Bernard Madoff, el arquitecto del mayor fraude financiero que se conoce, falleció este miércoles 14 de abril en prisión a los 82 años, tras una vida de película que le llevó de un barrio obrero de Nueva York a lo más alto de Wall Street y, finalmente, a convertirse en una de las figuras más odiadas del mundo de las finanzas.
En el momento de su muerte, cuya causa no se ha hecho pública, Madoff cumplía una condena de 150 años de cárcel tras haber admitido, en 2009, que su multimillonario negocio no era más que una gigantesca estafa piramidal.
Su caso, que estalló en paralelo a la crisis financiera, se convirtió en un paradigma de los peores excesos de Wall Street y del fracaso de las autoridades a la hora de supervisar las operaciones financieras de las que depende buena parte de la economía mundial.
Bernard Madoff, conocido habitualmente con el diminutivo de ‘Bernie’, era, hasta el 2008, uno de los hombres más respetados del mundo de las inversiones, al que multitud de entidades e individuos de todo el mundo habían confiado su dinero.
Durante décadas, el financiero había operado un sistema fraudulento que prometía altas rentabilidades y que pagaba a los primeros inversores con las cantidades que captaba de los clientes más recientes al falsificar supuestas ganancias en el mercado.
Ese esquema Ponzi, que había sobrevivido a varias crisis, se desmoronó con el desplome financiero del 2008, cuando los fondos de inversión que trabajaban con él se vieron obligados a retirar miles de millones de dólares de sus cuentas y Madoff ya no tuvo forma de esconder la realidad.
El veterano inversor, que entonces tenía 70 años, terminó por confesar todo a sus dos hijos, que inmediatamente lo denunciaron a las autoridades.
Bernard Madoff fue arrestado el 11 de diciembre del 2008 en su ático de Manhattan y, unos meses después, se declaró culpable de 11 delitos económicos, por los que se le impuso una sentencia ejemplar con la pena más alta posible.
Ante el juez, el financiero pidió perdón y aseguró que no había ningún tipo de justificación para su comportamiento. “Lo siento mucho y estoy profundamente arrepentido”, dijo al admitir los cargos.
Entre sus víctimas hubo multitud de nombres conocidos, desde el cineasta Steven Spielberg y propietarios de equipos de béisbol y fútbol americano hasta grandes empresarios, así como numerosas instituciones financieras, entre ellas el banco español Santander.
Pero los más afectados fueron miembros de la comunidad judía neoyorquina, incluidos familiares y amigos, que fueron los primeros en entregarle su dinero.
Los últimos años de la vida de Bernard Madoff estuvieron marcados por las tragedias familiares, en buena parte a raíz del descubrimiento de sus delitos. En 2011, su hijo mayor se suicidó en su apartamento de Nueva York en el segundo aniversario de su arresto. Él fue caracterizado por su abogado como “una víctima inocente del crimen monstruoso de su padre” tras dos años de presiones y “acusaciones falsas” en su contra.
Su otro hijo falleció en el 2014 de cáncer a los 48 años tras haber asegurado que la enfermedad, que había superado en el 2003, volvió como consecuencia del escándalo de su padre.
Su esposa, que en un primer momento se había mantenido a su lado, dejó luego de visitarle en prisión, supuestamente a raíz del suicidio de su hijo.
Bernard Madoff había solicitado, en febrero del 2020, abandonar la cárcel al asegurar que sufría una enfermedad renal terminal y que le quedaban “menos de 18 meses de vida”.
Su petición nunca fue aceptada y el exfinanciero falleció en el Centro Médico Federal de Butner, en Carolina del Norte, una instalación penitenciaria para presos con problemas de salud.
Su historia ha dado pie a varios libros, series y películas como “The Wizard of Lies” (2017), en la que Robert De Niro y Michelle Pfeiffer interpretaron al matrimonio Madoff.