Paraguay celebra sus elecciones presidenciales 2023, las octavas desde el fin de la prolongada dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989). El Partido Colorado, que ha gobernado el país cerca de siete décadas, acude a esta votación con el exministro Santiago Peña como su candidato.
Por otro lado, la Concertación Nacional, que aglutina a la mayor parte de las fuerzas opositoras, apuesta por el liberal Efraín Alegre en su tercer intento de llegar a la presidencia. Ambos candidatos buscan reemplazar a Mario Abdo Benítez y tienen en común la oposición al aborto y al matrimonio igualitario.
Abdo, perteneciente al Partido Colorado, fue electo en 2018 y su gobierno concluirá el 15 de agosto, cuando el nuevo jefe de Estado asuma el cargo.
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Abdo ganó las elecciones de abril de 2018 con el 46,47% sobre Efraín Alegre, quien obtuvo 42,72%. El mandatario llegó al poder tras convertirse en senador en 2013 con el movimiento Paz y Progreso.
El mandatario es hijo del secretario privado del dictador que gobernó Paraguay por 35 años, Alfredo Stroessner. Abdo ha dicho que no apoya la violación de los derechos que ocurrieron en la época.
Durante los cinco años de gobierno, Abdo ha enfrentado dos intentos de juicio político, el primero en agosto de 2019 tras la compra de energía hidroeléctrica binacional Itaipú, compartida con Brasil. En su momento, acusaron al mandatario por “traición a la patria”, pero el intento no prosperó.
En 2021 ocurrió el segundo intento por un supuesto mal desempeño al enfrentar la pandemia de COVID-19, luego de una semana de protestas en la capital, Asunción, por escasez de medicamentos para pacientes y el colapso de los establecimientos de salud.
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La economía paraguaya, usualmente estable, experimentó dificultades debido a las condiciones climáticas que afectaron la producción agrícola y la energía hidroeléctrica. Luego de crecer un 3,2% en 2018, el producto interno bruto (PIB) cayó un 0,4% en 2019 y un 0,8% en 2020, cuando inició la pandemia, según datos del Banco Mundial.
La pobreza se estancó en 2022 y estaba en niveles de años anteriores a la pandemia, mientras que la pobreza extrema continuaba subiendo y llegó al 5,2% en el año 2022.