Este martes 31 de agosto, los talibanes celebran su victoria en Afganistán tras la salida de los últimos soldados estadounidenses, que pone fin a 20 años de una guerra devastadora y abre un nuevo capítulo para este país, marcado por una gran incertidumbre.
La retirada estadounidense es calificada de éxito “histórico” por los insurgentes, que se hicieron con el control de Kabul el 15 de agosto y depusieron al Gobierno afgano tras una rapidísima ofensiva en todo el país.
Los estadounidenses intervinieron en Afganistán en 2001, liderando una coalición internacional que tenía por fin derrocar a los talibanes, que se negaban a entregar al líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, tras los atentados del 11 de setiembre en Estados Unidos.
“Felicitaciones a Afganistán (...) Esta victoria nos pertenece a todos”, declaró Zabihullah Mujahid, portavoz de los islamistas desde el aeropuerto de Kabul, controlado hasta horas antes por las fuerzas estadounidenses.
Foto: captura de Twitter
“Esta es una gran lección para otros invasores y para nuestras futuras generaciones” y “también es una lección para el mundo”, dijo Mujahid. “Es un día histórico, un momento histórico y estamos muy orgullosos”, agregó.
En la ciudad de Kandahar (sur), bastión de los pastunes, etnia a la que pertenecen la mayoría de los talibanes, hubo manifestaciones de alegría en las calles. Sus partidarios invadieron las calles de la segunda ciudad de Afganistán en motocicletas o camionetas. “Hemos derrotado a la superpotencia. Afganistán es el cementerio de las grandes potencias”, clamaban hombres armados.
Marcus Yam, reportero de Los Angeles Times, reportó que los talibanes festejaron empuñando armas, equipos y uniformes proporcionados por Estados Unidos. Asimismo, ejecutaron disparos y cánticos durante toda la noche.
El regreso de los islamistas al poder obligó a los occidentales a evacuar a sus nacionales, pero también a los afganos susceptibles de sufrir represalias, especialmente por haber trabajado para las fuerzas extranjeras.
Tras dos semanas de evacuaciones precipitadas y por momentos caóticas, el último avión de transporte militar C-17 despegó del aeropuerto el lunes, justo antes de la medianoche en Kabul, dijo en Washington el general Kenneth McKenzie, que dirige el Mando Central estadounidense, del que depende Afganistán.
La retirada estadounidense se concretó 24 horas antes de la fecha límite fijada por el presidente Joe Biden, quien debe dirigirse este martes a los estadounidenses, muchos de los cuales se preguntan para qué sirvieron estas dos décadas de presencia en Afganistán.
Aunque el objetivo de terminar con Bin Laden se cumplió el 2 de mayo de 2011, cuando las fuerzas especiales norteamericanas mataron en Pakistán al líder de Al Qaida, Estados Unidos siguió en Afganistán, sobre todo para formar a un ejército afgano que se esfumó rápidamente ante el avance de los talibanes.
En total, Estados Unidos tuvo 2.500 bajas y una factura de 2,3 billones de dólares en 20 años, según un estudio de la Brown University. Además, sale de Afganistán con una imagen enturbiada por su incapacidad para prever la rapidez de la victoria de los talibanes y su gestión de las evacuaciones.
Desde el 14 de agosto y durante 18 días, aviones de Estados Unidos y de sus aliados evacuaron a unas 123.000 personas de Afganistán, según el Pentágono.
Con información de Sputnik News y AFP.