp, ella me manda fotos de las niñas, de las cosas que hacen, de eventos que a veces tienen. Incluso hacemos test de personalidad para conocernos más”.
Los nombres fueron cambiados por respeto a la fuente.