Tsutomu Yamaguchi nunca imaginó que la mañana del 6 de agosto de 1945 sería protagonista de uno de los hechos más terribles de la historia de la humanidad ni que seguiría vivo para contarlo. El ingeniero se dirigió a la estación del tren de Hiroshima el fatídico día en el que la bomba nuclear 'Little boy' estalló: solo 8 kilómetros lo separaban de la mortal explosión que asesinó al menos a 140.000 personas, de acuerdo a aproximaciones.
En un instante, un gran destelló lo cegó para luego encontrarse envuelto en una nube gigante de humo negro, escuchando gritos y sintiendo en asolador calor hasta que se desmayó.
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“Vi un gran pilar con forma de seta alzándose hasta el cielo. Era como un tornado, aunque no se movía, pero creció y se extendió horizontalmente en su parte más alta”, narró el hombre años después.
Horas después despertó bañado en sangre, con un zumbido en los oídos y quemaduras en varias partes del cuerpo. Pese a las heridas, pudo trasladarse hacia un refugio donde recibió los primeros auxilios y pudo pasar la noche.
Yamaguchi no vivía en Hiroshima, por lo que al día siguiente, herido y agotado, decidió refugiarse 400 kilómetros más allá de donde estaba: en Nagasaki. Tres días después, Estados Unidos lanzó una segunda bomba, la 'fatman': el hombre volvió a tener la misma sensación que la primera vez.
El ingeniero se encontraba a solo 3 kilómetros de donde explotó la bomba. Al despertarse volvió a ver los cuerpos quemados, las casas destruidas y ya no quedaba nada de su hogar.
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Afortunadamente, su esposa y sus dos hijas lograron sobrevivir, pero la familia sufrió por años de pesadillas y optaron por no hablar sobre el tema por años.
A los 89 años, Yamaguchi decidió contar su historia y empezó a recorrer algunos países para narrar su experiencia y las consecuencias de la guerra. A partir de 2009 fue incluido en la lista de los “hibakusha”(sobrevivientes) debido a que era la única personas que había sobrevivido a ambas catástrofes.
“Ahora puedo contarles a los jóvenes mi terrible historia y todo el mundo sabrá lo que viví incluso después de mi muerte”, contó.
Pese a las dos bombas nucleares no tuvo otras consecuencias graves como otros sobrevivientes. Tras recuperarse continuo trabajando en Mitsubishi, se jubiló y solo en la última partede su vida tuvo problemas relacionadas a la radiación. Finalmente, el 4 de julio de 2010 falleció a los 93 años de cáncer de estómago.